San Agustín, “Despiértate, hombre: por ti, Dios se ha hecho hombre” Sermón 185
Juan Taulero, ¿Cuál es el lugar donde Dios viene a pronunciar su palabra y a engendrar a su Hijo? El corazón en donde se tiene que realizar este nacimiento tiene que ser puro, vivir una vida interior intensa, en unión profunda con Dios. Si no se dispersa hacia el exterior sino que se mantiene recogido, unido a Dios en lo más hondo de su ser, Dios lo elige para habitar en él….¡Recógete, pues, si puedes, olvida todo en la oración, libérate de imágenes que se acumulan en tu interior! Cuanto más olvides todo lo demás, tanto más capaz eres de recibir esta Palabra tan misteriosa… ¡Huye de las actividades y de los pensamientos que te agitan porque te impiden la paz interior. Para que Dios hable por su Verbo dentro de nosotros, hace falta que estemos en paz y en silencio interiores. Entonces, nos puede dar a escuchar su Palabra. El hablará a sí mismo en nosotros. Sermón para Navidad.
San Juan Pablo II, Dios nos ha creado para compartir su misma vida; nos llama a ser sus hijos, miembros vivos del Cuerpo místico de Cristo, templos luminosos del Espíritu del Amor. Nos llama a ser “suyos”: quiere que todos seamos santos (Mensaje
San Atanasio de Alejandría: «El Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios» (De Incarnatione, 54, 3: pg 25, 192)
San Ireneo «Este es el motivo por el cual el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre, entrando en comunión con el Verbo y recibiendo de este modo la filiación divina, llegara a ser hijo de Dios» (Adversus haereses, 3, 19, 1: PG 7, 939; cf. Catecismo de la Iglesia católica, 460).
Roy L. Smith “El que no tiene la Navidad en su corazón, nunca la encontrará debajo el árbol”,
PARA PENSAR
La vida te desilusiona para que dejes de vivir de ilusiones y veas la realidad.
La vida te destruye todo lo superfluo, hasta que quede sólo lo importante.
La vida no te deja en paz, para que dejes de pelearte, y aceptes todo lo que Es.
La vida te retira lo que tienes, hasta que dejas de quejarte y agradeces.
La vida te envía personas conflictivas para que sanes y dejes de reflejar afuera lo que tienes adentro.
La vida deja que te caigas una y otra vez, hasta que te decides a aprender la lección.
La vida te saca del camino y te presenta encrucijadas, hasta que dejas de querer controlar y fluyes como rio.
La vida te pone enemigos en el camino, hasta que dejas de “reaccionar”.
La vida te asusta y sobresalta todas las veces que sean necesarias, hasta que pierdes el miedo y recobras tu fe.
La vida te quita el amor verdadero, no te lo concede hasta que dejas de intentar comprarlo con baratijas.
La vida se ríe de ti tantas veces, hasta que dejas de tomarte todo tan en serio y te ríes de ti mismo.
La vida te rompe y te quiebra en tantas partes como sean necesarias para que por allí penetre la luz.
La vida te enfrenta con rebeldes, hasta que dejas de tratar de controlar.
La vida te repite el mismo mensaje, incluso con gritos y bofetadas, hasta que por fin escuchas.
La vida te envía rayos y tormentas, para que despiertes.
La vida te humilla y derrota una y otra vez hasta que decides dejar morir tu ego.
La vida te niega los bienes y la grandeza hasta que dejas de querer bienes y grandeza y comienzas a servir.
La vida te corta las alas y te poda las raíces, hasta que no las necesitas, sino solo desaparecer de las formas y volar desde el Ser.
La vida te niega los milagros, hasta que comprendes que todo es un milagro.
La vida te acorta el tiempo, para que te apures en aprender a vivir.
La vida te ridiculiza hasta que te vuelves nada, hasta que te haces nadie, y así te conviertes en todo.
La vida no te da lo que tu quieres, sino lo que necesitas para crecer y evolucionar.
La vida te lastima, te hiere, te atormenta, hasta que dejas tus caprichos y berrinches y agradeces respirar.
La vida te oculta los tesoros, hasta que emprendes el viaje, hasta que sales a buscarlos.
La vida te niega a Dios, hasta que lo ves en todos y en todo.
La vida te acorta, te poda, te quita, te rompe, te desilusiona, te agrieta, te rompe … hasta que sólo en ti queda AMOR.
Berth Hellinger
CONTO
Érase una vez un hombre que pensaba que la Navidad era un cuento chino. No era un hombre malo. Era un hombre amable, generoso con su familia y decente en todos sus asuntos con las demás personas. Pero no creía en todas esas cosas sobre la encarnación que se predican en las iglesias la noche de Navidad. «Siento mucho apenarte» dijo a su mujer que era una mujer de gran fe y una buena feligresa. Sencillamente no puedo aceptar la afirmación de que Dios se haya hecho hombre. Eso no tiene ningún sentido para mí».
La víspera de Navidad su mujer y sus hijos fueron a la Misa de Gallo. El no quiso acompañarles. «Me sentiría un tanto hipócrita, les dijo. Prefiero quedarme en casa y esperaros hasta que regreséis.
Poco después de que salieran empezó a nevar. Se acercó a la ventana y contempló los copos de nieve cada vez más grandes y pesados. Si tenemos que tener Navidad, pensó, mejor tener una Navidad blanca. Volvió a su silla junto a la chimenea y comenzó a leer el periódico. Minutos después fue sobresaltado por un gran ruido, seguido de otro y de otro.
Pensó que alguien había tirado bolas de nieve a la ventana de la sala de estar. Cuando se acercó a la ventana para investigar encontró una bandada de pájaros que, atrapados por la tormenta y en su búsqueda desesperada de cobijo, habían intentado entrar por la ventana. «No puedo dejar esas pobres criaturas ahí y que mueran de frío» pensó. ¿Pero cómo puedo ayudarles? Entonces se acordó del establo donde estaba estabulado el pony de los niños. Será un cálido cobijo para ellos.
Se puso el abrigo y las botas y pisando la cada vez más espesa nieve se dirigió al establo, abrió la puerta de par en par y encendió una luz. La bandad de pájaros no entraba. «La comida los atraerá», pensó y volvió a casa en busca de pan que esparció por todo el establo, pero seguían revoloteando y no entraban. Lo intentó saliendo fuera y agitando sus brazos los animaba a entrar, pero revoloteaban en todas las direcciones e ignoraban la cálida luz del establo.
«Me ven como una criatura extraña y amenazante» pensó para sus adentros y no se me ocurre ninguna manera de que puedan confiar en mí. Si pudiera yo convertirme en pájaro aunque sólo fuera por unos instantes, seguro que los haría entrar y pondría a salvo»…
En ese momento las campanas de la iglesia comenzaron a sonar. Permaneció en silencio durante unos minutos y escuchó las campanas que llamaban a celebrar la Navidad. Cayó de rodillas en la nieve y se dijo: «Ahora entiendo, ahora veo por qué Tú tenías que hacerlo»…
NADIE ME BUSCA
El nieto del rabí Baruc, el niño Ezequiel, estaba jugando con su amigo. Decidieron jugar al escondite. Ezequiel se escondió muy bien. Habiendo esperado un tiempo muy largo, salió de su escondite para encontrarse con su compañero. Se dio cuenta que el otro ni siquiera se había molestado mucho tiempo en buscar lo sino que se había ido. Llorando se fue donde su abuelo Baruc y le dijo quejándose: “Me he escondido muy bien pero mi amigo no me ha buscado”. El rabí Baruc comenzó a llorar también y dijo: “Esto es lo que dice Dios también a nosotros: me escondo pero nadie me busca”.
EL INDIO Y EL GRILLO
Una vez un indio llegó a la capital y caminando con su anfitrión, la persona que le había acogido en su casa, por la acera de una avenida con mucho tráfico estaba muy atento a todo. De repente paró, y llevando la mano detrás de sus oídos, dijo sonriendo: “Escucho un grillo”. Su compañero estaba un tanto escéptico y le dijo: “¿Cómo puedes escuchar un grillo con tanto ruido y tráfico? ” El indio le contestó: “Lo que quiero escuchar, lo escucho porque desde niño me he entrenado para ello”.
O NOSO INTERIOR
A vulnerabilidade forma parte intrínseca da nosa condición humana, e é grazas a ela como podemos descubrirnos seres dependentes uns dos outros, responsables tamén uns dos outros. Precisamos percorrer un longo camino para entrar na dinámica da verdadeira relación, acostumados como estamos a desempeñar distintos papeis segundo a historia de cada quen, ben como seres independentes e capaces de buscarse sos a vida, ben como vítimas dun destino ao que lle pasamos constantemente factura.
Para coidar, se queremos entrar realmente nunha relación de persoa a persoa, primeiro hai que descalzarse dos zapatos do dominio, que poderían pisotear perigosamente a vida fráxil que crece ao noso lado.
Coidar desde a vulnerabilidade evitará que nos convertamos nun xendarme que establece normas e aplica procedementos, e nos convertamos, máis ben, nun bastón no que a outra persoa poida apoiarse cando o precise.
Libro de Caritas 2021/22)
El Verbo Se Hizo Carne CRISTOBAL FONES
Verónica Sanfilippo – Ha Traído la Esperanza