E Algo + no 30º Domingo do Tempo Ordinario – Ciclo C

CITAS

Mire que le mira” (Santa Teresa de Jesús, Vida, 13,22)

Dime de qué presumes y te diré de qué careces”

dime espejito quién es más guapo que yo” La cenicienta

San Agustín “Noverim Te, noverim me”, conocerte a Ti, conocerme a mí . Soliloquios, II, 1, 1, O. C., t. I, BAC Madrid 19795, 473

Padre Pío de Pietrelcina Reconoce que tú eres verdaderamente una nada, miserable, débil, plagado de defectos, capaz de cambiar el bien en el mal, de abandonar el bien por el mal, de atribuirte el bien y justificarte en el mal, y, por amor a este mal menospreciar a Aquel que es el bien supremo.

Juan Taulero El Templo, es el más profundo interior del alma, en el cual la Trinidad santa vive gozosamente, obra tan noble, donde depositó generosamente todo su tesoro, donde tiene su complacencia y su felicidad, gozando de su noble imagen y semejanza (Gn 1,26). Nadie puede suprimir la nobleza y la alta dignidad de este templo; es allí dónde se debe entrar para orar. Y para que la oración este bien hecha deben haber allí dos hombres que suben…, el hombre exterior y el hombre interior.La oración que hace el hombre exterior sin el hombre interior no sirve de gran cosa, incluso de nada en absoluto. Para avanzar realmente en el camino de la oración verdadera y bien hecha, no hay nada más seguro, más grande y más útil que el precioso Cuerpo Eucarístico de Nuestro Señor Jesucristo… 48, Para el domingo XI después de la Trinidad

Juan Clímaco Que vuestra oración sea totalmente simple; una sola palabra bastó al publicano y al hijo pródigo para alcanzar el perdón de Dios Escala 28: La Oración

Juan CrisóstomoLa humildad: sé humilde y te habrás librado de los lazos del pecado. 2,4-5s, Sobre la penitencia : PG 49, 289-292

Francisco de Sales Para recibir la gracia de Dios en nuestros corazones hay que vaciarlos de nuestra propia gloria… Introducción a la Vida Devota 3ª parte, Cáp. 4, 5, 29. Tomo III, 139-146-241

Con razón algunos han dicho que la oración justifica, porque la oración contrita o la contrición orante eleva el alma a Dios, la une a su bondad y obtiene su perdón en virtud del amor divino que le comunica este santo movimiento

Santa Teresa «Humildad es andar en verdad».

Santa Faustina – “Oh Jesús mío, no hay nada mejor para un alma que las humillaciones. En el desprecio está el secreto de la felicidad; cuando el alma llega a conocer que es una nulidad, la miseria personificada y que todo lo que tiene de bueno en sí misma, es exclusivamente don de Dios, cuando el alma ve que todo lo que tiene en sí le ha sido dado gratuitamente y que de sí tiene solamente la miseria, esto la mantiene continuamente humilde delante de la Majestad de Dios y Dios, viendo tal disposición del alma, la persigue con sus gracias. Cuando el alma se hunde en el abismo de su miseria, Dios hace uso de su omnipotencia para enaltecerla. Si hay en la tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente un alma verdaderamente humilde.” (Diario593)

Lutero: “es mejor el pecador que peca que el pecador que no peca” refiriéndose a la hipocresía. Castellani, Las Parábolas de Cristo

S. Josemaría Por la senda de la humildad se va a todas partes…, fundamentalmente al Cielo (Surco, n. 282)

P. Raniero Cantalamessa, En otras palabras, hoy debemos dar la vuelta a los términos de la parábola, para salvaguardar la intención original. ¡Los publicanos de ayer son los nuevos fariseos de hoy! Actualmente es el publicano, el transgresor, quien dice a Dios: «Te doy gracias, Señor, porque no soy como aquellos fariseos creyentes, hipócritas e intolerantes, que se preocupan del ayuno, pero en la vida son peores que nosotros». Parece que hay quien paradójicamente ora así: «¡Te doy gracias, oh Dios, porque soy un ateo!».

Francisco No es suficiente preguntarnos cuánto rezamos, debemos preguntarnos también cómo rezamos, o mejor, cómo es nuestro corazón: es importante examinarlo para evaluar los pensamientos, los sentimientos, y extirpar arrogancia e hipocresía. Audiencia General (01-06-2016)

Ser pobre en el corazón, esto es santidad; reaccionar con humilde mansedumbre, esto es santidad; saber llorar con los demás, esto es santidad; buscar la justicia con hambre y sed, esto es santidad; mirar y actuar con misericordia, esto es santidad; mantener el corazón limpio de todo lo que mancha el amor, esto es santidad; sembrar paz a nuestro alrededor, esto es santidad; aceptar cada día el camino del Evangelio, esto es santidad.

Gautama Buda (siglo V a,C.) y Yalāl ad-Dīn Muhammad Rūmī (1207-1273): “Tu tarea no es buscar el amor, sino simplemente buscar y encontrar todas las barreras dentro de ti que has construido contra él”.

Fray Marcos Dios no me quiere porque soy bueno. Dios me quiere porque Él es amor.

Ruiz de Galarreta: «No me preocupan nada mis pecados; me preocupan mis virtudes»

Claudio de Castro, «El humilde comprende que por sus fuerzas, nada puede. Que sin Dios no somos nada. El que es humilde agrada a Dios. Esta es una virtud que descubrí en los santos. Se abandonaban en la voluntad del Padre. Y todo les parecía bien» El poder de la alegría

Walter Ciszek, «El hombre humilde, por muchas veces que caiga, arregla las cuentas con Dios y vuelve a empezar, porque su humildad le revela su total dependencia de Él. Se culpa a sí mismo de los desórdenes de su vida, de sus fracasos y sus faltas, y lucha por volver a encontrar el sentido de la

HUMILDAD (Tomado de pensamientos.org)

Cuando somos grandes en humildad, estamos más cerca de lo grande. Rabindranath Tagore

Cuando te veas como eres, ha de parecerte natural que te desprecien. San Josemaría Escrivá de Balaguer

Cuánto más alto estemos situados, más humildes debemos ser. Marco Tulio Cicerón

Cuanto más callados estamos, mejor escuchamos. Si gritamos

“Cuando más vacíos estamos de la hinchazón de la soberbia más llenos estamos del amor” San Agustín

Cuanto menos es uno, más se encarga Él de todo. Madre Maravillas de Jesús

Dios tiene dos tronos. Uno en lo más alto de los cielos y otro en el más humilde de los corazones. D.L. Moody

Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría. Salomón

El cimiento de la oración va fundado en la humildad, y mientras más se abaja un alma en la oración, más la sube Dios. Santa Teresa de Avila

El hombre humilde no tiene complejos, no teme quedar mal; no le importa que noten sus limitaciones. El humilde es por eso un hombre realmente libre. P. Antonio García-Moreno

El humilde reconoce que ha recibido todo de Dios, que no es nada por sí mismo, que es un pobre pecador, pero que, si se abre a la gracia, Dios le glorificará. P.  Mariano Esteban Caro

El humilde renuncia gustoso a todo honor humano, pues no sale de su asombro al ver cómo Dios lo ha elevado tanto a él, tan indigno. P. Bernhard Häring C.Ss.R.

«El pecado predilecto del demonio es el orgullo disfrazado de humilidad» Samuel Taylor Coleridge

El que quiera encontrar el verdadero descanso para su alma que aprenda a ser humilde. Doroteo de Gaza. Instrucciones, nº 1, 8

Ensalza lo humilde, multiplica lo poco, recompensa la injuria con bondad, corta el problema en su brote y siembra lo grande en lo pequeño. Lao Tsé. 

Es muy grande cosa saberse nada delante de Dios, porque así es. San Josemaría Escrivá de Balaguer

Humildad es recibir la alabanza y pasarla a Dios sin tocarla. Autor desconocido

La humildad es la verdad aún en las obras. P. Bernhard Häring

«La humildad es el gesto de una continua muerte interior para que Cristo viva en nosotros». P. Bernhard Häring

La humildad es algo muy extraño. En el momento mismo en el que creemos tenerla ya la hemos perdido. San Agustín de Hipona 

La humildad es el hilo con el que se encadena la gloria. Proverbio árabe

Quiero vivir y morir en el ejército de los humildes, uniendo mis oraciones a las suyas, con la santa libertad del obediente. Miguel de Unamuno

Ser humilde para con los superiores es un deber; para los iguales, una muestra de cortesía, para los inferiores, una prueba de nobleza. Benjamín Franklin

CONTOS

LA RELIGIÓN DE LA VIEJA DAMA

A una vieja dama de mentalidad muy religiosa, a la que no satisfacía ninguna de las religiones existentes, se le ocurrió fundar su propia religión.

Un periodista, que deseaba sinceramente comprender el punto de vusta de dicha anciana, le preguntó un día:

– ¿De veras cree usted, como dice la gente, que nadie irá al cielo, a excepción de usted misma y de su criada?

La vieja dama reflexionó unos instantes y respondió:

– Bueno,….de la pobre María no estoy tan segura.

Hace unos cuantos años, el Papa Pablo VI decía que lo peor que le podría

pasar al mundo era que se cansaran los buenos; para Jesús, en el Evangelio

de hoy, lo peor que le puede ocurrir al verdadero testimonio cristiano son

aquellos que se “creen” bueno, que no es lo mismo que ser bueno.

Tomado de Betania.es

Una mujer joven fue a su pastor y le dijo: “Pastor, tengo un pecado que me acosa y quiero su ayuda. Vengo a la iglesia los domingos y no puedo evitar pensar que soy la chica más santa y más bonita de la congregación. Sé que no debería pensar eso, pero no puedo evitarlo.

El pastor respondió: María, no te preocupes por eso. En tu caso, no es un pecado. Es solo un terrible error.

Tomado de P. Félix Jiménez

FLORINDA YA NO ES TAN LINDA

En aquel jardín había flores de todos los tamaños, olores y colores. Pero por encima de todas destacaba Florinda. Ella era tan alta y esbelta que cuando corría un poco de brisa, bailaba con el viento. Su perfume era tan agradable que ninguna mariposa se resistía a visitarla e inhalar su dulce aroma. Sus pétalos tenían un color amarillo tan intenso que parecían los rayos del sol. Su polen era tan sabroso que las abejas iban hasta ella para elaborar la mejor miel.

Florinda era la envidia del jardín. Y ella lo sabía. Por eso miraba por encima del tallo a todas las demás flores.

De repente un día apareció por el jardín una ovejita con cara de hambre, que se fue directamente hacia Florinda.

“A mí no me comas, a mí no –repetía con miedo la bella flor-. Cómete a esas otras que no sirven para nada”.

La oveja, al llegar donde Florinda, la miró con curiosidad durante unos segundos, se dio media vuelta y levantando ligeramente una pata lanzó su excremento encima de la linda flor. Y en un instante Florinda perdió todo su glamour, su buen olor y su lindo color.

Moraleja: No te creas mejor que nadie, porque cuando menos te lo esperes viene alguien y te pone en tu sitio.

Tomado de elcuentodecadadomingo

Era un día muy caluroso. El tren se detuvo en la estación.

Y un niño estaba vendiendo agua desde los andenes. Se acercó un señor a la ventanilla y le preguntó: “¿Cuánto cobras por el pocillo de agua”.

“Cincuenta céntimos de rupia”, respondió el muchacho.

“Te doy treinta” regateo el caballero. Y el muchacho, sin hacerle caso siguió adelante donde otros muchos le estaban solicitando el agua. El señor se molestó y le grito: “¡Te he llamado yo primero!”

Pero el muchacho con gran entereza le contestó: “A usted yo no le vendo agua, Señor. Usted no tiene sed. Si tuviera sed usted no regatearía”.

C. G. Vallés “Vida en abundancia”.

LA VIOLETA Y EL GIRASOL

Esta es una traducción poética de aquellas aleccionadoras palabras de Cristo: “el que se humilla será ensalzado”.

En medio del jardín se alzaba la cabeza de un girasol. Siempre mirando al astro del día, y creyendo con orgullo que el sol estaba enamorado de él.

A sus plantas crecía una humilde violeta. Y dijo la violeta al girasol:

– Girasol, aparta un poco la cabeza; deja que llegue hasta mi un rayito del sol. ¡Es tan hermoso el sol! ¡Y tiene luz y calor para todos!

El girasol miró con desdén a la humilde violeta y le dijo:

– ¡Púdrete ahí! ¡eres tan pequeña! ¡hueles mal!

Y acertó a pasar por allí una reina. Sintió un delicioso perfume. Se inclinó, agarró la violeta y la prendió sobre su pecho. Y allí se embriagaba la humilde florecilla con la luz del sol, y perfumaba con su aroma el corazón de la reina.

Pocos momentos después el jardinero arrancaba el feo y soberbio girasol, y lo tiraba al corral.

(ROMERO, F., Recursos Oratorios, Tomo II, Editorial Sal Terrae, Santander, 1959, p. 109)

Fue un día a visitar a un anciano y encontró que su rostro era lo más feo que había visto jamás: surcado por enormes arrugas, cubierto de manchas rojas como por efectos de un bombardeo, cruzado todo él de pelos mal afeitados. Pero, junto a él, su esposa, anciana también, le acariciaba y le decía: «Amor mío, ¡qué guapo eres!». Quoist se sentía molesto ante aquella farsa. Y pensaba: «¿Cómo se puede estar ciego hasta este punto?.

Pero, entonces, ocurrió algo: el moribundo, al sentirse acariciado, entreabrió los ojos y, en su rostro, apareció una sonrisa pálida, vacilante, como el sol cuando atraviesa unas nubes oscuras. Miró largo rato a su mujer. Se disiparon las nubes y estalló la sonrisa irradiando todo el rostro.

Y sólo entonces el escritor descubrió que aquel rostro era hermoso. Ahora vio Quoist lo que, antes, sólo veía la vieja. Y se dio cuenta de que tenía razón. Porque el amor no es ciego. Al contrario, ve lo que los demás no ven.

Michel Quoist

Tomado de Juan Jaúregui

SENTENCIADO POR UNAS GALLETAS

Cuando aquella tarde llegó a estación, le informaron que el tren estaba retrasado una hora. La elegante señora, un poco fastidiada, compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el tiempo. Buscó un banco en el andén central y se sentó preparada para la espera. Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. Imprevistamente la señora observó como aquel muchacho, sin decir una sola palabra, estiraba la mano, agarraba una galleta del paquete y comenzaba a comerlas, una a una, despreocupadamente.

La mujer se molestó por esto, no quería ser grosera, pero tampoco dejaría pasar aquella situación o haría de cuenta que nada había pasado; así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete y sacó una galleta, la exhibió frente al joven y se la comió mirándolo fijamente a los ojos.

Como respuesta, el joven tomó otra galleta y mirándola la puso en su boca y sonrió. La señora ya enojada, tomó una nueva galleta y, con ostensibles señales de fastidio, volvió a comer otra, manteniendo de nuevo la mirada en el muchacho.

El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente.

Finalmente, la señora se dio cuenta que en el paquete sólo quedaba la última galleta. No podrá ser tan descarado, pensó mientras miraba alternativamente al joven y al paquete de galletas. Con calma el joven alargó la mano, tomó la última galleta, y con mucha suavidad, la partió exactamente por la mitad. Así con un gesto amoroso le ofreció la mitad de la última galleta a su compañera de banco. ¡Gracias!, dijo la mujer tomando con rudeza aquella mitad. De nada, contestó el joven sonriendo suavemente mientras comía su mitad.

Entonces el tren anunció su partida… La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Al arrancar, desde la ventanilla de su asiento vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: ¡Qué insolente, que mal educado!. Sin dejar de mirar con resentimiento al joven, sintió la boca reseca por el disgusto que aquella situación le había provocado. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó totalmente sorprendida cuando encontró, dentro de su cartera, su paquete de galletas INTACTO.

Tomado de corazones.org

Cuenta una leyenda que Dios, cansado de estar sentado todo el santo día en su encumbrado Trono, dejó por un momento su silla, y decidió dar un pequeño paseo por las praderas del cielo. Un angelito travieso que pasaba por la corte celestial, al ver vacío el sitial de Dios, se sentó en él. Desde allí pudo contemplar, en una especie de zapping tele-celestial, todas las miserias, los robos, los asesinatos, las mentiras, la violencia, en definitiva, la variopinta maldad de los hombres. Absorto en esta aterradora visión, lo sorprendió el buen Dios, que regresaba de dar sus vueltas por la campiña celeste.

– ¿Qué haces sentado en mi trono, angelito?, ¿No sabes que esa silla me está reservada sólo a mí?, – le preguntó Dios.

– Oh Dios – le respondió el angelito, poniendo carita de «yo no fui»- perdona, es que venía a hacerte una visita, y cómo no estabas,… pues me senté, vale, perdóname…Mira, nunca pensé,…

– Ya me imagino lo que viste, angelito.

– Sí, es espantoso. ¿Cómo lo soportas?, ¿Cómo no los destruyes de inmediato con un rayo de tu divina justicia? Es lo que merecen los humanos.

– Es que sólo viste una parte. Te faltaban mis lentes.

– ¿Tus lentes?

– Sí, con ellas puedes ver más allá de lo que se «ve» a simple vista,…ellas me permiten poner mi corazón en las miserias humanas, …conocer lo que hay dentro, muy adentro de los hombres, sus debilidades, sus sufrimientos y sus luchas, la soledad, el desamparo, la falta de amor,…

– Es verdad, eso no lo vi.

– Claro, sólo yo, con mis lentes, puedo ver y penetrar hasta el último rincón del corazón humano. Por eso, les he mandado a los hombres que no se juzguen unos a otros. Ellos, como tú, sólo ven lo externo.

– Buen Dios, una última cosa, – se aventuró a decir el angelito, que ya tenía cara de sueño – , ¿Y cómo se llaman esos lentes tuyos?

– Misericordia, querido angelito, esos lentes se llaman Misericordia. Venga, no vuelvas a sentarte en mi sitio, pero ven a visitarme cuando quieras. Ahora dame un abrazo, y vete a dormir, que mañana te quiero bien despierto en el coro, con tus hermanitos.

Tomado de MSC

ANÉCDOTAS

El papa le dijo a Rafael Correa, entonces presidente de Ecuador: “Todos se sorprendieron mucho por la elección de mi nombre, pensaban que como soy argentino, me pondría Jesús II”.

Tomado de www, https://escribirte.com.ar

Ayuno dos veces por semana”. La Ley apenas ordenaba ayunar el día de la Expiación, o Yom Kippur, pero este prohombre lo hace todos los lunes y los jueves. La Ley exigía el diezmo del ganado, del trigo, el vino y el aceite. Pero los fariseos ofrendaban también la décima parte de la menta, el anís y el comino. La oración de este hombre perfecto mantiene a Dios en un segundo plano. Lo importante es él mismo: Yo agradezco, yo no soy, yo ayuno, yo pago. Parece exagerado el relato de Jesús, pero el Talmud lo confirma. Rabí Simeón Yokay decía: “Si hay en el mundo solamente dos justos, somos yo y mi hijo. Si no hay más que uno, ese soy yo”.

Tomado de www,Betania,es

EL TITANIC: Fue en su tiempo el mayor barco de pasajeros. Al emprender su primer viaje, un periodista preguntó al constructor: «¿Qué tiene usted que decir en cuestiones de seguridad de su navío?». La respuesta: «Ni Dios si quisiera podría hundirlo». En ese primer viaje naufragó. Tan seguros estaban que no tomaron las precauciones debidas y murieron muchos inocentes.

Tomado de corazones.org

El término Namasté, procede del sánscrito, y es un saludo indio que nos conecta con nuestro cargándonos de energía siempre que la necesitamos. En el saludo nos deseamos y deseamos al otro aquello de “La chispa divina que hay en mí reconoce la chispa divina que hay en ti”, y por eso el publicano sale justificado del templo y el fariseo no.

Yo he visto algo semejante en África. Cuando dos personas se cruzan en un camino, uno de ellos dice “Sawona: Yo te respeto, yo te valoro, eres importante para mí”. A lo que el otro responde “Shikoba: “Entonces, yo existo para ti”.

El término Shalom en el idioma hebreo, es una forma de saludo o despedida entre los judíos que significa también algo parecido: paz, bienestar transmitiendo un deseo de salud, armonía, paz, interior, calma y tranquilidad para aquel o aquellos a quien está dirigido el saludo.

Tomado de Vicente Martínez

En cierta ocasión, ante la pregunta de un periodista, el papa Francisco hizo esta afirmación: «¿Quién soy yo para juzgar a un gay?». Sus palabras han sorprendido a casi todos. Al parecer, nadie se esperaba una respuesta tan sencilla y evangélica de un papa católico. Sin embargo, esa es la actitud de quien vive en verdad ante Dios.

José Antonio Pagola

En cierta ocasión, San Agustín envió a un amigo suyo, San Paulino de Nola, el magnífico libro de las «Confesiones». «Verás en este libro –le dijo– muchas cosas buenas y otras defectuosas o malas. Las buenas son de Dios, las malas de Agustín».

Tomado de P. Alfredo Sáenz, SJ

CHISTE

– ¿Es usted tan humilde como dicen?

– Más.

LA HUMILDAD ANTE TODO

La humildad es el mejor regalo que nos da la vida; así que cuidadito con el EGO

Un representante del gobierno como funcionario del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, visita oficialmente una finca en las montañas y habla con su dueño, un campesino ya entrado en años. El funcionario le dice al dueño que desea inspeccionar sus recursos acuíferos.

El anciano le dice que perfectamente puede, pero le pide que por favor no pase por el terreno cercado. El representante, demostrando su autoridad como digno miembro del gobierno, muy berraco, insolente, arrogante, y bellaco, le dice:

¡Vea mi hermano! Yo tengo la máxima autoridad del gobierno que cabalmente represento, y este CARNET me califica para ir DONDE YO QUIERA, METERME EN CUALQUIER TERRENO O FINCA QUE ME DE LA GANA, sea ésta de quien sea, SIN PREGUNTAS, y tampoco debo dar respuestas SI NO ME DA LA GANA? ¿Me has entendido o es que no me he sabido explicar?

El viejo campesino simplemente se encogió de hombros y siguió con sus quehaceres.

Pasado un rato, el ganadero escucha unos gritos y logra ver al empleado del gobierno corriendo por su vida, seguido muy de cerca por un enorme toro semental. El toro va ganándole terreno y el tipo, visiblemente aterrado pide ayuda a todo pulmón.

El campesino de inmediato deja todo lo que estaba haciendo y corre hasta la cerca, gritándole a su vez: ¡EL CARNET… EL CARNET… ENSÉÑELE EL CARNET!

Tomado de chistes21.com

ORACIÓN

PUBLICANO

Pensaba que todo podía

que yo me bastaba,

que siempre acertaba,

que en cada momento

vivía a tu modo y así me salvaba.

Rezaba con gesto obediente en primera fila,

Y una retahíla de méritos huecos

era solo el eco

de un yo prepotente.

Creía que solo mi forma

de seguir tus pasos

era la acertada.

Miraba a los otros con distancia fría

porque no cumplían tu ley y tus normas.

Me veía distinto, y te agradecía

ser mejor que ellos.

Hasta que un buen día

tropecé en el barro,

caí de mi altura,

me sentí pequeño

descubrí que aquello

que pensaba logros

era calderilla.

Descubrí la celda,

donde estaba aislado

de tantos hermanos

por falsos galones.

Me supe encerrado

en el laberinto

de la altanería.

Me supe tan frágil…

y al mirar adentro

tú estabas conmigo.

y al mirar afuera,

comprendí a mi hermano,

Supe que sus lágrimas

sus luchas, y errores

sus caídas, y anhelos,

eran también míos.

Tan solo ese día

mi oración cambió.

Ten compasión, Señor,

que soy un pecador.

José María R. Olaizola, sj

POEMA

DONDE HAY AMOR SOBRAN LAS NORMAS

La mística de arriba y la de abajo

lo ha mantenido siempre en su Programa.

San Agustín lo reafirmó en latín.

Nos lo legó Jesús con su Palabra:

-“No fue hecho el hombre para el sábado”.

Y corrigiéndole la plana

a Jesús, Agustín, al mundo entero,

al sentido común, a la Palabra…,

a ultranza lo negó la Santa Iglesia

que desde entonces se quedó en Beata.

Comentaron el hecho los poetas,

lo cantaron los bardos en las plazas.

Así sonaban sus místicos versos:

-“Donde hay fe hay amor,

donde hay amor hay paz,

donde hay paz está Dios

y donde Dios está no falta nada”.

Dios tiene tantos corazones

como criaturas hay en la existencia.

Eres billete necesario,

-Amor humano libre de cadenas-

para el Amor divino.

Hay que llevarte siempre en la cartera.

Cuando llegue el momento de embarcar

y partir ya para la orilla eterna,

no quiero quedarme encadenado

en tierra.

Vicente Martínez (Ediciones Feadulta)

CANTO

Martín Valverde – Cuando Debil Soy

Mire Como Le Mira HERMANA GLENDA

Jesús A Romero: Cuando nadie me ve

Jesús Adrián Romero – ¿Cómo Me Ves?

VIDEO

Parábola de El Fariseo y el Publicano – Valivan

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