E Algo + no 24º Domingo do Tempo Ordinario – Ciclo C

CITAS

“El que se pierde es el que encuentra las nuevas sendas”.

Nils Kjaer, escritor noruego (1870–1924) 

San Agustín: «El Verbo mismo clama que vuelvas, porque sólo hallarás lugar de descanso imperturbable donde el amor no es abandonado» (Confesiones ,IV, 11).

Tomás de Aquino  «A Dios no podemos ofenderlo a menos que actuemos contra nuestro bien».

San Bernardo ¡Que dulce eres Señor para los que buscan !, ¡qué serás para los que te encuentran!.

San Juan María Vianney ¡Qué suerte para nosotros saber que la misericordia de Dios es infinita! ¡Qué intenso deseo debemos sentir nacer en nosotros, que nos llevará a arrodillarnos a los pies de un Dios que nos recibirá con tanta alegría! Sermón para el III domingo después de Pentecostés, 1º sobre la misericordia

San Juan Pablo II Todo hombre y la entera humanidad pueden levantarse conjuntamente e ir al Padre. Esta es la verdad que está en el núcleo de la Buena Nueva…“Me levantaré e iré a mi padre”. Un programa de nuestra esperanza, más profundo y simple que el cual no puede imaginarse otro (cfr. “Dives in Misericordia” 5 y 6). Homilia en el Parque del Danubio, Viena el día 11 de septiembre de 1983

Benedicto XVI Cuando «habla del pastor que va tras la oveja perdida, de la mujer que busca la dracma, del padre que sale al encuentro del hijo pródigo y lo abraza, no se trata sólo de meras palabras, sino que es la explicación de su propio ser y actuar» (Deus caritas est, 12)

Francisco Dios es alegre. Interesante esto: ¡Dios es alegre! ¿Y cuál es la alegría de Dios? La alegría de Dios es perdonar, ¡la alegría de Dios es perdonar! Ángelus (15-09-2013)

         Dios no deja jamás de querer nuestro bien, aun cuando pecamos. 

Martín Buber “en cada hombre hay algo precioso que no está en ningún otro”.

Jeff Bezo Sabía que si fallaba no me arrepentiría, de lo único que me podía arrepentir era de no intentarlo

Fray Marcos JESÚS NO VINO A SALVARNOS, SINO A DECIRNOS QUE ESTAMOS SALVADOS

Charles Péguy  «Por donde quiera que vayas iré yo, ya lo verás, y conmigo no tendrás paz, no te dejaré en paz».

Miguel Torga, «El hijo pródigo es el primer sublevado contra la paja carcomida del tugurio donde la vida nos mete». («El Señor Ventura»)

J. Escrivá de Balaguer, Considerad conmigo esta maravilla del amor de Dios: el Señor que sale al encuentro, que espera, que se coloca a la vera del camino, para que no tengamos más remedio que verle. Y nos llama personalmente, hablándonos de nuestras cosas, que son también las suyas, moviendo nuestra conciencia a la compunción, abriéndola a la generosidad, imprimiendo en nuestras almas la ilusión de ser fieles, de podernos llamar sus discípulos. (Es Cristo que pasa, 59).

CONTOS

         EN CASO DE ACCIDENTE

         «Una mañana cuando me dirigía al trabajo en mi coche recién estrenado fui golpeado levemente en el parachoques por otro automóvil. Los dos vehículos se detuvieron y el chico que conducía el otro coche bajó para ver los daños. Yo estaba asustado, reconocía que la culpa había sido mía. Me daba terror tener que contarle a mi padre lo que me había sucedido, sabiendo que sólo hacía dos días que mi padre lo había comprado. El otro chico se mostró muy comprensivo tras intercambiar los datos relativos a las licencias y el número de matrícula de ambos vehículos. Cuando abrí la guantera para sacar los documentos me encontré que con un sobre donde vi una nota de puño y letra de mi padre, que decía: «hijo, en caso de accidente, recuerda que a quien quiero es a ti, no al coche».

Tomado de José María Martín OSA

         BILLETE DE 100 EUROS

         Un famoso predicador comenzó su sermón enseñando un billete de 100 euros. Y preguntó a los asistentes: «¿Quién de ustedes quiere este billete de 100 euros?

         Las manos empezaron a alzarse.

         Les dijo: «Voy a dar este billete a uno de ustedes, pero antes déjenme hacer esto». Y empezó a estrujar el billete. Siguió preguntado; «¿Todavía lo quieren?» La gente levantó las manos.

         Bien, les dijo: «¿Y si hago esto?» Dejó caer el billete al suelo y comenzó a pisarlo y ensuciarlo con sus zapatos.

         Lo recogió, ahora arrugado y sucio. «¿Todavía lo quiere alguien?».

         Las manos seguían levantándose.

         Amigos, han aprendido una valiosa lección. Hiciera lo que hiciera al billete, ustedes seguían deseándolo porque, a pesar de su aspecto cada vez más feo, sabían que su valor seguía siendo el mismo. Seguía valiendo 100 euros.

Tomado de P. Félix Jiménez

Se cuenta la historia de un vagabundo que estaba sentado en los escalones de la entrada de una iglesia con la cabeza entre las manos, cuando de repente se le apareció Jesús rodeándolo con el brazo. Jesús le preguntó por qué estaba preocupado. Miró a Jesús y dijo: “No me dejan entrar”. Jesús lo miró a los ojos y dijo: “No dejes que eso te moleste. Llevo cincuenta años intentando entrar y tampoco me dejan entrar».

Tomado de P. Félix Jiménez

Amor verdadero

Un hombre de cierta edad vino a la clínica donde trabajo para hacerse curar una herida en la mano.

Tenía bastante prisa, y mientras se curaba le pregunté, qué era eso tan urgente que tenía que hacer. Me dijo que tenía que ir a una residencia de ancianos para desayunar con su mujer que vivía allí.

Me contó que ella, llevaba algún tiempo en ese lugar y que tenía un Alzheimer muy avanzado.

Mientras acababa de vendar la herida, le pregunté si ella se alarmaría en caso de que él llegara tarde esa mañana.

-No- me dijo -Ella ya no sabe quién soy. Hace ya casi cinco años que no me reconoce.

Entonces le pregunté extrañada -Y si ella, ya no sabe quién es usted, ¿Por qué esa necesidad de estar con ella todas las mañanas?

Me sonrió y dándome una palmadita en la mano me dijo:

“Ella no sabe quién soy yo, pero yo todavía sé muy bien quién es ella”.

Así hace Dios con nosotros, siempre se acuerda y nos ama, por más que nosotros lo hayamos olvidado a Él.

Tomado de MSC

EL HIJO MAYOR

El tema del sermón era el del hijo pródigo. El predicador hablaba con  honda emoción del increíble amor del Padre. Pero ¿qué había de asombroso en el amor del Padre? Hay miles de padres humanos (y probablemente más madres aún) capaces de amar de semejante modo.

La parábola realmente pretendía ser una indirecta dirigida a los fariseos: Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a El para oírle; y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos». Entonces les dijo esta parábola… (Lc 15, 1-2)

¡El protestón! ¡El fariseo! ¡El hijo mayor! Ahí está la finalidad de la parábola.

Estaba Dios un día paseando por el cielo cuando, para su sorpresa, se encontró con que todo el mundo se hallaba allí. Ni una sola alma había sido enviada al infierno. Esto le inquietó, porque ¿acaso no tenía obligación para consigo mismo de ser justo? Además, ¿para qué había sido creado el infierno, si no se iba a usar?

De modo que dijo al ángel Gabriel: «Reúne a todo el mundo ante mi trono y léeles los Diez Mandamientos».

Todo el mundo acudió y leyó Gabriel el primer mandamiento.

Entonces dijo Dios: «Todo el que haya pecado contra este mandamiento deberá trasladarse al infierno inmediatamente». Algunas personas se separaron de la multitud y se fueron llenas de tristeza al infierno.

Lo mismo se hizo con el segundo mandamiento, con el tercero, el cuarto, el quinto… Para entonces, la población del cielo había decrecido considerablemente. Tras ser leído el sexto mandamiento, todo el mundo se fue al infierno, a excepción de un solo individuo gordo, viejo y calvo.

Le miró Dios y dijo a Gabriel: «¿Es ésta la única persona que ha quedado en el cielo?». «Sí», respondió Gabriel.

«¡Vaya!», dijo Dios, «se ha quedado bastante solo, ¿no es verdad?

Anda y di a todos que vuelvan».

Cuando el gordo, viejo y calvo individuo oyó que todos iban a ser perdonados, se indignó y gritó a Dios: «¡Eso es injusto! ¿Por qué no me lo dijiste antes?».

¡Ajá! ¡Otro fariseo a la vista! ¡Otro hijo mayor! ¡El hombre que cree en recompensas y castigos y que es un fanático de la más estricta justicia!

Tomado de Antony de Mello, El canto del pájaro

El creyente a Dios:

– No te acuerdes, Señor, de mis pecados.

Dios al creyente:

– ¿Qué pecados? Como tú no me los recuerdes, yo los he olvidado para siempre

(Anthony de Mello).

ANÉCDOTAS

LOS RESULTADOS DE LA TERQUEDAD HUMANA

León Jaworski, quien fue fiscal especial en el escándalo del caso Watergate que llevó al presidente Nixon a abandonar la presidencia, dijo que él creía que el pueblo norteamericano habría perdonado a Nixon si éste hubiera sido capaz de admitir sus errores.

«Si Richard Nixon hubiera manifestado señales de remordimiento y de dolor por lo sucedido y se hubiera acercado a su pueblo con arrepentimiento y con sencillez de corazón, otro hubiera sido su destino final. Pero jamás quiso hacerlo.»

No sólo Nixon rehusó admitir sus errores sino que procuró por todos los medios el obstruir la justicia y ocultar los hechos. La naturaleza humana se resiste a confesar el pecado, a arrepentirse y a buscar el perdón de Dios y de los hombres. El hijo pródigo también pecó, pero «volvió en sí» y otro fue el final de su vida

Tomado de 501 ilustraciones

En un diario de Ontario, Canadá, apareció el siguiente aviso:

“El lector quizá encuentre algunas erratas de imprenta en este diario. Tenga en cuenta que son intencionadas. Este diario trata de imprimir algo para todo el mundo y hay personas que siempre buscan las faltas.

Tomado de “La Biblia en la América Latina”.

EL TAXISTA DE BARCELONA Y SU HIJA PRÓDIGA

Leí la noticia hace años, creo que en 1997, y me impresionó por el enorme parecido de la historia con la parábola del hijo pródigo. En Barcelona, una muchacha decide irse de su casa y vivir con su novio. Hasta aquí, nada raro. Pero poco después organizan un viaje a la India, con fines no puramente turísticos; al intentar volver a España, los detienen por tráfico de drogas y los encarcelan. El padre, que es el gran protagonista del relato, no la madre, en vez de maldecir a la hija por haberlos abandonado para vivir con un camello y por ser tan estúpida como para confiar en él, convencido de que es inocente hace todo lo posible para sacarla de la cárcel. Afronta grandes gastos, pierde poco a poco todos sus bienes y termina vendiendo el taxi para pagar a los abogados y los trámites. Pero consigue recuperar a su hija y se reencuentran en el aeropuerto de Barcelona.

Tomado de José Luis Sicre

CHISTE (Anécdota)

         Una mañana durante el Sínodo de Obispos en Roma. En el aula se había hablado con mucha dureza de los problemas de los casados.

         Y mientras tomaba un café el Cardenal Hume, se acercó otro Obispo que le dice con gran pena: “¡Eminencia, qué mal lo van a pasar los casados cuando lleguen al cielo!” El Cardenal Hume, con aquel humor que le caracterizaba, le respondió sonriéndose:

         “Monseñor, venga tomemos un café tranquilos. ¿Usted cree que en el cielo van a tener en cuenta todo lo que nosotros hemos hablado aquí esta mañana? Ninguno de nosotros va a ser el portero. Usted sabe muy bien quién es el portero del cielo”.

Tomado de P. Juan Jáuregui

EL HIJO PRÓDIGO

He aquí una versión moderna de la parábola del hijo pródigo.

         Un chico le pide a su padre que le preste cierta cantidad de dinero y, al recibirlo, se marcha de casa. Cuando lo gasta todo, va a una iglesia, se confiesa de lo que ha hecho y pide ayuda.

         El sacerdote le aconseja que vuelva al hogar. Y añade:  Seguro que tu padre sacrificará un becerro cebado para festejar tu regreso.

         El chico le hace caso y regresa a su casa. Un par de semanas después, durante una visita casual a la parroquia de donde era feligrés el «hijo pródigo», el sacerdote vio que éste salía de la iglesia y se acercó a él:

           ¡Bueno!  le preguntó con gran interés , ¿mató tu padre el becerro cebado?

 No  respondió evasivo el pródigo , por poco me mata a mí.

Tomado de Anécdonet

POEMA

Miguel de Unamuno nos invita a navegar con esperanza sobre las velas de un regreso a casa.

DE VUELTA A CASA

Desde mi cielo a despedirme llegas 
fino orvallo que lentamente bañas 
los robledos que visten las montañas 
de mi tierra, y los maíces de sus vegas. 

Compadeciendo mi secura, riegas 
montes y valles, los de mis entrañas, 
y con tu bruma el horizonte empañas 
de mi sino, y así en la fe me anegas. 

Madre Vizcaya, voy desde tus brazos 
verdes, jugosos, a Castilla enjuta, 
donde fieles me aguardan los abrazos 

de costumbre, que el hombre no disfruta 
de libertad si no es preso en los lazos 
de amor, compañero de la ruta.

No digas que mañana me voy

porque apenas hoy estoy llegando.

Contémplame: llego cada segundo

para ser un brote o una rama primaveral,

para ser un pajarillo de finísimas alas

que aprende a cantar en su nuevo nido,

para ser la oruga del corazón de una flor,

para ser una gema que se esconde en la piedra.

Apenas llego, para reír o para llorar,

para temer o para esperar.

El compás de mi corazón marca el nacimiento

y la muerte de todo lo vivo.

Soy la mariposa metamorfoseándose en la superficie del río

y soy el pájaro que, a la llegada de la primavera,

llega a tiempo para comerse la mariposa.

Soy la rana que nada feliz en la charca,

y la culebra que se acerca en silencio

y se come a la rana.

Soy un niño de Uganda, todo huesos y piel,

mis piernas son ligeras cual cañas de bambú,

y soy también el traficante de armas

que vendió el armamento mortífero a Uganda.

Soy la chiquilla de doce años refugiada en el bote,

que cruza el océano y ha sido presa de los piratas,

y soy el pirata y mi corazón aún no es capaz de ver y amar.

Soy miembro del Politburó y tengo todo el poder en mis manos,

y soy el hombre que pagó su «pacto de sangre» con los suyos

muriendo lentamente en campos de trabajo forzado.

Mi alegría es como la primavera,

tan cálida que brotan las flores

por todos los caminos de mi vida.

Mi pena es como un río de lágrimas,

tan caudaloso que colma los cuatro océanos.

Por favor, llámame por mis auténticos nombres,

así podré escuchar mis risas y mis llantos en una sola voz,

así podré ver que mis alegrías y mis penas son una sola.

Por favor, llámame por mis auténticos nombres,

así despertaré,

y la puerta de mi corazón se abrirá de par en par

a la puerta de la compasión.

(Thich Nhat Hanh, Hacia la paz interior, Debolsillo, Barcelona 2009, pp. 132-133)

ORACIÓN

VEN PASTOR

Ven, pastor.

Deja las noventa y nueve

y busca la oveja que se ha perdido…

Búscame, encuéntrame, acógeme, llévame.

Tú puedes encontrar al que buscas,

Tomarlo en brazos y llevártelo contigo.

Ven, Señor a buscar tu oveja.

No envíes siervos ni mercenarios, ven Tú mismo.

S. Ambrosio, Obispo de Milán (340-397)

ME LLAMAS

Cristo Jesús,

Tú eres el que me ama

hasta la vida que no se acaba.

Esperas de mí no algunas migas,

sino toda mi vida.

Eres el que, día y noche, ora en mí.

Mis balbuceos son oración:

pronunciar tu solo Nombre, Jesús,

colma de comunión.

Eres el que cada mañana pone en mi dedo

el anillo de pródigo, anillo de fiesta.

¿Habré cambiado el resplandor de Dios

por un fulgor cualquiera?

¿Habré abandonado

la fuente del agua de vida

para construirme aljibes agrietados

que no retienen el agua?

Tú, Cristo, me buscaste incansablemente.

¿Por qué he vacilado pidiendo

que se me diera tiempo

para ocuparme de mis asuntos?

¿Por qué he mirado hacia atrás

cuando mi mano estaba ya en el arado?

Sin embargo, sin haberte visto te amaba,

tal vez como no lo hubiera querido,

pero te amaba.

Cristo Jesús, Tú me sugerías:

vive lo poco que hayas comprendido

del Evangelio,

anuncia mi vida entre los hombres,

ven y sígueme…

Y un día, de vuelta a la fuente,

lo comprendí:

me llamabas

a una resolución sin retorno.

Hno. Roger de Taizé. Amor a todo amor. PPC

VOLVERÉ, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

VOLVERÉ, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

De mis miedos y temores, hacia la seguridad en tus brazos

De mis angustias y ansiedades, al descanso de tu Palabra

De mis tristezas, a la alegría de saber que estás conmigo

VOLVERE, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

Porque tengo miedo de intentarlo, y quedarme a mitad del camino

Porque tengo miedo de verte, y nunca encontrarte

Porque tengo miedo de volver, y mirar hacia atrás

Porque tengo miedo de pensar, y arrepentirme

 VOLVERÉ, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

Para dar con tu casa donde siempre hay una fiesta

Para entrar en tu jardín donde siempre es primavera

Para acostarme en tu pecho en el que siempre uno se siente reconocido

Para adentrarme en tu hogar y saber que siempre hay sitio

VOLVERÉ, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

Para que no vacile y supere mis propios errores

Para que no malgaste los muchos talentos que me regalaste

Para que no exija más de lo que pueda ofrecer

Para que regrese y sea feliz de poder de nuevo verte

VOLVERÉ, SEÑOR, PERO EMPÚJAME

Y si por lo que sea dudo, dame fortaleza para triunfar

Y si por lo que sea caigo, levántame con tu Espíritu

Y si por lo que sea digo “imposible”, toca con tu mano mi mente pesimista

VOLVERÉ, SEÑOR, PERO… EMPÚJAME PARA LLEGAR HASTA TU HOGAR

Tomado de Javier Leoz

Volver cada día a tu regazo.

Marchar y volver, volver y marchar.

Nuestra vida es un continuo abandono de tu casa

y de tu compañía.

Tomamos la hacienda y nos vamos,

y la malgastamos en mil formas de prostituciones.

Malgastamos el tiempo y la vida,

la inteligencia, las fuerzas, el dinero.

Malgastamos el amor…

y no labramos tus campos,

y no cultivamos la hacienda, tuya y nuestra,

y pasamos hambre.

El hambre nos trae tu recuerdo.

¡Qué vergüenza que sea precisamente el hambre, la soledad,

la falta de dinero para volver a malgastarlo!

Estómago, corazón y cartera…

¡Qué vergüenza que no seas tú!

Pero volvemos y te damos un abrazo apretado.

Y tú estás contento, muy contento,

aunque sepas que volvemos por hambre.

Y pones música.

Y una buena cena,

y la fiesta de la familia,

eucaristía de retornos, abrazos y aleluyas.

¿Mañana nos iremos otra vez?

(Pachi Loídí)

CANTO

Visión pastoral – Marcos Witt

Un Corazón – Pródigo

Un Corazón y Lead – Vuelvo A Ti Ft. Lowsan Melgar

Los Brazos de Papá | Grupo Grace

Me Encontraste – Christian Ponce ft. Alex Zurdo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *