CITA
De la puerta cerrada el diablo se vuelve
Mejor es vivir en comunión que tener razón
Alejandro Illescas
« ¡Con división en el corazón, no habrá perdón!.
Con el Espíritu Santo se logra la unión»
S.Son
San Agustín: “Tal vez, en todas las Santas Escrituras, no se encuentre ninguna cuestión mayor, ninguna más difícil” (Sermón 71 de verbis Domini).
San Basilio de Cesarea, con Jesús «el diablo perdió su poder en presencia del Espíritu Santo» (De Spiritu Sancto, 19).
Santa Teresa de Jesús Si Satanás pudiera amar dejaría de ser malvado.
Santo Cura de Ars El demonio es un gran perro encadenado, que acosa, que mete mucho ruido, pero que solamente muerde a quienes se le acercan demasiado.
San Francisco de Sales, ¿Es que no esperáis en Dios? Y quien espera en Él, ¿va a ser confundido? No, no lo será jamás. Carta a un caballero, p. 223. Textos esenciales. Sin fecha.
San Pío de Pieltrecina El demonio es como un perro rabioso atado a la cadena; no puede herir más allá de lo que le permite la cadena.
Catecismo, nº 982 “No hay ninguna falta por grave que sea que la Iglesia no pueda personar. No hay nadie tan perverso y tan culpable, que no deba esperar con confianza su perdón siempre que su arrepentimiento sea sincero” ().
n. 1864 “Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres pero la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada” (Mc 3, 29; cf Mt 12, 32; Lc 12, 10). No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (cf DeV 46). Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna.
San Juan Pablo II La victoria de Cristo sobre Satanás al comienzo de la actividad mesiánica es el preludio y el anuncio de su victoria definitiva en la cruz y en la resurrección. (19-09-1990).
“Blasfemar contra el Espíritu Santo” quiere decir ponerse de la parte del espíritu de las tinieblas, de forma que el hombre se cierra interiormente a la acción santificadora del Espíritu de Dios. (19-09-1990).
San Josemaría Escrivá El diablo no se toma vacaciones, solía decir.
Karl Barth decía que un buen cristiano leía cada día la Biblia y el periódico. La primera para conocer la voluntad de Dios y el segundo para saber las necesidades de los hombres.
G. Dehn «Nadie, en este momento, está más lejos de Jesús que los que le son más cercanos por razón de la sangre» ().
Torcuato Tasso poeta dice:” El tiempo que no se emplea en amar es tiempo perdido”.
Elena Bautista: «El abrazo es un arma de construcción masiva».
Fray Marcos, Podría referirse –el pecado contra el Espíritu Santo- a estar cerrados a toda posible novedad, por miedo a lo nuevo o por creernos en la posesión de la verdad absoluta.
Darío Mollá, SJ “Los nuestros” son aquellos que piensan como yo, actúan como yo, me dan respaldo y seguridad. “Los otros” son los que me quedan lejos, no son de fiar y de los que nada bueno se puede esperar. Pues va a ser que no: que, como dijo una vez Jesús, “el que no está contra nosotros, está por nosotros” (Marcos 9, 40)
Enrique Martínez Lozano Con demasiada frecuencia, el ser humano recurre a descalificaciones, utilizando recursos simplones, que consisten en imponer una etiqueta despectiva a quienes discrepan de sus propios planteamientos.
Paul Tillich decía que solo el Espíritu nos puede ayudar a descubrir de nuevo «el camino de lo profundo».
CONTO
UNA ANTIGUA LEYENDA CRISTIANA:
Cuando el Hijo de Dios fue clavado en la cruz y entregó su Espíritu, descendió inmediatamente a los infiernos y liberó a todos los pecadores que allí sufrían tormentos.
Y el demonio se afligió y lloró, porque creía que ya no conseguiría más pecadores para el infierno.
Entonces le dijo Dios: «No llores, que yo he de enviarte a todas esas santas personas que se complacen en la autoconciencia de su bondad y de su santurronería y en la condenación de los pecadores. Y el infierno volverá a llenarse una vez más, durante generaciones, hasta que decida yo regresar de nuevo».
Tomado de Un cuento para cada día
En cierta ocasión salió el diablo a pasear con un amigo. De pronto vieron ante ellos a un hombre que estaba inclinado sobre el suelo tratando de recoger algo.
– «¿Qué busca ese hombre?», le preguntó al diablo su amigo.
– «Un trozo de verdad», contestó el diablo.
– «¿Y eso no te inquieta?», volvió a preguntar el amigo.
– «Ni lo más mínimo», respondió el diablo. «Le permitiré que haga de ello una creencia religiosa».
Tomado de Anthony de Mello
¿POR QUÉ LA GENTE GRITA CUANDO ESTÁ ENFADADA?
Un día, un maestro preguntó a sus discípulos: – ¿Por qué grita la gente cuando está enfadada?
Los discípulos pensaron unos momentos. – Porque perdemos la calma, -contestaron.
-Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?,- preguntó el maestro.
– ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enfadado?
Los discípulos dieron algunas respuestas, pero ninguna de ellas agradó al maestro.
Finalmente, el maestro les explicó: -Cuando dos personas están enfadadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enfadados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego el maestro preguntó: – ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se gritan, sino que se hablan suavemente, ¿por qué?, Porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
El maestro continuó: – Cuando se enamoran aún más, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor; finalmente, no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuando están cerca dos personas que se aman.
Luego el maestro dijo: -Cuando discutáis, no dejéis que vuestros corazones se alejen, no digáis palabras que os distancien más, porque llegará un día en que la distancia sea tan grande, que no encontrareis de nuevo el camino de regreso.
Tomado de Alejandro Illescas, Los cuentos de mis homilías.
ANÉCDOTA
Algunos Santos Padres, como Atanasio, Hilario, Ambrosio, Jerónimo y Crisóstomo, consideraron que este pecado es aquella blasfemia que atribuye las obras del Espíritu Santo a los espíritus diabólicos (como ocurre en el episodio relatado en el Evangelio). San Agustín enseñó, en cambio, que este pecado es cualquier blasfemia contra el Espíritu Santo por quien viene la remisión de los pecados. Muchos otros después de San Agustín lo identificaron con todo pecado cometido con plena conciencia y malicia (y se llamaría “contra el Espíritu Santo” en cuanto contraría la bondad que se apropia a esta divina Persona).
Santo Tomás, complementando estas tres interpretaciones señaló que el “pecado contra el Espíritu Santo” es todo pecado que pone un obstáculo particularmente grave a la obra de la redención en el alma, es decir, que hace sumamente difícil la conversión al bien o la salida del pecado; así:
(1) Lo que nos hace desconfiar de la misericordia de Dios (la desesperación que excluye la confianza en la misericordia divina) o nos alienta a pecar (la presunción, que excluye el temor de la justicia).
(2) Lo que nos hace enemigos de los dones divinos que nos llevan a la conversión: el rechazo de la verdad (que nos lleva a rebatir la verdad para poder pecar con tranquilidad) y la envidia u odio de la gracia (la envidia de la gracia fraterna o tristeza por la acción de la gracia en los demás y por el crecimiento de la gracia de Dios en el mundo).
(3) Y finalmente, lo que nos impide salir del pecado: la impenitencia (la negativa a arrepentirnos y dejar nuestros pecados) y la obstinación en el mal (la reiteración del propósito de seguir pecando).
Tomado de Catholic.net
“HERMANOS”
En arameo -la lengua hablada por Jesús- se usaba la expresión “hermanos”, para designar también a los sobrinos, primos y parientes en general. Así, en el Génesis aparecen Abrahán y su sobrino Lot, y en algún momento se refieren a ellos como hermanos. Por eso, la Iglesia siempre ha entendido este pasaje como no referidos a otros hijos de la Virgen María. Estos hermanos aludidos son, pues, parientes próximos de Jesús.
Tomado de Anécdotas y catequesis
ESTA LOCO
El original griego dice, con una sola palabra: exéste. Este término es un verbo aoristo, modo indicativo, voz activa, 3ª persona del singular, del verbo exístemi. El verbo exístemi está formado por la preposición ex, que significa ‘fuera’, y el verbo hístemi, que significa ‘estar’. Por lo tanto, exístemi significa ‘estar fuera de sí’14. Pero ‘fuera de sí’ en el sentido de ‘no estar en sus cabales’, es decir, sinónimo de ‘estar loco’, de ‘haber perdido la razón’. En resumen, lo que los opositores de Jesús están diciendo, de manera simple y corta, es: ‘está loco’.
P. José A. Marcone, IVE
LOS SANTOS HAN SIDO TENIDOS POR LOCOS.
Es conocida la anécdota de San Juan Bosco. «No sólo las autoridades civiles molestaban al pobre don Bosco e intentaban impedir el desarrollo de su Obra, sino que también sus colegas sacerdotes. Es más, a éstos se les había metido en la cabeza que don Bosco estaba enloqueciendo y que todo este empeño por los jóvenes era una verdadera manía»19. Estos sacerdotes hablaron con el director del manicomio para avisarle que le iban a llevar un sacerdote (Don Bosco) que estaba loco. Don Bosco se dio cuenta, no entró en la carroza con ellos y ordenó al que conducía la carroza que llevara a dichos sacerdotes al manicomio. El director del manicomio los tuvo allí hasta la noche, pensando que no era uno el sacerdote loco, sino dos.
La acusación de locura fue una de las preferidas por el régimen soviético para anular la acción de los creyentes y a los creyentes mismos. Testigos de la fe como el Card. Mindszenty debieron beber los así llamados ‘cócteles psiquiátricos’ para, supuestamente, ‘curar’ la también supuesta ‘locura’ de alguien que tenía una fe inconmovible en Cristo.
El ser tenido por locos por ser fieles a Cristo es una de las gracias más grandes que puede recibir el cristiano. San Ignacio pone como una cúspide de la vida espiritual el ‘tercer grado de humildad’, que es una gracia que hay que pedir en los Ejercicios Espirituales: «La 3ª es humildad perfectísima, es a saber, (…) siendo igual alabanza y gloria de la divina majestad, por imitar y parecerse más actualmente a Cristo nuestro Señor, quiero y elijo más pobreza con Cristo pobre que riqueza, oprobrios con Cristo lleno de ellos que honores, y desear más de ser estimado por vano y loco por Cristo que primero fue tenido por tal, que por sabio ni prudente en este mundo»20. Por eso dice San Pablo: «Mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, locura para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios» (1Cor 1,18.21.22-24).
P. José A. Marcone, IVE
CHISTE
RENUNCIAR A SATANÁS
A un viejecito, en su lecho de muerte, le pide el sacerdote que le asiste que renuncie a Satanás. Él responde: Mire, padre, yo creo que no es este el momento más propicio para andar creándose enemigos.
ORACIÓN
NO TE ENTENDÍAN, JESÚS
Te echaban en cara no cuidar la familia,
porque Tú nos invitas a tener una familia mayor,
a que no nos engañemos con el «dar lo mejor a los míos»,
sino que transcendamos las puertas de nuestro corazón,
doliéndonos y sanando a cualquier ser humano,
sea lejano o cercano, pero es hijo de Dios.
Te atreviste a actuar en contra de la gente
y nosotros queremos agradar a todo el mundo,
que nos aplaudan los de dentro y los de fuera,
y seguirte lleva unido el ir contracorriente.
Ayúdanos, Jesús, a ver claro el camino,
a defender lo tuyo, con fuerza y con pasión,
a no desmoronarnos al primer contratiempo
y a aceptar que no aprueben nuestra forma de actuar.
Comenzaron criticándote y acabaste en una cruz,
y a nosotros nos da miedo, ser distintos, como Tú.
Danos energía y coraje, para ser signos de contradicción,
teniendo la valentía de no tener que gustar a todo el mundo.
Que Tú, Jesús, seas nuestra única seguridad,
que contrastemos la vida con la tuya,
que el Evangelio sea nuestro mapa
y el amor nuestra auténtica virtud.
Patxi Ayerra
MEDITACIÓN
El Evangelio de este domingo nos enseña dos tipos de incomprensión que Jesús debió afrontar: la de los escribas y la de sus propios familiares.
La primera incomprensión. Los escribas eran hombres instruidos en las Sagradas Escrituras y encargados de explicarlas al pueblo. Algunos de ellos fueron enviados desde Jerusalén a Galilea, donde la fama de Jesús comenzaba a difundirse, para desacreditarlo a los ojos de la gente: para hacer el oficio de chismoso, desacreditar al otro, quitar la autoridad, esa cosa fea. Y aquellos fueron enviados para hacer esto. Y estos escribas llegan con una acusación precisa y terrible —estos no ahorran medios, van al centro y dicen así: «Está poseído por Beelzebul y por el príncipe de los demonios expulsa los demonios» (v. 22). Es decir, el jefe de los demonios es quien le empuja a Él; que equivale a decir más o menos: «Este es un endemoniado». De hecho, Jesús sanaba a muchos enfermos y ellos quieren hacer creer que lo hacía no con el espíritu de Dios —como lo hacía Jesús—, sino con el del Maligno, con la fuerza del diablo.
Jesús reacciona con palabras fuertes y claras, no tolera esto, porque esos escribas, quizás sin darse cuenta están cayendo en el pecado más grave: negar y blasfemar el Amor de Dios que está presente y obra en Jesús. Y la blasfemia, el pecado contra el Espíritu Santo, es el único pecado imperdonable —así dice Jesús—, porque comienza desde el cierre del corazón a la misericordia de Dios que actúa en Jesús. Pero este episodio contiene una advertencia que nos sirve a todos. De hecho, puede suceder que una envidia fuerte por la bondad y por las buenas obras de una persona pueda empujar a acusarlo falsamente. Y aquí hay un verdadero veneno mortal: la malicia con la que, de un modo premeditado se quiere destruir la buena reputación del otro. ¡Que Dios nos libre de esta terrible tentación! Y si al examinar nuestra conciencia, nos damos cuenta de que esta hierba maligna está brotando dentro de nosotros, vayamos inmediatamente a confesarlo en el sacramento de la penitencia, antes de que se desarrolle y produzca sus efectos perversos, que son incurables. Estad atentos, porque este comportamiento destruye las familias, las amistades, las comunidades e incluso la sociedad.
El Evangelio de hoy también habla de otro malentendido, muy diferente con Jesús: el de sus familiares, quienes estaban preocupados porque su nueva vida itinerante les parecía una locura. (cf. v 21). De hecho, Él se mostró tan disponible para la gente, sobre todo para los enfermos y pecadores, hasta el punto de que ya ni siquiera tenía tiempo para comer. Estaba para la gente. No tenía tiempo ni siquiera para comer. Sus familiares, por lo tanto, decidieron llevarlo de nuevo a Nazaret, a casa. Llegan al lugar donde Jesús está predicando y lo mandan llamar. Le dicen: «He aquí, tu madre, tus hermanos y hermanas están afuera y te buscan» (v.32) y Él responde: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» y mirando a las personas que le rodeaban para escucharlo, añade: «¡He aquí mi madre y mis hermanos! Porque quien cumpla la voluntad de Dios, es mi hermano, mi hermana y mi madre» (vv. 33-34). Jesús ha formado una nueva familia, que ya no se basa en vínculos naturales, sino en la fe en Él, en su amor que nos acoge y nos une entre nosotros, en el Espíritu Santo. Todos aquellos que acogen la palabra de Jesús son hijos de Dios y hermanos entre ellos. Acoger la palabra de Jesús nos hace hermanos entre nosotros y nos hace ser la familia de Jesús. Hablar mal de los demás, destruir la fama de los demás nos vuelve la familia del diablo.
Aquella respuesta de Jesús no es una falta de respeto por su madre y sus familiares. Más bien, para María es el mayor reconocimiento, porque precisamente ella es la perfecta discípula que ha obedecido en todo a la voluntad de Dios. Que nos ayude la Virgen Madre a vivir siempre en comunión con Jesús, reconociendo la obra del Espíritu Santo que actúa en Él y en la Iglesia, regenerando el mundo a una vida nueva.
Papa Francisco, Ángelus, 10 de junio de 2018
CANTO
Jesús Cabello – ESPÍRITU
Espíritu de Dios HERMANA GLENDA