CITA
San Juan de la Cruz «El amor ni cansa, ni se cansa»
San Agustín: «Señor, dame lo que me pides, y pídeme lo que quieras».
Agustín, «El amor de Dios es lo primero que se manda, y el amor del prójimo lo primero que se debe practicar. (…) Tú, que todavía no ves a Dios, amando al prójimo te harás merecedor de verle a Él. El amor del prójimo limpia los ojos para ver a Dios, como dice claramente Juan: Si no amas al prójimo, a quien ves, ¿cómo vas a amar a Dios, a quien no ves? (cfr 1 Jn 4,20)» (In Ioannis Evangelium 17,8).
Antonio de Padua ¿Quieres poseerlo todo? Dale lo que eres, y te dará lo que Él es. No tendrás nada tuyo; pero lo tendrás a él mismo todo entero siendo tú mismo entero también. Para el Domingo y Fiestas de los Santos: ¿Quieres ser totalmente? Ama totalmente
Bernardo El amor se basta, está a gusto consigo mismo, es su propio mérito y su propia recompensa. El amor no quiere otra causa, ni otro fruto que a sí mismo. Su verdadero fruto, es ser. Amo porque amo. Amo para amar…Sobre el Cantar de los Cantares: Amo porque amo. Amo para amar
santo Tomás, la caridad no es sólo «la más noble de todas las virtudes» (excellentisima omnium virtutum), sino también «la forma de todas las virtudes, porque gracias a ella sus actos se ordenan al fin último y debido» (II-II, q. 23, aa. 6 y 8).
San Juan Pablo II La experiencia histórica nos enseña cuán difícil es la realización concreta de este precepto. Y, sin embargo, es el centro de la ética cristiana, como un don que viene del Espíritu y que es necesario pedirle…el Espíritu Santo es el que nos hace caminar en el amor y nos hace capaces de superar todos los obstáculos hacia la caridad. Audiencia General (22-05-1991)
Juan de la Cruz: “Al final de la vida seremos juzgados sobre el amor”;
san Francisco, “¡El amor no es amado; el amor no es amado”‘, “¡Mi Dios y mi todo’”
San Bernardo: “En vuestras relaciones con el prójimo quitad los ojos del hombre exterior con su envoltura de barro y no paréis sino en el hombre interior, creado a imagen de Dios, rescatado con la sangre de Cristo, templo del Espíritu Santo, mansión de Cristo, destinado a la eterna bienaventuranza”.
“el valor de un alma se mide por el amor que ella tiene a Dios”.
“la virtud que nos une a Dios es la caridad”.
San Ignacio: considera a Cristo en nuestros prójimos; considéralos como a superiores, cédeles el paso.
Tomás Kempis (1379-1471)
El amor es muy poderoso, un bien grandioso y completo.
El amor aligera toda carga, y suaviza los lugares ásperos.
Aguanta cualquier cosa difícil como si nada,
y convierte la amargura en algo dulce y aceptable.
Nada es mas dulce que el amor,
Nada es mas fuerte,
Nada es mas alto,
Nada es más ancho,
Nada es más placentero,
Nada es mas lleno y mejor en el cielo o en la tierra,
Pues el amor es nacido de Dios.
El amor vuela, corre y brinca de gozo.
Es gratis y sin restricción.
El amor no conoce limites,
pero fervientemente trasciendo toda atadura.
El amor no siente la carga,
no toma crédito por su esfuerzo,
E intenta hacer cosas mas allá de sus fuerzas.
El amor no ve algo como imposible,
Pues se siente capaz de lograr todas las cosas.
Es extraño y efectivo,
Mientras que aquellos que no lo tienen desmayan y fracasan.
El amor no es inconstante ni sentimental
Tampoco pone su empeño en vanidades,
Como flama viva y como antorcha ardiente
Se mueve hacia arriba y con seguridad sobrepasa cualquier obstáculo.
PROVERBIO
“Al cuello, lo dobla la espada; pero al corazón, únicamente lo dobla otro corazón”. (Proverbio árabe)
«Obras son amores, y no buenas razones». (Refrán)
ANÉCDOTA
En la basílica de la Virgen de Luján, en Argentina, un sitio de peregrinación nacional muy frecuentado, era costumbre llevar ramos de flores para la Virgen. La última vez que estuve allí, me llamó la atención un letrero colocado de manera oficial y muy clara advirtiendo a los fieles que a la Virgen le agrada mucho más que se dé de comer al hambriento que el que le regalen a ella un ramo de flores.
José Luis Sicre
Una señora, impresionada por ver a la Madre Teresa bañar a un leproso, le dijo:
– Yo no bañaría a un leproso ni por un millón de dólares,
La Madre Teresa le contestó:
– Yo tampoco porque a un leproso solo se lo puede bañar por amor.
“El alma que anda en amor, no cansa ni se cansa”
(San Juan de la Cruz)
Cuenta la misma Madre Teresa…
“Hace una semana, antes de venir, un señor llegó a nuestra casa con su pequeño hijo y me dijo:
– Mi hijo la quiere mucho a usted, Madre Teresa, y urante un mes no ha gastado su propina porque quiere hacerle un regalo para los pobres que usted ama tanto.
Y el señor me dijo luego:
– Me siento avergonzado delante de mi hijo. Yo también la quiero a usted, por eso he decidido que voy a dejar de fumar por un mes, no voy a beber por un mes y le voy a dar ese dinero.
Aquí están un padre y un niño juntos ofreciendo su amor en acción…”
“No se trata de cuánto demos, sino de cuánto amor ponemos en lo que damos.”
Muchos hebreos, en Auschwitz, iban hacia la muerte con estas palabras en los labios: Shema, Israel.
En un manuscrito, encontrado en 1952 junto a uno de los hornos crematorios, está descrito un episodio dramático.
Un rabino, proveniente de Francia, Moshe Friedman, antes de ir a la muerte se acercó a un alto funcionario nazi y, habiéndose aproximado junto al bávaro, «con voz leonina» le anunció el castigo divino por todo lo que hacían a su pueblo; en consecuencia, se puso el sombrero en la cabeza y «con infinito arrojo» se puso a proclamar: «¡Shema, Israel!» Todos los demás hebreos le siguieron gritando a su vez: ¡Shema, Israel!
Y, escribe el testigo de la escena, que un extraordinario sentido de lo sobrenatural se apoderó de todos los presentes.
CONTO
LO IMPORTANTE Y LO URGENTE
In día, un anciano profesor fue llamado como experto para hablar sobre la planificación más eficaz del tiempo a los mandos superiores de algunas importantes empresas norteamericanas. Entonces decidió probar un experimento. De pie, frente al grupo listo para tomar apuntes, sacó de debajo de la mesa un gran vaso de cristal vacío. A la vez tomó también una docena de grandes piedras, del tamaño de pelotas de tenis, que colocó con delicadeza, una por una, en el vaso hasta llenarlo. Cuanto ya no se podían meter más, preguntó a los alumnos: «¿Os parece que el vaso está lleno?», y todos respondieron: «¡Sí!». Esperó un instante e insistió: «¿Estáis seguros?».
Se inclinó de nuevo y sacó de debajo de la mesa una caja llena de gravilla que echó con precisión encima de las grandes piedras, moviendo levemente el vaso para que se colara entre ellas hasta el fondo. «¿Está lleno esta vez el vaso?», preguntó. Más prudentes, los alumnos comenzaron a comprender y respondieron: «Tal vez aún no». «¡Bien!», contestó el anciano profesor. Se inclinó de nuevo y sacó esta vez un saquito de arena que, con cuidado, echó en el vaso. La arena rellenó todos los espacios que había entre las piedras y la gravilla. Así que dijo de nuevo: «¿Está lleno ahora el vaso?». Y todos, sin dudar, respondieron: «¡No!». En efecto, respondió el anciano, y, tal como esperaban, tomó la jarra que estaba en la mesa y echó agua en el vaso hasta el borde.
En ese momento, alzó la vista hacia el auditorio y preguntó: «¿Cuál es la gran verdad que nos muestra ese experimento?». El más audaz, pensando en el tema del curso (la planificación del tiempo), respondió: «Demuestra que también cuando nuestra agenda está completamente llena, con un poco de buena voluntad, siempre se puede añadir algún compromiso más, alguna otra cosa por hacer». «No –respondió el profesor–; no es eso. Lo que el experimento demuestra es otra cosa: si no se introducen primero las piedras grandes en el vaso, jamás se conseguirá que quepan después». Tras un instante de silencio, todos se percataron de la evidencia de la afirmación. Así que prosiguió: «¿Cuáles son las piedras grandes, las prioridades, en vuestra vida? ¿La salud? ¿La familia? ¿Los amigos? ¿Defender una causa? ¿Llevar a cabo algo que os importa mucho? Lo importante es meter estas piedras grandes en primer lugar en vuestra agenda. Si se da prioridad a miles de otras cosas pequeñas (la gravilla, la arena), se llenará la vida de nimiedades y nunca se hallará tiempo para dedicarse a lo verdaderamente importante. Así que no olvidéis plantearos frecuentemente la pregunta: “¿Cuáles son las piedras grandes en mi vida?” y situarlas en el primer lugar de vuestra agenda». A continuación, con un gesto amistoso, el anciano profesor se despidió del auditorio y abandonó la sala.
Oído en una sesión de orientación espiritual:
«¿Cómo puedo amar a Dios tal como dicen las Escrituras? ¿Cómo puedo darle todo mi corazón?».
«Primero debes vaciar tu corazón de todas las cosas creadas».
¡Engañoso! No temas llenar tu corazón con las personas y las cosas que amas, porque el amor de Dios no ocupará espacio en tu corazón, del mismo modo que la voz del cantante no ocupa espacio en la sala de conciertos.
El amor no es como una hogaza de pan. Si doy un pedazo de la hogaza, me quedará menos pan que ofrecer a los demás. El amor se parece más al pan eucarístico. Cuando lo recibo, recibo a Cristo en su totalidad. Pero no por ello recibes tú menor parte de Cristo; tú también recibes a Cristo entero; y también el otro; y el de más allá.
Puedes amar a tu madre con todo tu corazón; y a tu esposa; y a cada uno de tus hijos. Lo asombroso es que el dar todo tu corazón a una persona no te obliga a dar menos a otra. Al contrario, cada una de ellas recibe más.
Porque si sólo amas a tu amigo y a nadie más, de hecho lo que le ofreces es un corazón bastante pobre. Tu amigo saldrá ganando si ofreces también tu corazón a los demás.
Y Dios saldría perdiendo si insistiera en que le entregaras tu corazón únicamente a El. Regala tu corazón a otros: a tu familia, a tus amigos… y Dios saldrá ganando cuando le ofrezcas a El todo tu corazón.
«GRACIAS» Y «SÍ»
¿Qué significa amar a Dios? A Dios no se le ama del mismo modo que se ama a las personas a las que uno puede ver, oír y tocar. Porque Dios no es una persona en el sentido en que nosotros usamos esta palabra.
Dios es el Desconocido. El totalmente Otro. Dios está por encima de expresiones tales como él o ella, persona o cosa.
Cuando decimos que la audiencia llena la sala y que la voz del cantante llena también la sala, estamos empleando la misma palabra para referirnos a dos realidades totalmente diferentes. Cuando decimos que amamos a Dios con todo nuestro corazón y que amamos al amigo con todo nuestro corazón, estamos también empleando las mismas palabras para expresar dos realidades totalmente diferentes. Porque la voz del cantante en realidad no llena la sala. Y no podemos realmente amar a Dios en el sentido corriente de la palabra.
Amar a Dios con todo el corazón significa decir un «Sí» incondicional a la vida y a todo lo que la vida trae consigo. Aceptar sin reservas todo lo que Dios ha dispuesto con relación a la propia vida. Tener la actitud que tenía Jesús cuando dijo: «No se haga mi voluntad, sino la tuya». Amar a Dios con todo el corazón significa hacer propias las célebres palabras de Dag Hammarskjold: Por todo lo que ha sido, gracias. A todo lo que ha de ser, sí.
Esto es lo que únicamente puede darse a Dios. En este terreno Dios no tiene rival. Y comprender que en esto consiste amar a Dios significa,. al mismo tiempo, comprender que amar a Dios no es obstáculo para amar incondicional, tierna y apasionadamente a los amigos.
La voz del cantante inunda la sala y sigue en posesión de la misma, prescindiendo de lo atestada de gente que la sala pueda estar. La presencia de mayor número de gente no es para ella ningún obstáculo. La única amenaza podría venir de una voz rival que pretendiera ahogarla. Dios conserva un dominio indiscutible sobre tu corazón, prescindiendo del número de personas que quepan en él. Tampoco es obstáculo para Dios la presencia de dichas personas. La única amenaza podría venir de un intento, por parte de esas personas, de desvirtuar el «sí» incondicional que tú pronuncias a todos los planes que Dios pueda tener acerca de tu vida.
CANTO
Dame Tus Ojos – Jesús Adrián Romero ft Marcela Gándara https://youtu.be/T5gGDtW9l2Y
BROTES DE OLIVO AMAR A DIOS