CITAS
«Son hermosas las palabras en la boca
de quien las pone en práctica».
Dicho rabínico
Cosas que conocen todos pero que nadie cantó
(Martín Fierro)
«Haz, Señor, que yo sea una flauta de caña, en la que la música que suene seas Tú».
Tagore
La humildad es como la ropa interior; indispensable,
pero indecorosa cuando queda a la vista
NADIE ES MÁS QUE NADIE
Fray Marcos
San Agustín: Sea yo quien sea, fíjate en lo que se te dice, no
Juan Crisóstomo Los cristianos que sirven bajo el mismo estandarte, bajo el mismo jefe, se devoran y se desgarran: ¡unos por un poco de oro, otros por la gloria, algunos sin ningún motivo, otros por el placer de un buen nombre! Entre nosotros, el nombre de hermanos es una palabra vana… Sobre la Carta a los Romanos: Algunas palabras causan lesiones mucho más profundas n. 8 : PG 60, 464
Isaac de Siria Porque si te enorgulleces de las gracias que la providencia te ha dado, ésta te abandona y caes de nuevo… Sermones ascéticos: Los bienes de la humildad 1ª serie, n. 49
Origenes, «Esta vanagloria consiste en desear tres cosas. Primero, el primado. Segundo, que le presenten reverencia. Tercero, en tener la excelencia del nombre (laus nominis). El que busca la vanagloria, busca una de estas tres cosas, o las
Beato Palafox: Que los buenos pastores han de ser más madres que Padres de sus feligreses, y en ningún caso Señores.
Teresa de Calcuta No creo que haya nadie que necesite tanto de la ayuda y gracia de Dios como yo.
Papa Francisco La codicia del dinero y del poder. Y para satisfacer esta codicia, los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables, que ellos mismos ni siquiera tocan con dedo ().
Pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos… Nada que ver con esos que huelen a perfume caro y te miran de lejos y desde arriba. Jueves Santo 2 de abril de 2015
Luis Quinteiro Fiuza Para ocupar cargos y honores, nunca faltarán candidatos; lo difícil es hallar a personas dispuestas a gastar y desgastar su vida por los demás, sin alharacas ni pretensiones. Y ésta es la verdadera grandeza, puesto que son éstas las personas verdaderamente necesarias. Ésta es la grandeza de Dios, el infinitamente grande que no humilla, sino que se humilla para engrandecer a los que ama.
Alessandro Pronzato, Según el lenguaje de los monjes antiguos- un «portador de hábitos» no es necesariamente un «portador de Dios».(el pan del domingo ciclo a, edit. Sigueme salamanca 1986.págs. 228-231)
Todos nos sentimos con derecho a estar descontentos de los hermanos, porque traicionan nuestras legítimas esperanzas. Y, por parte nuestra, no esperamos nunca nada de nosotros mismos. ¡Pretendemos tan poco de nosotros mismos! (…).El Acoso De Dios Edic. Sígueme.Salamanca-1981 .Pág. 221
J. M. Totosausen LA IGLESIA SOLAMENTE EXISTEN SERVICIOS, NO CARGOS.
Fray Marcos SANTÍSIMO PADRE, EMINENCIA REVERENDÍSIMA. MUY REVERENDO PADRE SUPERIOR
HIPOCRESÍA
Dios os ha dado una cara y vosotros os hacéis otra. William Shakespeare
El hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los otros. Padre Jaime Balmes
La alegría de un hipócrita sólo dura un momento. Job
La hipocresía y la culpa son hermanas gemelas. Manuel Tamayo y Baus
Todos somos pecadores. Pero pidamos al Señor no ser hipócritas. Los hipócritas no saben lo que es el perdón, la alegría, el amor de Dios. SS. Francisco
CONTO
TODOS SOMOS IGUALES ANTE DIOS
En un avión que cubría un vuelo entre Johannesburgo y Londres, a una señora blanca, de unos cincuenta años, le tocó sentarse al lado de un hombre de color. Llamó a la azafata para quejarse:
-¿Cuál es el problema señora? -pregunta la azafata.
-Pero, ¿no lo ve? -responde la señora. -Me ha colocado al lado de un negro. No puedo quedarme al lado de estos «inmundos». Déme otro asiento.
-Por favor, cálmese -dice la azafata. -Casi todos los asientos de este vuelo están ocupados. Voy a ver si hay alguna plaza en clase ejecutiva o en primera.
La azafata se marchó y volvió pasados unos minutos.
-Señora -explica la azafata -como yo sospechaba, no hay ninguna plaza disponible en clase económica. He hablado con el capitán y me ha confirmado que tampoco hay plazas en clase ejecutiva. Pero sí tenemos un lugar en primera clase.
Antes de que la señora pudiese responder algo, la azafata continuó:
-Es totalmente inusitado que la compañía conceda un asiento de primera clase a alguien que está en económica, pero dadas las circunstancias, el capitán ha considerado que sería escandaloso que alguien sea obligado a sentarse al lado de una persona que nos haga sentir mal…
La señora, con cara de satisfacción, se preparó para abandonar su asiento e ir a ocupar el asiento en la clase ejecutiva… En eso, la azafata mira a la persona de color y le dice:
-Si el señor me hiciera el favor de tomar sus pertenencias, el asiento de primera clase ya está preparado.
Y todos los pasajeros alrededor, que acompañaron la escena, se levantaron y aplaudieron la actitud de la compañía.
«Todos somos iguales a los ojos de Dios»
Tomado de Web Católico de Javier
ANÉCDOTA
RABÍ
La palabra «rabí» con que saludaban a los personajes más importantes, se puede traducir por «maestro mío» o «mi señor» (prácticamente, ¡nuestro «monseñor»!). En cuanto a las ventajas y privilegios, hay que advertir que «en una sociedad, en su mayoría religiosa, era fuerte la tentación de los observantes y devotos de aprovecharse en el plano social y personal del prestigio que se deriva tanto del papel religioso como de las prácticas devotas» (R. Fabris).
Tomado de Alessandro Pronzato
El Pan Del Domingo Ciclo A Edit. Sigueme Salamanca 1986.Págs. 228-231
FARISEOS
Fariseo significa “separado”. Los fariseos eran los más rigurosos de los judíos. Aparecen como reacción contra la inclinación de ciertos judíos hacia las costumbres griegas. El fariseo se aferra a la ley mosaica para evitar la influencia en ella del helenismo. (Alba, 2009)
UN SERMÓN QUE CAMINA
En el año 1953 un hombre llegaba a la estación de ferrocarril de Chicago. Le había concedido el Premio NOBEL DE LA PAZ. Bajó del tren un hombre alto con el pelo enmarañado y un gran bigote.
Allí lo esperaban las autoridades y los reporteros con sus cámaras. Les dio las gracias y pidió que le excusaran un momento. Caminó entre la multitud y se dirigió a una señora negra muy mayor que apenas podía llevar dos grandes maletas. Le cogió las maletas, la acompañó hasta el autobús y le deseó un feliz viaje.
Albert Schweitzer pidió disculpas a las autoridades y reporteros por haberles hecho esperar. Un reportero exclamó: “Es la primera vez en mi vida que veo un sermón que camina”.
Tomado de P, Félix Jiménez
¿QUÉ SON LAS FILACTERIAS?
Son como unas pequeñas cajitas de piel que se atan con correas en la muñeca y en la frente (Ex 13,9- Ex 13,16). En la cajita de la muñeca tiene un sólo compartimiento, en el que se guarda un rollito de pergamino con los siguientes cuatro textos de la Biblia: Ex 13,1-10,11-i6; Dt 6,4-9. 11,13-21.
La de frente es igual, pero tiene cuatro compartimientos, en cada uno de los cuales se guarda un rollito con cada uno de los cuatro pasajes. Los fariseos para llamar más la atención, no sólo usaban filacterias, sino que las llevaban lo más grande posible para demostrar su cumplimiento.
Llevaban por fuera unos flecos. En Núm 15, 37-41 y Dt 22,12 leemos que Dios mandó a su pueblo a que hiciera borlas en los bordes de las vestiduras, para que cuando las vieran se acordaran de los mandamientos de Dios. Estas borlas eran como pompones que se usaban en las cuatro esquinas de la túnica exterior. Posteriormente se pusieron en la ropa interior, y hoy día se mantienen en el chal que se ponen los devotos judíos para hacer oración. Se hacían los flecos excesivamente largos para hacer ostentación de piedad y usarlos para que los demás se fijasen en ellos.
Los primeros asientos. En Palestina, los últimos asientos eran para los niños y para la gente menos importante. Cuanto más adelante estaba el asiento, mayor era el honor. Los sitios más honorables eran los de los ancianos, que se sentaban de cara a la congregación.
Tomado de Mercaba
FILACTERIAS Y ALZACUELLOS, BORLAS Y COLORINES
El discurso sigue con el mismo enfoque irónico. Después de afirmar que «no hacen», dice que hacen muchas cosas, pero todas para llamar la atención. Y se detiene en algo a lo que Jesús daba mucha importancia: la forma de vestir.
Las filacterias eran pequeñas cajas forradas de pergamino o de piel negra de vaca que contienen tiras de pergamino en las que están escritos cuatro textos bíblicos (Dt 11,13-22; 6,4-9; Ex 13,11-16; Ex 13,2-10). Desde los trece años, durante la oración de la mañana en los días laborables, el israelita varón se ponía una sobre la cabeza y otra en el brazo izquierdo, pronunciando estas palabras: «Bendito seas, Yahvé, Dios, Rey del Universo, que nos has santificado por tus mandamientos y que nos has ordenado llevar tus filacterias». Mateo alude a una costumbre de los judíos beatos, que llevaban las filacterias todo el día y agrandaban las borlas para hacerlas más visibles.
El origen de las borlas se remonta a Nm 15,38s: «Di a los israelitas: Haceos borlas y cosedlas con hilo violeta a la franja de vuestros vestidos. Cuando las veáis, os recordarán los mandamientos del Señor y os ayudarán a cumplirlos sin ceder a los caprichos del corazón y de los ojos, que os suelen seducir». Los judíos beatos agrandaban esas borlas que llamar la atención. Escribas y fariseos caen en estos defectos, a los que se añaden otros detalles de presunción.
UNA ANÉCDOTA QUE VIENE A CUENTO
Me contaban hace poco que un compañero fue a visitar a un cardenal. Cometió el tremendo error de llamarle “Excelencia” (título de un obispo) en vez de “Eminencia”. Al interesado se le mudó la cara ante tamaña ofensa. Y mi compañero no consiguió lo que pedía.
. Tomado de J.L. Sicre
EJEMPLOS PREDICABLES
EL MARISCAL HINDENBURG.
No fueron modestos y humildes solamente los hombres de ciencia, también los grandes caudillos de todos los tiempos fueron señalados por poseer estas virtudes en grado eminente. El mariscal de campo von Hindenburg, el azote de los rusos en la campaña de 1914 a 1915, después de sus magníficas victorias fue saludado por todo el pueblo alemán como el salvador de la patria en peligro. Cuando Hindenburg, luego de haber derrotado a los rusos, regresó a su ciudad natal de Posen, en 23 de diciembre de 1914, la juventud escolar de esta ciudad le recibió con grandes ovaciones. Hindenburg les dio las gracias y dijo: «No merezco el agradecimiento que me demostráis por mis victorias sobre los rusos, el agradecimiento corresponde por entero a Dios, que es quien nos envía la derrota o la victoria. El Señor no nos ha dejado de su mano y por su clemencia vencimos a los enemigos». Los grandes hombres siempre son modestos.
«¡ESTO NO ES MÁS QUE UN ENANO!»
Dios permite a menudo que los hombres más ilustres carezcan de algo corriente en los otros hombres y que en apariencia parece hacerles inferiores a los demás mortales.
El Apóstol San Pablo era pequeño y de naturaleza débil, así como el Papa Gregorio el Grande, el Príncipe Eugenio de Saboya, Alejandro de Macedonia, y muchos otros aun. También en un convento de Ancona vivía un monje de mucha virtud llamado Constantino, pero débil y esmirriado de cuerpo. Todos sus contemporáneos le tenían por santo. Atraídos por el renombre de sus virtudes, eran muchos los que acudían al convento aquel, ansiosos de ver de cerca a un hombre de tanta santidad. Entre estos llegó un día un campesino, que apercibiendo al santo monje muy atareado limpiando una lámpara, viéndole tan endeble, exclamó lleno de admiración: «Esto no es más que un enano. No creo que en tan pequeño cuerpo pueda caber virtud tan grande». El piadoso Constantino acertó a oír estas palabras, y con aire satisfecho dijo al campesino: «Tú sí que tienes de mí la opinión más justa que pueda darse». Los hombres humildes no se irritan si se ven menospreciados, porque saben despreciar al desprecio. La mayor virtud siempre la veréis acompañada de la mayor humildad.
LUÍS PASTEUR
En un tren que recorría Francia, al rededor del año 1890, Un anciano se sentó a un lado de un jovencito. El anciano, con una biblia bajo el brazo sostenía un rosario, el cual iba rezando…
El joven, al ver esto, interrumpió la concetración del anciano y le dijo: ¿De verdad, señor, usted cree en esa fábula?
A lo que el anciano respondió que sí.
El joven le empezó a decir que la ciencia dice esto, que la ciencia dice aquello, que el génesis tiene tal error, etc.
El señor atento, le decía: mmm… que interesante,
A lo que el joven le empezó a recomendar lecturas, acerca de la revolución, del ateismo, de ideología, de biología y otros.
El anciano contento le decía: Que interesante, a mi me encanta leer y siempre quiero aprender cosas nuevas… Entonces, después de todo el discurso de joven, en el cual decía cosas como que tener fé era de gente que no creía en la ciencia, etc., le tocó al joven bajarse, por lo que antes le diijo al viejo: Deme por favor su tarjeta de presentación (época en que todo el mundo tenía una) para enviarle los libros. Con un tono de arrogancia.
Con esto, el anciano sacó de su abrigo la tarjeta, se la dió al joven y se despidió amablemente.
Por el otro lado el joven guardó la tarjeta y salió con la frente muy en alto. Luego, después de envolver un paquete con todos los libros, se dirigió al correo.
Entonces, cuando le preguntaron por la dirección donde quería hacer llegar el paquete, el jovencito saco por primera vez la tarjeta, inmensa fué su impresión al ver que decía algo así como;
» Doctor y Profesor, Director General del Instituo de Investigaciones Cientificas, Luis Pasteur, Universidad nacional francesa de ciencias y humanidades.
Un poco de ciencia nos aleja de Dios, más un monton de ella nos devuelve a Él. «
VACÍO INTERIOR
Un día”, dice un autor, “caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva; y, después de un pequeño silencio, me preguntó”:
– Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas algo más?
– El ruido de una carreta.
– Sí, es una carreta vacía.
– ¿Cómo sabes, papá, que es una carreta vacía, si no la vemos?
– Es muy fácil saber si una carreta esta vacía por el ruido. Cuanto más vacía va, mayor es el ruido que hace.
A lo largo de mi vida, pensando en la carreta vacía, he comprendido que hay muchos hombres que van por la vida hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de los otros, presumiendo de lo que tienen, menospreciando a la gente. Entonces, pienso en la carreta. Hay demasiada gente que está vacía por dentro y necesita hablar y estar en medio del ruido para acallar su conciencia, porque están vacíos. No tienen tiempo para pensar, ni para leer y no pueden soportar el silencio para reflexionar y hablar con Dios. Por eso, la humildad es la virtud que consiste en callar las propias virtudes y permitirles a los demás descubrirlas.
(Spirago»Catecismo en Ejemplos» ed. Políglota 1931 Pág. 195 y 199)
Tomado de MSC
CHISTE
Un joven – de buena posición social – comenzó a salir con una joven artista.
Esta relación era cada más íntima y el joven estaba considerando la posibilidad de un futuro matrimonio. Pero como era muy precavido contrató a un detective privado para investigar a la joven y asegurarse de que no había ni otros hombres, ni otros hijos, ni ninguna deuda, ni nada oscuro en el armario de su vida.
El detective desconocía esta relación. Sólo le dieron el nombre de la joven a investigar.
Durante meses siguieron las andanzas de la joven y, al final de su investigación, entregó el siguiente informe.
Es una joven encantadora, honrada y muy decente. Sólo hay una cosa que reprocharle.
Últimamente venta con un joven -de muy buena posición social- que es de carácter dudoso y de una reputación más que sospechosa.
Este joven hipócrita recibió la medicina que necesitaba:
- mira en tu armario primero y límpialo,
- no señales a nadie con el dedo,
- fue denunciado por sus malas artes.
Tomado de P, Félix Jiménez
JESÚS EN LA ESO.
En aquel tiempo Jesús subió a la montaña y sentándose en una gran piedra dejó que sus discípulos y seguidores se le acercaran. Después, tomando la palabra, les enseñó diciendo:
– En verdad, en verdad os digo que serán bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Que serán bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los perseguidos a causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos…
Entonces Pedro le interrumpió para decir:
– ¿Tenemos que saberlo de memoria?
Y Andrés dijo:
– ¿Tenemos que escribirlo?
Y Santiago dijo:
– ¿Tenemos que examinarnos de esto?
Y Felipe dijo:
– No tengo papiro.
Y Bartolomé dijo:
– ¿Te lo tenemos que entregar?
Y Juan dijo:
– ¿Puedo ir al servicio?
Y Judas:
– ¿Y esto para qué sirve?
Entonces uno de tantos fariseos presentes, que nunca había enseñado, pidió ver la Programación de Jesús y, ante el asombro del Maestro, le inquirió en estos términos:
– ¿Cuál es tu nivel de competencia curricular?
– ¿Cómo atiendes a la diversidad?
– ¿Cómo has diseñado la motivación de intereses palestinos y gentiles?
– ¿Qué significatividad tiene el material de aprendizaje que pretendes enseñar?
A Jesús se le llenaron los ojos de lágrimas y, elevándolos al cielo, pidió al Padre la jubilación anticipada.
POEMA
EL LECHO DE PROCUSTO
Jesús reconduce la Ley a su último objetivo:
servicio a la vida, a la justicia,
al amor, y a la verdad.
Un Torquemada griego laico y primitivo.
Un talibán fundamentalista,
para el que todo
cuanto no se ajustaba al angosto y rígido lecho de su mente
acababa despiadadamente mutilado.
Y la historia se reescribe.
Visionarios de vía estrecha, elegidos
por no se sabe bien qué demiurgo.
Se consideran gestores responsables
de pastorear las ideas ajenas,
no cesando en su celoso empeño
hasta encerrarlas –velis nolis–
en el redil, de sus certezas personales.
Un discurrir oscuro
por el angosto Cañón del Colorado,
condenado a la horca inexorable
de sus estrechas y rígidas creencias:
Caballeros de la armadura oxidada,
Jinetes del Apocalipsis.
Como Narcisos
ya irredentos acaban ellos y sus fieles
ahogados en el fondo del cauce de sí mismos.
(EVANGÉLICO CUARTETO. Ediciones Feadulta)
Poema El lecho de Procusto, encabezado por Mt 5-20 “Porque os digo que si vuestra justicia no supera a la de los letrados y fariseos, no entraréis en el reino de Dios”, se relata la triste historia de este bandido y posadero griego, talibán fundamentalista que asesinaba sin piedad a cuantos no fueran de su misma medida y pensamiento.
ORACIÓN
En 1972, en una revista clandestina se publicó una oración encontrada en el bolsillo de la chaqueta del soldado Aleksander Zacepa, compuesta poco antes de la batalla en la que perdió al vida en la segunda guerra mundial. Dice así.
¡Escucha, oh Dios! En mi vida no he hablado ni una sola vez contigo, pero hoy me vienen ganas de hacer fiesta. Desde pequeño me han dicho siempre que Tú no existes… Y yo, como un idiota, lo he creído.
Nunca he contemplado tus obras, pero esta noche he visto desde el cráter de una granada el cielo lleno de estrellas y he quedado fascinado por su resplandor. En ese instante he comprendido qué terrible es el engaño… No sé, oh dios, si me darás tu mano, pero te digo que Tú me entiendes…
¿No es algo raro que en medio de un espantoso infierno se me haya aparecido la luz y te haya descubierto?
No tengo nada más que decirte. Me siento feliz, pues te he conocido. A medianoche tenemos que atacar, pero no tengo miedo, Tú nos ves.
¡Han dado la señal! Me tengo que ir. ¡Qué bien se estaba contigo! Quiero decirte, y Tú lo sabes, que la batalla será dura: quizá esta noche vaya a tocar a tu puerta. Y si bien hasta ahora no he sido tu amigo, cuando vaya, ¿me dejarás entrar?
Pero, ¿qué me pasa? ¿Lloro? Dios mío, mira lo que me ha pasado. Sólo ahora he comenzado a ver con claridad… Dios mío, me voy… Será difícil regresar. Qué raro, ahora la muerte no me da miedo».
Tomado de P, Raniero Cantalamessa
No nos abandones en la tentación.
No nos dejes expuestos al placer,
ni al consumo, ni a la pura ciencia,
ni a los valores dominantes, ni al cansancio,
ni al aburguesamiento que traen los años,
ni a la autosuficiencia, ni al fariseísmo,
ni al engaño propio, ni al olvido de ti.
Somos débiles, aunque a veces
no nos lo creamos nosotros mismos.
Líbranos del mal,
de la ceguera y del endurecimiento de corazón,
de la instalación y del cambio de calle,
cuando apareces tú en la otra esquina.
EUCARISTÍA 1990/51
MEDITACIÓN
En el orden espiritual, nadie es más que nadie.
Todo lo que somos se lo debemos a Dios.
Y Dios da a todos lo mismo porque se da Él mismo.
La energía para caminar ya la tengo.
Falta saber en qué dirección tengo
que orientar mis pasos.
El que ya ha subido a la cumbre,
puede mostrarme las dificultades.
Fray Marcos
RELIGIÓN
«Vuestra vida cotidiana es vuestro templo y vuestra religión.
Cuantas veces entréis en ella, llevad con vosotros vuestro ser.
Llevad el arado, la fragua, el martillo, el laúd.
Las cosas que modelasteis en la necesidad o en el placer
Pues en sueños, no podéis elevaros por encima de vuestras realizaciones ni caer por debajo de vuestros fracasos
Y llevad con vosotros a todos los hombres.
Pues en la adoración, no podéis volar por encima de sus esperanzas ni descender por debajo de su desesperación.
Y si queréis a Dios, no os preocupéis por descifrar enigmas.
Mirad, más bien, a vuestro alrededor y Le encontraréis jugando con vuestros hijos,
Y abrid vuestros ojos al espacio y Le veréis caminando por las nubes, extendiendo sus brazos en el relámpago y descendiendo en la lluvia.
Y lo veréis sonriendo en las flores y luego levantándose agitando las manos de los árboles»
Khalil Gibran (El Profeta.).
SI FUÉRAMOS BUENOS
Si fuéramos buenos, querríamos estar siempre los últimos, y no los primeros.
Rogaríamos no ser invitados al escenario, ni a tomar el micrófono, ni a estar bajo el haz de los reflectores del mundo.
Si fuéramos buenos, disputaríamos dar lo mejor, y no recibir lo mejor.
Insistiríamos ante quienes nos rodean, con fuerza y convicción, en que nos permitan darles lo mejor que tenemos, rechazando lo bueno que ellos nos ofrecen, para que sean ellos quienes lo disfruten.
Si fuéramos buenos, no pensaríamos mal de los demás, sino que buscaríamos todo el tiempo la forma de comprender los actos de nuestros hermanos, como surgidos de una buena intención.
Si fuéramos buenos, viviríamos la vida con optimismo y esperanza, confiados en que cada día es un regalo maravilloso e irrepetible. Sin lugar para la depresión o las tristezas no justificadas, iluminaríamos el mundo con nuestras alegres miradas.
Si fuéramos buenos, nos alegraríamos infinitamente de todo lo bueno que les ocurre a los demás, sin hacer comparaciones con lo que nosotros somos o tenemos.
Si fuéramos buenos, daríamos gracias cada día a Dios por todo lo que Él no nos da, porque ésta es Su forma de invitarnos a compartir Su Cruz.
Si fuéramos buenos, obedeceríamos con alegría a quienes Dios pone en nuestro camino como guías, sean nuestros padres, jefes, o nuestros maestros.
Si fuéramos buenos, buscaríamos por todos los medios no utilizar palabras que puedan herir a los demás, suavizando nuestro lenguaje hasta hacerlo un medio de transmitir hasta la noticia más dura, con ternura y sinceridad.
Si fuéramos buenos, no dejaríamos de hacer aquellas cosas que nos duelan, pero que por amor y justicia corresponden ser hechas.
Si fuéramos buenos, no sentiríamos vergüenza de dar testimonio de ser hijos de Dios, de amarlo sobre todas las cosas, supeditando todos los actos de nuestra vida a Su Voluntad.
Si fuéramos buenos, seríamos verdaderos paladines en la defensa de la verdad, de la justicia, y de la búsqueda del camino de la luz.
Si fuéramos buenos, no dejaríamos sin ayuda a ese niño que hoy nos pidió dinero en la calle.
Si fuéramos buenos, le diríamos a nuestro padre y a nuestra madre que los amamos, que los necesitamos, y que el mundo no sería el mismo sin ellos.
Si fuéramos buenos, escucharíamos a nuestros hijos cuando nos dicen que nos aman, que nos necesitan, aunque lo hagan con palabras que no comprendemos totalmente.
Si fuéramos buenos, amaríamos la vida que Dios nos da, y la defenderíamos a muerte. Millones de niños abortados tendrían un ejército de mujeres y hombres dispuestos a luchar hasta detener esta matanza.
Si fuéramos buenos, daríamos el ciento por uno en retribución, por cada don que Dios nos da.
Si fuéramos buenos, veríamos en cada paso de nuestra vida, una oportunidad de ver la Mano de Dios obrando a nuestro alrededor. Y dejaríamos que sea El el que guíe nuestro camino.
Si fuéramos buenos, amaríamos…
Web católico de Javier
CONTEMPLATIO
Todo lo que amas por sí mismo, fuera de Dios, ciega tu intelecto, mina tu juicio sobre los valores morales y vicia tu elección, hasta tal punto que no puedes distinguir con claridad el bien del mal y no puedes conocer de verdad la voluntad de Dios. Y cuando amas y deseas las cosas por sí mismas, no sabes cómo aplicar los principios morales generales, aunque puedas comprenderlos. Aun cuando tu aplicación de los principios sea formalmente exacta, habrá probablemente alguna circunstancia escondida, una circunstancia olvidada por ti, que contaminará con alguna imperfección tus acciones virtuosas.
Hay ciertos aspectos del desprendimiento y ciertos refinamientos de pureza interior y de delicadeza de conciencia que, en general, ni siquiera ciertas personas sinceramente santas consiguen descubrir. Incluso en los monasterios más rígidos y en los lugares donde se dedica la propia vida con seriedad a la búsqueda de la perfección, son muchos los que nunca llegan a sospechar hasta qué punto están dominados por modalidades inconscientes de egoísmo, hasta qué punto sus actos virtuosos son consecuencia de un mezquino interés humano.
En realidad, son precisamente la rigidez y el inflexible formalismo de estas personas piadosas lo que les impide alcanzar el verdadero desprendimiento. Han renunciado a los placeres y a las ambiciones del mundo, pero se han reservado otros placeres y otras ambiciones de carácter más elevado, más sutil y más espiritual. Algunas veces ni siquiera sospechan que es posible buscar la perfección con un celo tan intenso que resulta imperfecto por sí mismo. Están demasiado apegadas a las cosas buenas de su pequeño mundo cerrado. Hay veces, por ejemplo, en que algún monje puede alimentar un apego a la oración o al ayuno, a una práctica piadosa o a alguna devoción, a cierta penitencia externa, a un libro, a un sistema de espiritualidad, a un método de meditación o incluso a la misma contemplación, a las gracias más elevadas de la oración, a virtudes, a cosas que en sí mismas son signos de heroísmo y de grandísima santidad. Personas que parecen santas se han dejado cegar por su desordenado amor a semejantes cosas y se han quedado en las tinieblas y en el error respecto a sus hermanos del monasterio, que parecen mucho menos perfectos que ellos
(Th. Merton, «Contemplazione e distacco», en íd., Che cosa é la contemplazione, Brescia 21953).
Humildad Felipe Gómez
Quiero Ser Verdadero – Laura y Camilo Barrientos
Dios háblame – Barak
VIDEO
Humildad, la virtud más importante – Danilo Montero