CITA
Quien, pudiendo servir domina, es de este mundo; quien pudiendo dominar, sirve, es de Cristo.
“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”
« ¡Quisiera tener un vicio: el servicio!»
S.Son
San Juan Crisóstomo, Luchamos entre nosotros, y es la envidia la que nos arma unos contra otros…Si todos se afanan así por perturbar el Cuerpo de Cristo, ¿a dónde llegaremos? Estamos debilitando el Cuerpo de Cristo…Nos declaramos miembros de un mismo organismo y nos devoramos como lo harían las fieras (S. Juan Crisóstomo, hom. in 2 Co, 28,3-4).
¿Querríais ver a Dios glorificado por vosotros? Pues bien, alegraos del progreso de vuestro hermano y con ello Dios será glorificado por vosotros. Dios será alabado −se dirá− porque su siervo ha sabido vencer la envidia poniendo su alegría en los méritos de otros (S. Juan Crisóstomo, hom. in Rom. 7,3).
San Clemente de Alejandría, Al hombre manso y humilde de corazón nada puede apartarlo del amor de Dios, ni tiene necesidad de tranquilizar su ánimo, porque está persuadido de que todo es para bien; no se irrita, ni hay nada que le mueva a la ira, porque siempre ama a Dios, y a esto sólo atiende .
San Agustín: San Agustín veía en la envidia el «pecado diabólico por excelencia» (ctech. 4,8).
s. Gregorio Magno, De la envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegría causada por el mal del prójimo y la tristeza causada por su prosperidad» (mor. 31,45).
San Bernardo, Señor, para mi es bueno encontrarme en la desgracia con tal de que tu te encuentres durante ella conmigo; esto es preferible a reinar sin ti, a alegrarme sin ti, a estar sin ti en la gloria, tenerte conmigo en el crisol que estar sin ti aunque sea en el cielo (Coment. sobre el Salmo 90).
Tomás de Kempis «Aun cuando supieras de memoria la Biblia entera y las sentencias de todos los filósofos, ¿de qué te serviría todo eso sin caridad y gracia de Dios?».
Bueno es que padezcamos a veces contradicciones, y que sientan de nosotros malamente, aunque hagamos buenas obras y tengamos buena intención. Esto ayuda a la humildad y nos defiende de la vanagloria. Mejor buscamos a Dios como testigo interior cuando somos de fuera despreciados y no nos dan crédito (Imitación de Cristo,1,12,1).
Santa Teresa, ¡Oh, válgame Dios! Cuando Vos, Señor, queréis dar ánimo, ¡que poco hacen todas las contradicciones! (Fundaciones,3,4).
Ignacio de Loyola: «En todo, amar y servir»…
San Francisco de Sales «¿Ves ese vaso de agua o ese trozo de pan que una mano caritativa da a un pobre por amor de Dios? Poca cosa es en realidad y casi no estimable al juicio humano; pero Dios lo recompensa y concede inmediatamente por ello aumento de caridad» (Tratado del amor de Dios 3,2).
Dietrich Bonhoeffer «Ser cristiano no significa ser religioso de una manera especial, o cultivar una forma concreta de ascetismo. Ser cristiano significa ser hombre. Lo que convierte al cristiano en cristiano, no es un acto religioso particular, sino la participación en el sufrimiento de Dios en la vida del mundo… Jesús no nos invita a una nueva religión: Jesús nos invita a la vida. ¿Qué es esta vida y esta participación en la impotencia de Dios en el mundo?… Volveremos a hablar de ello otra vez».
San Josemaría Escrivá No olvidéis que estar con Jesús es, seguramente, toparse con su Cruz. Cuando nos abandonamos en las manos de Dios, es frecuente que Él permita que saboreemos el dolor, la soledad, las contradicciones, las calumnias, las difamaciones, las burlas, por dentro y por fuera: porque quiere conformarnos a su imagen y semejanza, y tolera también que nos llamen locos y que nos tomen por necios
El mundo no es malo, porque ha salido de las manos de Dios, porque es criatura suya, porque Yavé lo miró y vio que era bueno.
Óyeme bien: estar en el mundo y ser del mundo no quiere decir ser mundanos
El camino del cristiano, el de cualquier hombre, no es facil. Ciertamente, en determinadas epocas, parece que todo se cumple segun nuestras previsiones; pero esto habitualmente dura poco. Vivir es enfrentarse con dificultades, sentir en el corazon alegrias y sinsabores; y en esta fragua el hombre puede adquirir fortaleza, paciencia, magnanimidad, serenidad (Amigos de Dios,77).
Cruz, trabajos, tribulaciones: los tendras mientras vivas. Por ese camino fue Cristo, y no es el discípulo mas que el Maestro (Camino, n. 699).
Catecismo, 786 «(…) Para el cristiano, ‘servir es reinar’, particularmente ‘en los pobres y en los que sufren’, donde descubre ‘la imagen de su Fundador pobre y sufriente’ (Concilio Vaticano II). El pueblo de Dios realiza su ‘dignidad regia’ viviendo conforme a esta vocación de servir con Cristo» ()
1917: Corresponde a los que ejercen la autoridad reafirmar los valores que engendran confianza en los miembros del grupo y los estimulan a ponerse al servicio de sus semejantes. La participación comienza por la educación y la cultura. «Podemos pensar, con razón, que la suerte futura de la humanidad está en manos de aquellos que sean capaces de transmitir a las generaciones venideras razones para vivir y para esperar» (GS 31, 3).
2235: Los que ejercen una autoridad deben ejercerla como un servicio. «El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro esclavo» (Mt 20, 26). El ejercicio de una autoridad está moralmente regulado por su origen divino, su naturaleza racional y su objeto específico. Nadie puede ordenar o establecer lo que es contrario a la dignidad de las personas y a la ley natural.
2539 La envidia es un pecado capital. Designa la tristeza experimentada ante el bien del prójimo y el deseo desordenado de poseerlo, aunque sea indebidamente. Cuando desea al prójimo un mal grave es un pecado mortal:
San Agustín veía en la envidia el «pecado diabólico por excelencia» (ctech. 4,8). «De la envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegría causada por el mal del prójimo y la tristeza causada por su prosperidad» (s. Gregorio Magno, mor. 31,45).
2540 La envidia representa una de las formas de la tristeza y, por tanto, un rechazo de la caridad; el bautizado debe luchar contra ella mediante la benevolencia. La envidia procede con frecuencia del orgullo; el bautizado ha de esforzarse por vivir en la humildad:
San Juan Pablo II, Es la tentación de siempre, que no perdona siquiera a quien es llamado a presidir la Eucaristía, el sacramento del amor supremo del “Siervo sufriente”. Mensaje, XL Jornada de Oración por las Vocaciones, 16-10-2002
Benedicto XVI Los caminos del Señor no son cómodos, pero no estamos hechos para la comodidad ().
Francisco, La única autoridad creíble es la que nace de ponerse a los pies de los otros para servir a Cristo ().
La lucha por el poder en la Iglesia no es algo de estos días, ¿eh?… progresar significa estar siempre al servicio. Y en la Iglesia el mayor es aquel que más sirve, el que está más al servicio del necesitado. Esta es la regla. (21-05-2013).
«Quien quiera ser grande, que sirva a los demás, no que se sirva de los demás».
La lucha por el poder en la Iglesia no es cuestión de estos días. Homilía, 21-05-2013
Carl Jung, “donde el amor rige, no hay voluntad de poder; donde la voluntad de poder rige, no hay amor”.
Pensador francés? “los auténticos guías de la humanidad no son los que dominan por la fuerza sino los que sirven con todas sus fuerzas”
GK Chesterton “Si solo tuviera un sermón para predicar, sería un sermón contra el orgullo. El orgullo es el peor de los siete pecados capitales. El orgullo es veneno, tan venenoso que no solo envenena las virtudes, incluso envenena los vicios.
Rainiero Cantalamessa, Quien es grande en el servicio, es grande él y hace grandes a los demás; más que elevarse por encima de los demás, eleva a los demás consigo.
Bernabé Tierno Debes huir de la envidia y del envidioso como de la peste. La tristeza por el bien ajeno (o la alegría por sus males) es el vicio más corrosivo, perverso, miserable e imperdonable.
Suelta lastre, líbrate de la pesada carga de agravios, fracasos, miedos, sospechas, celos, envidias, decepciones y odios. Elévate por encima de ellos como águila real volando hacia las cumbres.
Cervantes, “¡Oh envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes! Todos los vicios, Sancho, traen un no se qué de deleite consigo, pero el de la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias.” (el Quijote, 2ª p, cap.VIII)
Proverbio Árabe Castiga a los que tienen envidia haciéndoles bien.
Nelson Mandela: “No puede haber una revelación más intensa del alma de una sociedad que la forma en que trata a sus niños.”
ENVIDIA Fdz. de Carbajal
San Gregorio Magno, Los pecados capitales estan unidos por tan estrecho parentesco, que uno se origina de otro. El descendiente principal de la soberbia es la vanagloria, que, al corromper el alma de la que se ha apoderado, engendra enseguida la envidia; porque, deseando la gloria de un vano hombre, se entristece porque otro la puede alcanzar (Moralia,3l,45).
De la envidia nacen el odio, la murmuración, la detracción, la alegria en la adversidad del prójimo y la aflicción en la prosperidad (MOralia,31,45).
El envidioso sacia su alma atormentada con la pena por la felicidad ajena (Moralia,5,46).
Santo Tomas, De la envidia nace el odio (Suma Teológica,2-2, q. 34, a. 6).
La polilla que roe poco a poco los vestidos es la envidia, que destruye el celo, el fruto bueno, y rompe el lazo de la unidad (en Catena Aurea, vol. Vl, p. 98).
San Basilio,La envidia es el mas feroz descendiente del odio. Pues los beneficios vuelven dociles y mansos a aquellos a quienes, por otra parte, hemos ofendido; pero los beneficios que se otorgan y dan al envidioso y maligno, le irritan mas aun (Hom. sobre la envidia).
Huyamos, pues, hermanos, de esta terrible enfermedad, que nos impulsa a hacer guerra a Dios, que es la madre del homicidio, la ruina y trastorno de la naturaleza, el olvido de los vinculos de familia y la molestia mas absurda. Si nada grave te ha acontecido, ¿por que te afliges? ¿Por que haces la guerra al que disfruta de algunos bienes y no amenaza a los tuyos? (Hom. Sobre la envidia).
Casiano, No obstante, quiero que lo sepais, la enfermedad de la envicia es de mas dificil curación que los otros vicios (Colaciones,18,17).
Quien se abandona a la envidia demuestra su pequeñez (Instituciones,5,22).
ODIO Pensamientos.org
Cuando nuestro odio es demasiado profundo, nos coloca por debajo de aquellos a quienes odiamos. François de La Rochefoucauld, Duque de Rochefoucauld
Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros. Hermann Hesse
Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga. Víctor Hugo
El odio es un borracho al fondo de una taberna, que constantemente renueva su sed con la bebida. Charles Baudelaire
Cuídate de que nadie te odie con razón. Publio Siro
El odio es la cólera de los débiles. Alphonse Daudet
El odio es la demencia del corazón. Lord Byron
El odio es la venganza del cobarde. George Bernard Shaw
El odio es la violencia interior que no atiende sino a su propia voz. Bernardo Neustadl
El odio es un óxido que corroe el alma. Steens
El verdadero odio es el desinterés, y el asesinato perfecto es el olvido. Georges Bernanos
Más se unen los hombres para compartir un mismo odio que un mismo amor. Jacinto Benavente
Nada que un hombre haga lo envilece más que el permitirse caer tan bajo como para odiar a alguien. Martin Luther King
No hay fuego semejante al deseo ni atadura semejante al odio. Buda
Odiarse a sí mismo es más fácil de lo que se cree. Georges Bernanos
GRANDEZA Pensamientos.org
Hay grandes hombres que hacen sentirse pequeños a todos los demás. Pero la verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes. Charles Dickens
La grandeza de un hombre depende de la intensidad de sus relaciones con Dios. Confesión de Soren Kierkegaard
La grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia pequeñez. Blaise Pascal
La grandeza no consiste en una posición destacada, la grandeza pertenece al que rechaza esa posición. Khalil Gibran
La verdadera grandeza es la que no necesita de la humillación de los demás.
Amado Nervo
La verdadera grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes. Charles Dickens
Un gran hombre demuestra su grandeza por la forma en que trata a los pequeños. Thomas Carlyle
ENVIDIA Pensamientos.org
Así como la polilla arruina la ropa, de la misma manera la envidia consume al hombre. San Juan Cristóstomo
Así resumía la celotipia o la envidia un hombre recto: «muy mala voluntad deben de tener, para enturbiar un agua tan clara. San Josemaría Escrivá de Balaguer
Castiga a los que te envidian haciéndoles el bien. Proverbio árabe
Cuanto mejor es el bueno, tanto más molesto es para el malo. San Agustín
Dejemos a los envidiosos la tarea de proferir injurias y a los necios la de contestarlas. Luis Dupaty
Después de aquellos que ocupan los primeros puestos, no conozco a nadie tan desgraciado como quien los envidia. Madame de Maintenon
El envidioso puede morir, pero la envidia no. Juan Bautista Poquelin «Molière»
Es tan fea la envidia que siempre anda por el mundo disfrazada, y nunca más odiosa que cuando pretende disfrazarse de justicia. Jacinto Benavente
Evitad todo aquello que pueda atraer a la envidia. Pitágoras
La envidia es la fiera que arruina la confianza, disipa la concordia, destruye la justicia y engorda toda especie de males. San Agustín
La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es el hambre espiritual. Miguel de Unamuno
La maledicencia es hija de la envidia; y la envidia, el refugio de los infecundos. Por eso, ante la esterilidad, examina tu punto de mira: si trabajas y no te molesta que otros también trabajen y consigan frutos, esa esterilidad es sólo aparente: ya recogerás la cosecha a su tiempo. San Josemaría Escrivá de Balaguer
No habrá envidias por los distintos grados de gloria, ya que todos los bienaventurados reinará la unión de la caridad. San Jerónimo.
“Si cortas de raíz cualquier asomo de envidia, y si te gozas sinceramente con los éxitos de los demás, no perderás la alegría”. (Surco, n. 93). San Josemaría Escriva de Balaguer
SERVICIO Pensamientos.org
El obispo, como todo cristiano, “servidor de todos” San Agustín, obispo de Hipona
El servicio que más cuesta es el más bendecido. Alicia Beatriz Angélica Araujo
El servicio sin humildad es egoísmo. Mohandas Karamchand Gandhi
El verdadero poder es el servicio. El Papa ha de servir a todos, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños. Papa Francisco
“Quien pertenece a la verdad, jamás será esclavo de algún poder, sino que siempre sabrá servir libremente a los hermanos” SS. Benedicto XVI, 1 de julio 2007
Servir, tanto al ejercer la autoridad como al obedecer, es reinar. Pedro Maus
Si quieres ser servido, sirve. Raimundo Lulio
Si no tienes la intención de servir a Cristo, por lo menos salte del camino y deja que los demás le sirvan. Charles H. Spurgeon
CONTO
EL MAESTRO Y EL ALUMNO
Al terminar la clase, ese día de verano, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:
– «Profesor, lo que más me alegra de haber terminado sus clases es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburrida»
El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado.
El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:
– «¿Cuando alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes?»
El alumno quedó desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta.
– «¡Por supuesto que no!», contestó de nuevo en tono despectivo el muchacho.
– «Bueno», prosiguió el profesor. «Cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo algo, en este caso una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.»
– «No entiendo a qué se refiere», dijo el alumno confundido.
– «Muy sencillo», replicó el profesor. «Tú me estás ofreciendo rabia y desprecio, y, si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo. Y yo, mi amigo, en verdad prefiero obsequiarme mi propia serenidad.»
– «Muchacho», concluyó el profesor en tono gentil, «tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa. Yo no puedo controlar lo que tú llevas en tu corazón, pero de mí sí depende lo que yo cargo en el mío.»
Tomado de Los cuentos que yo cuento
EL NÚMERO MÁS IMPORTANTE
Un día estaban reunidos los números del 0 al 9 y se pusieron a discutir cuál de ellos era el más importante.
El 1 dijo: “si ustedes se fijan todas las personas en la escuela, en la política, en el deporte, en sus trabajos aspiran a ser el número 1, el number one”.
El 2 tomó la palabra: “ya, pero tú, número 1, vives siempre solo. Para que las personas sean felices deben estar al menos 2”.
“No se engañen –expresó el número 3-, la Santísima Trinidad son 3, los Reyes Magos eran 3, y los colores primarios son 3”.
El 4 con voz armónica añadió: “Eso es verdad, pero ¿ustedes han escuchado lo lindo que se escucha un cuarteto de cuerda tocando una pieza de Mozart?”.
El 5, quitando la palabra al número 4, argumentó: “¿Cuántos dedos tiene una mano? 5 ¿Cuántos dedos tiene un pie? 5 ¿Cuántos sentidos tienen las personas? 5. No necesito decir nada más”.
“Soy el único número –dijo el 6– que simboliza la verdad, la justicia y el amor”.
El número 7, con altanería, puntualizó: “los días de la semana son 7, en la Biblia el número perfecto es el 7, y las maravillas del mundo son 7”.
El 8 dijo con alegría: “ya, pero yo soy el único número que está en dos de los alimentos que más felices hacen a los dominicanos: sancocho y bizcocho”
El número 9, aburrido de escuchar a sus compañeros, apuntó: “No anden inventando, cuando la gente se prepara para las patronales hace una Novena y cuando alguien se muere hace los 9 días para que vaya al cielo”.
El 0 que estaba delante, a la izquierda de todos los demás números, dijo: “Está claro, yo soy el menos importante. Cero significa nada, vacío”.
Einstein, que había escuchado el diálogo de los números, expresó: “Número 0, ponte al final de todos los números, a la derecha, y verás que tu presencia hace que todos los demás números multipliquen su valor por 10, por 100 o por 1000. Porque el valor de los números, como el de las personas, no depende de sí mismos sino del lugar en donde se ponen”.
ANÉCDOTA
Misioneros durante 60 años en Africa vuelven en el mismo barco que el presidente Rosvelt rodeado de confeti, globos, fuegos artificiales. Le dicen a Dios; después de servir tantos años llegamos a casa sin honores, reconocimiento, sin que nadie nos valore…y este que viene de una cacería…Dios le dijo: aún no habéis llegado a Casa. Allí recibiréis el premio merecido por toda la eternidad.
Se cuenta la historia de la Madre Teresa. Un visitante del hospital de Calcuta la vio atendiendo los cortes y moretones de un paciente de SIDA frágil y empobrecido. El visitante le admitió: «Nunca haría eso ni por un millón de dólares».
La Madre Teresa respondió: “Yo tampoco. Pero lo hago por Jesús a cambio de nada”.
Tomado de P. Félix Jiménez
TRIUNFAR
Hace algunos años el semanario Vie Catholique ilustrée hizo una encuesta en Francia sobre lo que era más importante en la vida para el encuestado. El 90 % de los jóvenes interrogados respondió que lo más importante era «triunfar en la vida». «Triunfar en la vida» es el gran ideal que se establecen muchas personas. Ésta es la clase de persona que promocionan los medios de comunicación social en los colegios, en la universidad… Triunfar profesionalmente, triunfar económicamente, triunfar social o deportivamente: ésta es la gran meta para muchos. Cuando triunfar se constituye en el sentido de la vida, entonces se pasa entre la gente dando codazos para abrirse camino y poder subir al podio. El afán de triunfar en la vida a toda costa es lo que desata la rivalidad, mueve el pie para poner zancadillas, instrumentalizar a los demás y servirse «de» ellos en lugar de servir «a» ellos. Seattel Hace algunos años, en los paraolímpicos de Seattle, nueve concursantes, todos con alguna discapacidad fisica o mental, se reunieron en la línea de salida para correr los 100 metros lisos. Al sonido del disparo, todos salieron, no exactamente como bólidos, pero con gran entusiasmo de participar en la carrera, llegar a la meta y ganar. Todos, es decir, menos uno, que tropero en el asfalto, dio dos vueltas y empezó a llorar. Los otros ocho oyeron al niño llorar, disminuyeron la velocidad y volvieron hacia atrás. Todos dieron la vuelta y regresaron… todos. Una niña con síndrome de Down se agachó, le dio un beso en la herida, y le dijo: -Eso te lo va a curar. Entonces, los nueve se agarraron de las manos y juntos caminaron hasta la meta. Todos en el estadio se pusieron de pie, los ¡vivas! y aplausos duraron varios minutos. La gente que estuvo presente aún cuenta la historia. ¿Por que? Porque dentro de nosotros sabemos una cosa: Lo importante en esta vida va más allá de ganar nosotros mismos, aunque hayamos sido educados y eduquemos para ganar y estar siempre por encima de todos Lo importante en esta vida es ayudar a ganar a otros, aun cuando esto signifique tener que disminuir la velocidad o cambiar el rumbo, o tener que perder… nosotros. Y llamamos a estas personas ¿discapacitadas?
Tomado de P. Juan Jáuregui
LA HUMILDAD DE UN SACERDOTE SANTO
Un sacerdote escribió -con evidente falta de caridad, y quizás con envidia- al santo Cura de Ars una carta, en la cual se leía esta frase: Señor Cura, cuando se sabe tan poca teología como usted, no se debe uno sentar en el confesonario.
La respuesta del santo Cura de Ars fue la siguiente: Mi querido y venerado compañero: ¡Cuántos motivos tengo para amaros! Vos sólo me habéis conocido bien. Puesto que sois tan buen que os dignáis interesaos por mi pobre alma, ayudadme a conseguir la gracia que pido desde hace tiempo, a fin de que sea relevado de mi cargo, del que no soy digno a causa de mi ignorancia, y pueda retirarme a un rincón para llorar allí mi pobre vida. ¡Cuánta penitencia he de hacer, , cuántas cosas he de expiar, cuántas lágrimas he de derramar!…
Tomado de Anecdotas y catequesis
CALUMNIA, QUE ALGO QUEDA
Todos hemos experimentado la necesidad de ir a cierta reunión para que no se hable mal de nosotros en nuestra ausencia. También la despedida simultánea del grupo de comadres, disolviéndose definitivamente para que nadie hable mal de los que se van…
Son muchos los ejemplos de martirio moral, que ocurre a través de calumnias. Calumnia es la injusticia que se comete contando mentiras de personas por las que son perjudicados.
Hay mucha facilidad para calumniar, pues cualquier pensamiento, sea o no adecuado a la realidad, puede aparecer en cualquier medio de comunicación y aireado a millones de personas. No hay control sobre la verdad. Y, en ocasiones, no hay interés sobre la verdad: sólo la curiosidad morbosa de quien disfruta oyendo escándalos nuevos. Eso ya pasaba en Grecia, en el Areópago.
Hoy proponemos una narración de J.M. Cejas sobre las calumnias que han recibido famosos fundadores religiosos. Es todo un abre-ojos.
Continúa…
ACUSACIONES DE EX-MIEMBROS CONTRA LOS SANTOS
A lo largo de la historia de la Iglesia no ha sido extraño que alguno de esos hombres y mujeres se haya convertido en un detractor de sus antiguos Fundadores o de las Instituciones a las que pertenecieron. Un curioso fenómeno que podría ser estudiado por psicólogos…
Los Fundadores han tenido que padecer con frecuencia una tribulación cuyo precedente se encuentra en las mismas páginas del Evangelio: la defección de alguno de sus hijos espirituales. Se podrían citar numerosos ejemplos sobre este particular, que constituye un antiguo fenómeno en la vida de la Iglesia y de las fundaciones eclesiásticas. Baste con recordar las famosas cartas de san Bernardo a los monjes que abandonaban el monasterio.
A lo largo de la historia de la Iglesia no ha sido extraño que alguno de esos hombres y mujeres se haya convertido, con el tiempo, en un detractor de sus antiguos Fundadores o de las Instituciones a las que pertenecieron.
Recordemos a continuación algunos ejemplos entresacados de las vidas de santa Teresa, de san Franciso de Sales y san Josemaría Escrivá.
CANONIZADA POR TODA LA CIUDAD
Entre las mujeres que habían esperado con impaciencia la llegada de santa Teresa a Sevilla en el año 1575, para ingresar en el Carmelo como novicias, había una, cuyo nombre silenciarían más tarde las carmelitas por caridad, que era, en palabras de la Santa -que guardaba sus reservas sobre ella-, «una gran beata que estaba ya canonizada por toda la ciudad».
«Era la pobre -en palabras de la Priora de Sevilla- mucho más santa en su opinión que en la del pueblo, y como en entrando le faltaron las alabanzas y comenzó el toque de la religión a hacer su oficio de descubrir los quilates que habían en lo que ella parecía tanto relucir, hallóse sin nada y comenzóse a descontentar y nosotras mucho más de ella, porque jamás hubo remedio a hacerla acomodar a casa de religión y por ser ya mujer de cuarenta años, de grande autoridad y sabía dar a cada cosa su salida: unas veces se excusaba con que era enferma, y así ni quería comer de nuestras comidas, sacando que cada cosa era enferma e hinchaba, que pudiera leer a Galeno; otras decía que la costumbre y gran calor de la tierra la excusaba.
Nuestra Madre, pareciéndola que el tiempo la iría enmendando, y por no la apretar, mandaba la sobrellevásemos y daba licencia que a veces se confesase y hablase con los clérigos sus conocidos» ..
Además de lo que señala la Priora, el comportamiento de aquella mujer dentro del convento era bastante extraño; por ejemplo, entre otras rarezas y caprichos, solía presentarse intempestivamente cuando veía que alguna novicia hablaba con la Santa en su habitación…
Tiempo después esta mujer abandonó el Carmelo, furiosa porque había comprobado que aquel género de vida era superior a sus fuerzas y descargó su rencor de modo tristemente tópico: denunció a la Santa ante la Inquisición y un día llamaron a la puerta del convento, entre un tropel de gentes, los jueces y los escribanos, mientras unos alguaciles hacían guardia ante las puertas.
Comenzaron los interrogatorios previos, en los que se acusaba a las carmelitas de seguir los principios de los alumbrados. Hay que hacer notar que por aquel entonces, esa acusación era gravísima; y más aún en una mujer como santa Teresa, cuyos escritos ya habían sido denunciados a la Inquisición y de cuyos éxtasis se hablaba por toda Castilla.
Se acusó a la Santa de que las monjas se confesaban con ella. Fue entonces cuando Teresa de Jesús comprendió quién era su acusadora y el motivo de aquellas intromisiones furtivas en su habitación.
Se acusó a las carmelitas de realizar unas «ceremonias» o «ritos sospechosos». La verdad de tales «ritos» consistía en que, como las monjas no tenían velos suficientes para presentarse en el locutorio, se los pasaban de unas a otras. Ese obligado intercambio de velos era «la ceremonia» sospechosa de herejía.
El rencor es imaginativo; y como después de comulgar las carmelitas solían ponerse en la sombra, de cara a la pared, para la acción de gracias, porque la reja del locutorio estaba en un patio abrasado por el sol, aquella mujer creyó ver allí un nuevo «rito» peligrosísimo. Llegó a asegurar que se ataban unas a otras de pies y manos; y que se flagelaban mutuamente. «Dios quiso que no hayan dicho más», comentó la Priora, María de San José.
No fructificó aquella añagaza por falta de pruebas. «Pero la situación -comenta Auclair siguió siendo grave, pues la suspensión del proceso sólo significaba que faltaban pruebas, y la Inquisición se esforzaba siempre en obtenerlas»-.
UNA CARTA FALSA
Si en el caso de santa Teresa hemos perdido el rastro del nombre de la acusadora, en el de san Francisco de Sales contamos al menos con su apellido. Difamó al Santo una tal Belot, sobrina de un Secretario de Estado que no gozaba, según el sentir general, de una reputación muy cualificada.
La señora Belot le había pedido a san Francisco de Sales la posibilidad de vivir durante un tiempo en el convento de la Visitación para cambiar de vida.
San Francisco de Sales tuvo varias conversaciones con ella y parecía que realmente había cambiado de disposiciones. Pero, poco tiempo después, aunque tanto san Francisco como santa Juana de Chantal, Superiora del convento, hicieron todo lo posible por ayudarla, se comportó de manera parecida a la de la novicia carmelitana, y, al igual que ella, abandonó primero el convento y a continuación sus propósitos de vida recta.
A continuación dio sobrados motivos de escándalo en la pequeña ciudad de Annecy, y se convirtió en la amante de uno de los caballeros del séquito del duque de Nemours. Al principio san Francisco hizo todo lo posible por reconducir a aquella mujer hacia Dios de un modo discreto. Pero todo fue en vano. Y a la vista de la dimensión que iba cobrando el escándalo, juzgó prudente recriminar el hecho en público.
Despechado, el amante de la Belot consiguió apoderarse de una carta de san Francisco, copió su letra y escribió una carta falsificada en la que el Obispo le pedía excusas a la Belot y le decía en secreto «su verdaderos sentimientos».
Luego urdieron una pequeña comedia: ella y su amante fingieron un enfado y el amante iba enseñando a todo el mundo, con un supuesto despecho, la carta falsa que había sido el origen de aquel distanciamiento amoroso. Henry-Coüannier relata el hecho con el lenguaje un tanto decimonónico pero expresivo:
«El duque de Nemours acabó por enterarse del increíble rumor y quiso ver la carta. Él había recibido muchas del Obispo, comparó ésta con aquéllas y no podía creer lo que veían sus ojos. A M. de Foras, gran amigo de Francisco, le preguntó: `¿Por qué pasa el Obispo de Ginebra?’ `Por santo.’ `Pues desengañaos.’ M. de Foras se negó en absoluto a dar fe a aquel papel; llevólo al Obispo, que lo leyó tranquilamente y apenas pareció sorprenderse. Él tenía por principio que en las calumnias es bueno justificarse, porque se debe este homenaje a la verdad, pero si la acusación se sostiene, hay que oponer la indiferencia y el silencio. Declaró, pues, que él no era el autor de aquella carta. Se admiró de que hubieran imitado tan bien su escritura, devolvió el billete a su amigo y no se preocupó más por ello» .
La historia se complicó más tarde con un desafío a duelo que no tuvo lugar y con numerosas murmuraciones por la ciudad sobre la vida de las monjas, que acabaron reflejadas toscamente en un cartel puesto sobre la entrada del convento: «Serrallo del Obispo de Ginebra.»
La Superiora del convento, santa Juana Francisca de Chantal, indignada, quiso acudir a los tribunales. Pero san Francisco se negó. Se supo luego que el autor de la inscripción era un abogado de la ciudad, llamado Pellet «que no perdonaba malediciencia alguna» contra san Francisco.
Un día se encontró con el Santo, que le saludó afectuosamente y le dijo: «Vos me queréis mal y procuráis por todos los medios ennegrecer mi reputación; no es menester que me deis excusas, porque lo sé muy bien y estoy muy seguro de ello. De todos modos, ya lo veis, si me hubierais estropeado o arrancado un ojo, yo no dejaría de miraros amorosamente con el otro».
Del mismo modo se comportó el Santo con la Belot y con una de las hijas del abogado Pellet, que entró años más tarde como religiosa en la Visitación. Se repitió de nuevo la actitud humilde y generosa de san José de Calasanz y de tantos otros santos con sus detractores.
REESCRIBIENDO LA HISTORIA
Estas contradicciones no son «un fenómeno raro en la historia de la Iglesia -precisaba el Siervo de Dios Alvaro del Portillo-: muchos santos han sido, en su tiempo y lugar `signo de contradicción’, empezando por el Maestro, el propio Cristo; y lo han sido sobre todo aquellas figuras que traían al mundo grandes innovaciones, como San Francisco de Asís, Santa Teresa de Jesús, San Juan Bosco».
«Ataques sistemáticos a la fama -escribía san Josemaría en Conversaciones-, denigración de la conducta intachable: esta crítica mordaz y punzante sufrió Jesucristo, y no es raro que algunos reserven el mismo sistema a los que, conscientes de sus lógicas y naturales miserias y errores personales, menudos e inevitables (…) desean seguir al Maestro”.
«¿De dónde nace esta apreciación injusta con los demás? Parece como si algunos tuvieran continuamente puestas unas anteojeras, que les alteran la vista. No estiman, por principio, que sea posible la rectitud o, al menos, la lucha constante por portarse bien. Reciben todo, como reza el antiguo adagio filosófico, según el recipiente: en su previa deformación. Para ellos, hasta lo más recto refleja -a pesar de todo- una postura torcida que, hipócritamente, adopta apariencia de verdad. `Cuando descubren claramente el bien’, escribe san Gregorio, `escudriñan para examinar si hay además algún mal oculto'( …).
«No sería sincero si no os confesara que las anteriores consideraciones son algo más que un rápido espigueo de tratados de derecho y de moral. Se fundamentan en una experiencia que han vivido no pocos en. su propia carne; lo mismo que otros muchos han sido, con frecuencia y durante largos años, la diana de ejercicios de tiro y murmuraciones, de difamación, de calumnia».
GUARDIA EN TORNO AL CONVENTO
Han sido frecuentes también, a lo largo de los tiempos, las difamaciones de los santos e instituciones eclesiásticas, a través de panfletos, anónimos, etc. Los libelos calumniosos contra los dominicos que circularon por la Universidad de París, durante la época en la que santo Tomás de Aquino ejercía su docencia, son un ejemplo entre cientos.
Se debatía en la Universidad de París, cuando llegó a vivir santo Tomás, en el año 1252, una cuestión espinosa: los maestros seculares se sentían postergados dentro de la Universidad por los maestros regulares, es decir por los dominicos y los franciscanos, tras los que iban un gran número de alumnos por su gran preparación intelectual. Los dominicos, además, eran los únicos religiosos que regentaban dos cátedras, y se convirtieron pronto en la diana de todas las insidias.
En medio del fragor de la polémica, en la que tuvo que intervenir el propio Papa Inocencio IV para calmar los ánimos, los seculares «lanzan al mundo entero un libelo difamatorio, en donde acumulaban toda suerte de acusaciones contra los dominicos, verdaderos causantes, según ellos, de todo el malestar de la Universidad y hasta de la Cristiandad entera. Y, no contentos con eso, multiplican las intrigas, las difamaciones, las calumnias, de palabra y por escrito, no sólo entre los estudiantes, sino también entre el pueblo fiel» .
Siguieron nuevas intervenciones del Papa, nuevos alborotos y libelos, hasta que los enemigos de los dominicos «pasaron a los hechos. (…) Redoblaron sus esfuerzos para indisponer a todo el mundo contra los odiados dominicos y hacerles la vida imposible. Coaccionaban a los estudiantes para que no pudieran asistir a sus clases, irrumpían en ellas alborotando para que no pudieran tener lugar, apedreaban el convento de Santiago y lanzaban flechas contra sus ventanas. Los frailes no podían salir sin ser insultados, maltratados y atropellados. Las cosas llegaron a tal extremo que el Rey san Luis tuvo que poner una fuerte guardia permanente alrededor de su convento, para que los defendiese día y noche contra todo conato de asalto» .
Estos alborotos alcanzaron también a santo Tomás cuando predicaba el 6 de abril de 1259, domingo de Ramos, en la iglesia del convento de Santiago. Durante la homilía, un tal Guillot se levantó y empezó a leer en público uno de aquellos libelos, en los que se alternaban la prosa, el verso denigratorio y las canciones indecentes. Cuando Guillot acabó de leer su papel, el Santo continuó su prédica como si no hubiese pasado nada.
UNA CARTA DE SAN FRANCISCO DE SALES
San Francisco de Sales también tuvo que habérselas con los propagadores de libelos, como se refleja en su Epistolario:
«El ministro La Faye -dice el Santo- ha escrito un libro expresamente contra mí; no ahorra la calumnia. Pasa por alto la gran multitud de mis defectos, que son sin duda reprobables, y no me censura sino por los que no tengo, por gracia de Dios: de ambición, ocio ostensible, lujo en perros de caza y caballerizas, y locuras semejantes que no sólo están lejos de mi afición, sino que son incompatibles con la necesidad de mis quehaceres y la forma de vida que mi cargo me impone. Así bendigo a Dios que no sepa mis defectos, toda vez que no los quisiera curar sino con la maledicencia» .
HASTA EL LECHO DE MUERTE
Los libelos tuvieron su apogeo en los siglos XIX y XX con el desarrollo de los medios de comunicación. Esos avances tecnológicos permitieron a los denigradores orquestar campañas de desprestigio antes inimaginadas, que han adquirido, en nuestros días un notable impacto sociológico.
San Antonio María Claret tuvo que sufrir varias de esas campañas de desprestigio. Sus enemigos provocaron una ola de difamación contra su persona en todo el país y propiciaron los catorce atentados que sufrió a lo largo de su existencia (¡!) .
Le persiguieron hasta el mismo lecho de muerte: en los últimos días de su vida se dijo que estaba en Fontfroide (Francia) reuniendo armas para los carlistas, y unos cuantos exaltados estuvieron a punto de secuestrarlo del lugar en el que se encontraba agonizante.
Desde «El Clamor Público»
También persiguieron desde la prensa a santa Micaela. Por si fueran, pocos los ataques que tuvo que sufrir por parte de parientes, alumnas y ex-alumnas, y gran número de sus contemporáneos, tuvo que enfrentarse además con la inquina de cierta Prensa madrileña.
Abrió el fuego contra ella El Observador, el día 1 de abril de 1851, con la publicación de un suelto en el que afirmaba, entre otras cosas, que la caritativa Vizcondesa consentía la convivencia entre el Capellán y las colegialas.
Era el fruto amargo de la intriga de un eclesiástico contra ella. Todo pareció quedarse ahí, pero al día siguiente, El Clamor Público publicó otro suelto bajo un título de doble sentido: Fraternidad. Pocos días después El Observador sacó a la luz un relato tendencioso que deformaba la historia de una madre que había dejado a sus hijas en el colegio y las había encontrado «convertidas en verdaderas beatas».
El relato incluía las acusaciones tópicas de falta de libertad y fanatismo religioso, y concluía denigrando a las religiosas porque «quedaron muy satisfechas en haber alcanzado un alma para el cielo a costa de las lágrimas y de la desesperación de la infeliz señora. Hemos oído que ésta piensa acudir a la autoridad competente para que desde luego proceda a sacar a su hija».
Al principio, la Santa se abstuvo de contestar: sus amigos procuraron detener la campaña. Cambió de parecer cuando los ataques provinieron de periódicos como La Esperanza, que defendía un ideario católico. Este periódico reproducí, que se produjo días más tarde.
«Yo por mi parte nada sé -escribía la Santa al periódico, aludiendo al supuesto traslado de la sede del Colegio y creo que usted tampoco, porque me consta que en la Junta General nada se ha tratado de esto. Y por eso, la verdad -y permítame usted este desahogo-, he extrañado y sentido que haya usted dejado copiar en un periódico, tan magistral y acreditado como el suyo, esto… que podemos llamar una de tantas paparruchas como leemos con tanta frecuencia en algunos papeles públicos…»
Esas escaramuzas periodísticas fueron alimentando año tras año una leyenda negra en torno a su persona que tuvo una amplia resonancia popular. Se la llamó piedra de escándalo y se la difamó en tiendas, periódicos y fiestas; la calumniaron sus enemigos y hasta las señoras que la ayudaban materialmente.
Una de ellas, la Baronesa de Rocafort, propalaba por toda Barcelona que lo único que pretendía la Santa era quedarse con el dinero de las desamparadas. En las tertulias de Santander se murmuraba que la fundación era «sólo un pretexto para coger dinero».
¿MOTIVOS?
Los motivos que impulsan a difamar suelen ser muy variados: envidia, rencor, despecho, frivolidad… Los parientes de santa Micaela parientes hablaban mal de ella porque no entendían que se hubiese desprendido de todos sus bienes de un modo tan radical; a algunas de las colegialas, de conducta poco recta durante su estancia en el Colegio, las movía el rencor; y si las expulsaban, utilizaban la calumnia para vengarse; las razones de las dueñas de las casas de prostitución se entienden más fácilmente: comola Santa siguiera recogiendo mujeres descarriadas -pensaba- se les hundía el negocio.
De estos ambientes fueron surgiendo -a tono con cada uno- infundios y patrañas. Quizá la mentira más baja y mezquina fue la que aseguraba que el Colegio de Atocha era una casa de lenocinio y que lo único que buscaba la Santa era comerciar con las jóvenes que recogía. «Lo mismo será la que pide -susurraban algunos- que las mujeres por quien pide».
Algunos de estos calumniadores se retractarían más tarde: pero como la calumnia es imparable, por muchos esfuerzos que hicieron luego por restituir la fama, fue dando frutos amargos por todas partes, y las maledicencias corrían de boca en boca, exageradas hasta el ridículo, caricaturizadas hasta el esperpento.
Se rumoreaba por todo Madrid que la Santa se entregaba a «criminales excesos» y que iba por las noches al baile, acompañada por un hombre. La audacia murmuradora llegaba incluso a describir el color de los vestidos…
«El apostolado peculiar de Micaela -cuenta su biógrafo- le atrae el odio, la maledicencia y la persecución con todos los agravantes consiguientes. No existe mejor señal de haber cumplido su deber».
Un anónimo le avisó a la Santa que un Mayordomo de Palacio se empeñaba en enturbiar sus cordiales relaciones con la Reina Isabel II. El escrito explicaba algunas de las causas de ese odio. «Estoy aterrada -decía el anónimo, escrito con gruesos caracteres- por el odio a la su casa de usted, el cual nace de que una chica, a quien él proponía perder, se ha refugiado en su casa de usted; ha tocado todos los medios de seducción para sacarla valiéndose de tercera persona y de mil medios infames que la chica ha rechazado, siendo una de las acogidas más ejemplares, rechazando todo.»
La calumniaban sus acreedores; algunas de sus alumnas; sus antiguas amistades, y todo eso llegaba a las páginas de la prensa. Lo que más le dolía a la Santa es que algunos sacerdotes participaban en eso. En una ocasión, agobiada por las deudas, tuvo que pedir dinero a un sacerdote ejemplar y éste -comentaba la Santa- «¡dudó de mi probidad! ¡Y me llegó esta duda al alma!».
«Al salir de Madrid -le escribía al Obispo de Ávila el 7 de marzo de 1863- recibí una carta de Barcelona en la que me ponen de ropa de Pascua. Lo de ladrona ya perdió su color subido. Dice el amigo escritor que me la dirige -desconocido para mí-‘que soy una fiera, tan malvada, perversa, que visto un traje que desdoro con mi hipocresía y mala vida. Que no soy monja, ni menos religiosa; que son víctimas de mis furias no sólo las monjas, sino las infelices colegialas a quienes -fiera carnívora- devoro su juventud. Y que tenga entendido que han determinado varios quitarme la vida en pago de mis maldades e infamias.
«Preciso tenía que ser -comenta con humor- de quitarme (algo) había de ser la vida, porque fortuna, no, cuando me eché a robar. Crédito y reputación ya los tengo perdidos. Con que con la vida arremeten… Con que el jueves salgo para el matadero llevando en mí la víctima… Al llegar a Zaragoza me hallo con dos cartas que son más penosas que la citada, y tanto, que, siendo de gente conocida, al leerlas me dio jaqueca en el acto.
«Si vivo, escribiré. Si muero, yo lo encomendaré a mi Padre que pagará con larga vida el poquito que me quitaren en Barcelona. Yo no dije nada en casa porque no tengan miedo las Hijas y no me quiten la vida, y tengan ellas pena, estando yo tan contenta.»
En otra ocasión, una de las dueñas de las casas de prostitución arruinadas atentó contra su vida y estuvo a punto de ahogarla entre sus brazos. Se salvó porque la defendió el mismísimo Ministro de la Gobernación, don Cándido Nocedal, que estaba de visita en el colegio.
Santa Micaela sufrió, como el Padre Claret, varios atentados y numerosas intentonas de asesinato. En diversas ocasiones sus colegialas intentaron envenenarla. Muchos la intimaban «con navaja en mano», como recuerda Carlos Marforí. En algunos casos la Santa desveló milagrosamente las intenciones de sus enemigos. Su modo de actuar retrata la vitalidad y valentía de aquella mujer de talla espiritual y humana excepcional:
«Vamos a la capilla -le dijo a un agresor que escondía todavía el arma- y allí me dará usted la puñalada que tenía intención de darme, porque quiero que sea delante de Jesús Sacramentado».
En otros casos se enfrentó resuelta ante sus agresores, que ennumerosas ocasiones se arrepintieron de sus intenciones delante de ella.
POCAS FUNDADORAS…
«Pocas Fundadoras canonizadas -se lee en la biografía de la Madre Sacramento- han padecido tantos atentados». El biógrafo no exagera. Se lee en los Procesos de su Causa de Canonización que «hombres que vivían en relaciones con dichas mujeres extraviadas la amenzaban y perseguían de muerte». No se excluían las mismas chicas recogidas, y en particular las antiguas amantes. «Querían asustarnos -comenta una testigo- arrojando cohetes y dirigiéndonos gravísimas amenazas y era muy frecuente que mancharan de inmundicias las puertas y las ventanas del edificio.»
En diversas ocasiones, como en Valencia, la Santa tuvo que acudir al Inspector de Policía. En febrero de 1862, estuvo a punto de ser vapuleada en Barcelona por una mujer propietaria de tres casas públicas.
En todas esas ocasiones, relata el biógrafo, «la Madre Sacramento, siempre valientísima, da la cara a sus enemigos sin arredrarse ante los anónimos amenazadores». Y no eran amenazas vanas, ya que considera seriamente la posibilidad de morir en un atentado cuando se dirige a Barcelona.
Durante las fiestas de carnaval de 1860, en el acto conocido como «el entierro de la sardina», sacaron una máscara con su efigie vestida de negro, en la que se la caricaturizaba rezando un rosario confeccionado con pequeñas patatas. Detrás marchaba otra máscara que represantaba a san Antonio María Claret .
Pero santa Micaela no tenía que esperar a los carnavales para verse injuriada: en muchas ciudades, como le pasó en Zaragoza, cuando caminaba por la calle, se burlaban deella y la silbaban.
Escribieron en su contra un panfleto “biográfico” cuyo título, estilo y extensión se deducen de esta carta de la Madre Sacramento, fechada en Burgos (23-VI-1863), a un bienhechor de Zaragoza, don Manuel Dronda, a quien seguramente habrían enviado previamente el panfleto denigratorio:
«Mis enemigos escriben manifiestos infames contra mí. El de las Flores está encarnizado… y no deja conocido ni desconocido sin sus siete pliegos de historia, donde sale su crucifijo de usted y le hacen testigo de una falsa historia».
ANÉCDOTAS AMAÑADAS
San Josemaría sufrió también campañas denigratorias. «Fue perseguido -comentaba Antonio Rodilla-, acusado falsamente y calumniado en público (…). Había ferocidad y pertinacia en la persecución. No oí ni calumnias ni acusaciones contra su vida privada, pero sí respecto de sus actuaciones apostólicas, cuyos fines se consideraban aviesos, y acerca de su ortodoxia (…). Se amañaba una anécdota mezclando datos verdaderos y evidentes con otros inventados e irritantes.
”Producida la irritación, necesitaba ésta cebarse hasta la ceguera y corría como un incendio forestal no sólo entre resentidos, siempre hambrientos de morder, sino entre los más sensibles contra las injusticias, y malos con buenos sé unían contra el inocente calumniado: don Josemaría y su Obra eran una organización secreta, clandestina y herética».
Al igual que con santa Micaela, se publicaron en vida del Santo “biografías” caricaturescas y calumniosas contra su figura o sus escritos.
San Pedro Poveda y la Institución teresiana sufrieron una fuerte campaña de desprestigio durante los años previos a la guerra civil española. La virulencia de las acusaciones que se citan a continuación no hacen más que mostrar la eficacia del servicio a la Iglesia de la Institución fundada por el Santo: «Donde hay una maestra teresiana – se lee en Trabajo, el 3 de abril de 1935-, el ultramontanismo y la caverna tendrán sus más firmes archiveros y como desgraciadamente, esta clase de maestras abundan más de lo prudente -y muy especialmente en esta provincia-, no estaría de más que los creadores de la nueva escuela pusiesen los puntos sobre las íes y obligaran a estas obstusas y desgraciadas maestras a que limitaran sus actividades contrarias a la República.»
Otro periódico, La Libertad, acusaba a las teresianas, el 22 de febrero de 1935, de querer disponer «del futuro de España». Desde el Ministerio de Instrucción Pública se las acusaba de ser un «foco de contagio que infeccionaba los nuevos aires republicanos»` y el periódico Revolución se preguntaba: «¿Por qué no se castiga a las teresianas, maestras nacionales, que a las niñas que no quieren enseñanza religiosa les dan un castigo severo? Sr. Alcalde, el pueblo democrático no está dispuesto a tolerar estas inquisiciones de que son objeto las niñas por estas maestras cavernícolas, representantes de Cristo. ¡Pueblo, despierta de tu letargo; tira la pereza y rebélate contra estas maestras aliadas a los sentimientos de Torquemada! Padres que tenéis hijas, a estas teresianas no hay quien las haga justicia, hay que aplicarles la ley de fugas».
Trabajo apostillaba: «Una de las mayores calamidades que pueden haberle caído a la República es ese crudo fanatismo que los Institutos Teresianos han imbuido a sus maestras».
En nuestros días esta retórica beligerante y flamígera puede parecernos ridícula, por el tono exaltado y el conjunto de falsedades. Pero artículos como éstos fueron el caldo de cultivo del clima antirreligioso que hizo que el 28 de julio de 1936, al comienzo de la guerra civil, muriera mártir, asesinado por el odio antirreligioso, san Pedro Poveda.
JM Cejas, Piedras de escándalo.
Tomado de Anecdonet
SERVIR
La escritora chilena Gabriela Mistral ha escrito: «Donde hay un árbol que plantar, plántalo tú. Donde hay un error que corregir, corrígelo tú. Donde hay un esfuerzo que hacer, hazlo tú. Sé tú el que aparte la piedra del camino, el odio entre los corazones, las dificultades del problema. Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamársele así: el que sirve. Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol? ¿A tu amigo? ¿A tu madre?». Y un sabio francés decía: «Los auténticos guías de la humanidad no son los que dominan por la fuerza, sino los que sirven con todas sus fuerzas». La estrella de cine en Hollywood, Betty Hutton, manifestó un día: «La vida me dio fama, dinero, popularidad, influencia… Pero nunca fui feliz». Casada y divorciada cuatro veces, aburrida de fiestas y homenajes, sufrió una grave depresión. Posteriormente trabajó como voluntaria, dedicando los servicios más humildes a personas necesitadas. Una vez convertida al catolicismo, diría de su vida: «Jamás me sentí tan feliz como ahora». Es que si servimos desinteresadamente, nos sentiremos mejor. Si el trabajo, por humilde que sea, está hecho con amor, viviremos más contentos y felices. El poeta indio Tagore escribió: «Dormía y soñaba que la vida era alegría. Me desperté y vi que la vida era servicio. Serví, y en el servicio encontré la alegría». Hermanos: no olvidemos que servir es una palabra muy importante del Evangelio. Cuando en Barcelona los terroristas mataron a José Luis Ruiz, su hijo de nueve años decía: «Ya sé que ahora soy yo el que tengo que encargarme de mi familia». Algo conmovedor. También esto es servir.
Tomado de P. Juan Jáuregui
SAN ALBERTO HURTADO:
Estando en su casa con muchos pobres, el mismo los servía y algunos eran maleducados. Después de darles de comer, una persona le dijo que cómo se dejaba tratar mal y por qué los servía. Respondió: los pobres son Cristo.
Tomado de P. Gustavo Pascual, I.V.E
CHISTE
Un día mi vecino me vio acostado en una hamaca y me dijo:
La pereza es pecado
Y le dije: La envidia también.
POEMA
EL ASNO Y EL COCHINO
Envidiando la suerte del cochino,
un asno maldecía su destino.
‘Yo -decía-, trabajo y como paja:
él come harina y berza y no trabaja:
a mí me dan de palos cada día; a él le rascan y halagan a porfía’.
Así se lamentaba de su suerte; pero luego que advierte
que a la pocilga alguna gente avanza
en guisa de matanza,
armada de cuchillo y de caldera,
y que con maña fiera
dan al gordo cochino fin sangriento,
dijo entre sí el jumento:
‘Si en esto para el ocio y los regalos,
al trabajo me atengo y a los palos’.
Samaniego. (El asno y el cochino)
Tomado de Anecdotet
ORACIÓN
«María, humilde sierva del Altísimo,
el Hijo que has generado te ha hecho sierva de la humanidad.
Tu vida ha sido un servicio humilde y generoso:
has sido sierva de la Palabra cuando el Ángel
Te anunció el proyecto divino de la salvación.
Has sido sierva del Hijo, dándole la vida
y permaneciendo abierta al misterio.
Has sido sierva de la Redención,
“permaneciendo” valientemente al pie de la Cruz,
junto al Siervo y Cordero sufriente,
que se inmolaba por nuestro amor.
Has sido sierva de la Iglesia, el día de Pentecostés
y con tu intercesión continúas generándola en cada creyente,
también en estos tiempos nuestros, difíciles y atormentados.
A Ti, joven Hija de Israel,
que has conocido la turbación del corazón joven
ante la propuesta del Eterno,
dirijan su mirada con confianza los jóvenes del tercer milenio.
Hazlos capaces de aceptar la invitación de tu Hijo
a hacer de la vida un don total para la gloria de Dios.
Hazles comprender que servir a Dios satisface el corazón,
y que sólo en el servicio de Dios y de su reino
nos realizamos según el divino proyecto
y la vida llega a ser himno de gloria a la Santísima Trinidad
Amén».
Tomado de Benedicto XVI: Mensaje, XL Jornada de Oración por las Vocaciones, 16-10-2002
MEDITACIÓN
Toda naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los
corazones y las dificultades del problema.
Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero hay,
sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.
Que triste sería el mundo si todo estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.
Que no te llamen solamente los trabajos fáciles
¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos; hay pequeños servicios
que son buenos servicios: ordenar una mesa, ordenar
unos libros, peinar una niña.
Aquel que critica, éste es el que destruye,
tú sé el que sirve.
El servir no es faena de seres inferiores.
Dios que da el fruto y la luz, sirve.
Pudiera llamarse así: “El que Sirve”.
Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos
pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?
Gabriela Mistral
SOBERBIA, CITAS DE ALTURA
- «Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría.» Salomón
- Independentismo y soberbia: «Una cosa es un país independiente y otra un país in the pendiente.» Mafalda
- «La soberbia ataca con dos dardos: la ira y la envidia.» Mateo Alemán
- «La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió.» Francisco de Quevedo
- «La soberbia es la ceguera ante el yerro propio que impide ver el aprendizaje del acierto ajeno.» Luis M. García
- «La soberbia: No hay nada que propenda tanto a la soberbia como cierta indigencia mental unida a una pomposa imaginacion analfabeta.» «El Cronista Comercial»,Buenos Aires, Argentina, circa 1960; Fraincho.
- «El precio de la soberbia, es la Soledad.» [Foz, Anonimo]
- «¿Y si en vez de planear tanto voláramos un poco más alto?» Mafalda
- Pensamiento del soberbio: «Nunca falta alguien que sobra.» Mafalda
Frases de Miguelito:
- «Yo, lo que quiero que me salga bien es la vida.»
- «Si estoy de más en este mundo prefiero, sobrar de incógnito.»
- «Si yo no llego a nacer… ¡que golpe para la humanidad! ¿Eh?»
Todo Mafalda. Edición Especial Aniversario 1964-2014 (Lumen Gráfica)
Tomado de Anecdonet
CANTO
Vivir en Ti Colegio Mayor P. José Kentenich
En Todo Amar y Servir
https://youtu.be/h_RfqjW0gHw cristobal FONES
CURTOMETRAXE
Haz Que Tu Vida Brille Ayudando a Los Demás!
VIDEO
Papa Francisco: «Quien no vive para servir, no sirve para vivir»