CITAS
“No confundas nunca riqueza con Fortuna. La primera se quedará aquí, la otra puedes llevártela contigo”
san Agustín: “Deo, ait, reddendus est christianus amor, régibus humanus timor” (Lib I contra Epist Parm, c. 7: a Dios hay que darle el amor cristiano, a los reyes el temor humano).
No busques qué dar… Date a ti mismo…
S. Tomás, «Homines mali ab adulatione incipiunt «, es decir, «Los hombres malos comienzan por la adulación» Super Evangelium S. Matthaei lectura, caput 22, lectio 2
Lorenzo de Brindisi, Si realmente queremos ser imagen de Dios, es necesario que seamos semejantes a Cristo. Homilía 1, 2-4 .6, en el domingo XXII después de Pentecostés: Opera omnia, t. 8, 335-336. 339-340. 346
Don Bosco decía: ¿Soy un buen cristiano y honesto ciudadano? ¿Cumplo con mis deberes par con la Sociedad? ¿Amo al prójimo, así como amo a Dios?
“Buenos cristianos y buenos ciudadanos”
San Juan Pablo II, Allí donde el hombre no se apoya ya sobre una grandeza que le trasciende, corre el riesgo de entregarse al poder sin freno de lo arbitrario y de los seudo absolutos que lo destruyen. Discurso (11-10-1998)
Concilio Vaticano II, “la comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno” (GS 76). La recíproca autonomía de la Iglesia y de la comunidad política no comporta una separación tal que excluya la colaboración: ambas están al servicio del ser humano, para permitirle el ejercicio de sus derechos y un correcto cumplimiento de los deberes. La Iglesia y la comunidad política pueden desarrollar su servicio “con tanta mayor eficacia, para bien de todos, cuanto mejor cultiven ambas entre sí una sana cooperación” (GS 76). La Iglesia reivindica su libertad para expresar su juicio moral cuantas veces lo exija la defensa de los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas». (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 424-426)
Anónimo,«La imagen de Dios no está impresa en el oro, sino en el género humano. La moneda del César es oro, la de Dios es la humanidad…
Por tanto, da tu riqueza material al César, pero reserva a Dios la inocencia única de tu conciencia, donde se contempla a Dios… El César, en efecto, ha impreso su imagen en cada moneda, pero Dios ha escogido al hombre, que él ha creado , para reflejar su gloria» (Obra incompleta sobre Mateo, Homilía 42).
Papa Francisco: «Ni los problemas políticos y económicos que conllevan- dejemos eso a los políticos que solo buscan su poder, son importantes; nosotros los cristianos tenemos que consagrarnos a lo positivo y a socorrer a los pobres y a los que sufren.»
Quino: «Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo. Es el mundo al final el que le cambia a uno».
«Comienza el día con una sonrisa y verás lo divertido que es ir por ahí desentonando con todo el mundo».
Beato Carlos Acutis: «Nuestro objetivo debe ser infinito, no finito. El infinito es nuestra patria. El cielo nos ha estado esperando desde siempre».
Franz Jalics, «En la eucaristía sucede la entrega de Jesucristo. Quien sólo desea escuchar un buen sermón no vivencia lo esencial. En la liturgia Dios se encuentra en el centro. Quien se coloca a sí mismo en el centro se sentirá ajeno a ella. La referencia al yo en la meditación. Muchas personas responden que en la meditación buscan encontrar la paz. Otras buscan ideas claras. Otras poderes curativos». Ejercicios de contemplación, 52
Rainiero Cantalamessa, La evasión fiscal, cuando llega a ciertas proporciones –nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica–, es un pecado mortal. Es un robo hecho no al «Estado», o sea a nadie, sino a la comunidad, esto es, a todos. Ello supone naturalmente que también el Estado sea justo y equitativo al imponer sus tributos.
Enrique Martínez Lozano “Dar a Dios lo que es de Dios” podría traducirse, por tanto, por: “Vivid en conexión con vuestra verdadera identidad”.
Hans Urs Von Balthasar, A Dios se le debe todo porque el hombre ha sido creado no a imagen del César sino a imagen de Dios, y Dios es el soberano de todos los reyes de este mundo. (LUZ DE LA PALABRA, Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C, Ediciones ENCUENTRO.MADRID-1994.Pág. 111 s.)
Eucaristía Algún historiador ha dicho de etapas recientes de nuestra Iglesia que estaba más interesada en conquistar el Estado que la sociedad. Imponerse desde poderes similares a los del César o usar su brazo secular no es el estilo de Jesús. Si los modos de los poderes de este mundo nos cautivan, esa seducción es peor que una persecución. No se puede convertir al Dios de Jesús en César de este mundo. Él se negó a ello. 1990/48
Mercaba «Dad al césar lo que le pertenece a él, pero no olvidéis que vosotros mismos pertenecéis a Dios».
Javier Gafo ¿nos distinguimos los católicos españoles por nuestra ejemplaridad en el cumplimiento de nuestras obligaciones civiles y sociales? Y, sobre todo, ¿nos distinguimos por poner la causa del Reino de Dios, la liberación total e integral del hombre, en sus vertientes horizontales y trascendentes, como objetivo primario de nuestra vida? Palabras en el corazon/a Mensajero/burgos 1992.Pág. 240 ss.
José A. Pagola «No hemos de consentir que ningún César sacrifique lo que solo le pertenece a Dios»
Cardenal Tarancón,”Un santo que no sabe hacer nada es un santo perjudicial”.
CONTOS
LAS CAMPANAS DEL TEMPLO
El templo había estado sobre una isla, dos millas mar adentro. Tenía un millar de campanas. Grandes y pequeñas campanas, labradas por los mejores artesanos del mundo. Cuando soplaba el viento o arreciaba la tormenta, todas las campanas del templo repicaban al unísono, produciendo una sinfonía que arrebataba a cuantos la escuchaban.
Pero, al cabo de los siglos, la isla se había hundido en el mar y, con ella, el templo y sus campanas. Una antigua tradición afirmaba que las campanas seguían repicando sin cesar y que cualquiera que escuchara atentamente podría oírlas. Movido por esta tradición, un joven recorrió miles de millas, decidido a escuchar aquellas campanas.
Estuvo sentado durante días en la orilla, frente al lugar en el que en otro tiempo se había alzado el templo, y escuchó, y escuchó con toda atención. Pero lo único que oía era el ruido de las olas al romper contra la orilla. Hizo todos los esfuerzos posibles por alejar de sí el ruido de las olas, al objeto de poder oír las campanas. Pero todo fue en vano; el ruido del mar parecía inundar el universo.
Persistió en su empeño durante semanas. Cuando le invadió el desaliento, tuvo ocasión de escuchar a los sabios de la aldea, que hablaban con unción de la leyenda de las campanas del templo y de quienes las habían oído y certificaban lo fundado de la leyenda. Su corazón ardía en llamas al escuchar aquellas palabras… para retornar al desaliento cuando, tras nuevas semanas de esfuerzo, no obtuvo ningún resultado.
Por fin decidió desistir de su intento. Tal vez él no estaba destinado a ser uno de aquellos seres afortunados a quienes les era dado oír las campanas. O tal vez no fuera cierta la leyenda. Regresaría a su casa y reconocería su fracaso. Era su último día en el lugar y decidió acudir una última vez a su observatorio, par decir adiós al mar, al cielo, al viento y a los cocoteros. Se tendió en la arena, contemplando el cielo y escuchando el sonido del mar.
Aquel día no opuso resistencia a dicho sonido, sino que, por el contrario, se entregó a él y descubrió que el bramido de las olas era un sonido realmente dulce y agradable. Pronto quedó tan absorto en aquel sonido que apenas era consciente de sí mismo. Tan profundo era el silencio que producía en su corazón…
¡Y en medio de aquel silencio lo oyó! El tañido de una campanilla, seguido por el de otra, y otra, y otra… Y en seguida todas y cada una de las mil campanas del templo repicaban en una gloriosa armonía, y su corazón se vio transportado de asombro y de alegría.
Si deseas escuchar las campanas del templo, escucha el sonido del mar.
Si deseas ver a Dios, mira atentamente la creación. No la rechaces: no reflexiones sobre ella. Simplemente, mírala. Para escuchar a Dios sólo hay que saber escuchar
Anthony de Mello, El Canto del Pájaro
Tomado de Alejandro Illescas
SOY UN CRISTIANO.
A un hombre de negocios le preguntó una vez: ¿Cuál es su ocupación?
-Soy un cristiano, contestó.
N o, no, ¿cuál es su trabajo?
-Soy un cristiano.
No, usted no entiende, dijo el periodista, ¿cómo se gana usted la vida?
Mire, mi trabajo, a tiempo completo, es ser cristiano y además tengo una tienda para poder pagar las facturas.
Tomado de P, Félix Jiménez
LAS PREGUNTAS DE DIOS
Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna, escuchó una voz misteriosa que allá adentro le decía:
– Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo esencial. Recuerda algo: después que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo esencial.
La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas, puso al niño en el suelo y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal.
La voz misteriosa habló nuevamente. – Tienes solo ocho minutos.
Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacia fuera de la caverna y la puerta se cerró. Recordó, entonces, que el niño quedó allí afuera y la puerta estaba cerrada para siempre. La riqueza duró poco y la desesperación… para el resto de su vida!
Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros. Tenemos unos 80 años para vivir, en este mundo, y una voz siempre nos advierte: – ¡Y no te olvides de lo esencial! Y lo esencial es lo interior, es decir, la relación con Dios, los valores espirituales, la oración, la vigilancia, la familia, los amigos, la propia vida. Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales nos fascinan tanto que lo esencial siempre se queda a un lado. Así agotamos nuestro tiempo aquí, y dejamos a un lado lo esencial: ¡Los tesoros del corazón!
Tomado de P, Diego Millán
ANÉCDOTA
TI(berius) CAESAR DIVI AUG(usti) F(ilius) AUGUSTUS: PONTIF(ex) MAXIM(us)
Tiberio César Augusto, hijo del divino Augusto sumo pontífice
Conocemos la efigie y la inscripción que llevaba la moneda del impuesto en tiempos de Tiberio (14-27 d.C.): en el anverso, el busto del emperador, adornado con una guirnalda de laurel que indicaba su dignidad divina, acompañado de la siguiente inscripción: «Tiberio César Augusto, hijo del divino Augusto»; en el reverso aparece «pontifex maximus» y la imagen de la madre del emperador sentada en un trono de dioses, llevando a la derecha el cetro olímpico y en la izquierda un ramo de olivo, que la hace aparecer como encarnación terrena de la paz celestial. Los enviados, celosos de la ley de Dios, llevan consigo esta moneda con todos los símbolos de la divinización del poder romano.
Tomado de FRANCISCO BARTOLOME GONZALEZ,
Acercamiento A Jesus De Nazaret- 4, PAULINAS/MADRID 1986.Págs. 54-60
Todos los súbditos de Roma pagaban anualmente su: ‘Tributum capitis’: su contribución capital, amén de un sin fin de tributos indirectos y aduaneros.
Tomado de (José Ma. Solé Roma (O.M.F .),
«Ministros de la Palabra» , ciclo «A», Herder, Barcelona 1979).
DOS POSTURAS ANTE EL TRIBUTO AL CÉSAR
Seguimos en la explanada del templo de Jerusalén, en medio de los enfrentamientos de diversos grupos con Jesús. Esta vez, fariseos y herodianos lo van a poner en un serio compromiso preguntándole sobre la licitud del tributo al emperador romano. Por entonces, además de los impuestos que se pagaban a través de peajes, aduanas, tasas de sucesión y de ventas, los judíos debían pagar el tributo al César, que era la señal por excelencia de sometimiento a él.
Fariseos y herodianos no tenían dudas sobre este tema; ambos grupos eran partidarios de pagarlo. Los fariseos, porque no querían conflictos con los romanos mientras les permitieran observar sus prácticas religiosas. Los herodianos, porque mantenían buenas relaciones con Roma.
Como a nadie le gusta pagar, los rabinos discutían si se podía eludir el tributo. Y algunos adoptaban la postura pragmática que refleja el tratado Pesajim 112b: «… no trates de eludir el tributo, no sea que te descubran y te quiten todo lo que tienes».
Sin embargo, otros judíos adoptaban una postura de oposición radical, basada en motivos religiosos. Dado que el pago del tributo era signo de sometimiento al César, algunos lo interpretaban como un pecado de idolatría, ya que se reconocía a un señor distinto de Dios. Este era el punto de vista de los sicarios, grupo que comienza con Judas el Galileo, cuando el censo de Quirino, a comienzos del siglo I de nuestra era. Al narrar los comienzos del movimiento cuenta Flavio Josefo: «Durante su mandato [de Coponio], un hombre galileo, llamado Judas, indujo a los campesinos a rebelarse, insultándolos si consentían pagar tributo a los romanos y toleraban, junto a Dios, señores mortales» (Guerra de los Judíos II, 118). Más adelante repite afirmaciones muy parecidas: «Judas, llamado el galileo…, en tiempos de Quirino había atacado a los judíos por someterse a los romanos al mismo tiempo que a Dios» (Guerra de los Judíos II, 433).
Con este presupuesto, se advierte que la pregunta que le hacen a Jesús sobre si es lícito pagar el tributo podía comprometerlo gravemente ante las autoridades romanas (si decía que no), o ante los sectores más progresistas y politizados del país (si decía que sí). Además, la pregunta es especialmente insidiosa, porque no se mueve a nivel de hechos, sino a nivel principios, de licitud o ilicitud.
Tomado de José Luis Sicre
EL ESCRITO MÁS ANTIGUO DEL NT (2ª lectura)
Desde este domingo hasta el 33 inclusive la segunda lectura se toma de la 1ª carta de Pablo a los tesalonicenses, escrita en Corinto hacia el año 49/50.
Tesalónica, ciudad fundada por Alejandro Magno, es la segunda en territorio europeo que pisan Pablo y sus compañeros, después de Filipos. Aunque el libro de los Hechos sugiere que su estancia duró unos quince días, las cartas a los Tesalonicenses y las relaciones que se establecieron en los misioneros y la comunidad hacen pensar en varios meses. A estos cristianos dirige Pablo su primera carta, que es también el documento más antiguo del Nuevo Testamento.
Tomado de José Luis Sicre
CIRO
En la historia del pueblo elegido, el rey era ungido. Samuel ungió primeramente a Saúl, y después a David; y los demás reyes, tanto del reino de Israel como del reino de Judá fueron ungidos por algún sacerdote o un profeta. Salomón recibió la unción de manos del sacerdote Sadoc. Por eso sorprende que Isaías otorgue a un extranjero que no conocía al verdadero Dios, a Ciro, rey de los persas, el título de “ungido”. Sí, no era judío, pero el rey de Persia fue reconocido por el pueblo elegido como una especie de Mesías redentor.
Ciro, cuyo imperio era el más grande de la tierra, se distinguió por una política de tolerancia religiosa hacia los pueblos de su gran imperio. Cuando conquistó Babilonia, donde estaban los judíos desterrados, decidió devolverlos a su tierra, a Palestina. Para ello publicó un edicto, según consta en la Sagrada Escritura: El año primero de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del Señor anunciada por Jeremías, despertó el Señor el espíritu de Ciro, que en todo su reino hizo proclama de palabra y por escrito el siguiente edicto: “Habla Ciro, rey de Persia: el Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encomendado construirle un templo en Jerusalén, que está en la región de Judá. El que de vosotros pertenezca a este pueblo, que su Dios lo acompañe y suba a Jerusalén…” (2 Cro 36, 22-23). Gracias a este edicto, los judíos desterrados desde los tiempos de Nabucodonosor regresaron a su tierra de Judá y reconstruyeron el templo. No sólo hizo que los judíos exiliados regresarán a Jerusalén, a la tierra prometida como en un nuevo éxodo, sino que hizo que se devolvieran todos los tesoros arrebatados por los babilonios al templo de Jerusalén y les dio gran cantidad de dinero para la reconstrucción de todas esas obras.
Por eso Isaías presenta a Ciro como ungido, siervo del Señor, pese a que no pertenecía al pueblo elegido. Y los judíos agradecidos lo presentan en sus escritos bíblicos, como un hombre extraordinario, creyente en Dios y ungido por Él, hasta tal punto que el autor sagrado afirma que, al ser reconstruida Jerusalén, el Señor dice a Ciro: Tú eres mi pastor, el que realizará mi voluntad, quien dice a Jerusalén: “Serás reedificada”, y al Templo: “Pondrán de nuevo tus cimientos” (Is 44, 28). Se refiera a Ciro como instrumento de la voluntad de Dios y siendo llamado “pastor”, título que en la Biblia se aplica con frecuencia al rey y al Mesías. Al darle Isaías el título de ungido, que es claramente mesiánico, lo reconoce como instrumento de Dios para el cumplimiento de sus planes mesiánicos: someter a las naciones… destronar a los reyes… que las ciudades se rindan ante él… que no le cierren sus puertas…
Ciro es investido como mesías, como un rey extranjero y pagano que es instrumento de una nueva liberación, cumpliendo así la voluntad salvadora de Dios a favor de su pueblo. Sin conocer a Dios, supo llevar a cabo sus planes y convertirse en mediador de la liberación de Israel. Pero para que Ciro no se crea un dios; y no haya confusión dándosele al instrumento el honor debido a Dios, el Señor por medio de Isaías le dice: Te he llamado por tu nombre, te he dado un título, aunque tú no me conozcas. Yo soy el Señor, y no hay ningún otro, fuera de mí no hay dios. Yo te he ceñido, aunque tú no me conozcas, para que sepan de Oriente a Occidente que no hay otro fuera de mí: Yo soy el Señor, y no hay ningún otro (Is 45, 4-6).
Tomado de anecdotasycatequesis.com
IMPUESTOS
Los judíos pagaban impuestos a Roma ¿Qué opinaba el Señor sobre esto? En aquella época los judíos pagaban a los romanos tres impuestos:
1. El impuesto de la tierra que lo pagaban los labradores al gobierno, y que era un décimo del grano y un quinto del vino y del aceite que produjeran. Se pagaba parcialmente en especie y parcialmente en el dinero equivalente.
2. El impuesto sobre la renta que era el uno por ciento de los ingresos de cada persona.
3. El impuesto de capitación, lo tenían que pagar todos los varones de 14 a 65 años y todas las mujeres de 12 hasta los 65 años. Su importe era un denario (algo así como 0,09€ – 0,09 centavos de dólar americano). El salario medio de la época estaba en unos o,o6 €/o,o6$
Para los judíos pagar estos impuestos era un insulto a Dios. Su sociedad tenía una organización teocrática donde Dios era su único y exclusivo rey. Los más fanáticos entre los judíos decían que cualquier impuesto que se pagara a un rey extranjero era ilegal por necesidad.
Tomado de Mario Santana Bueno
CHISTE
Somos como aquel muchacho a quien su padre le daba dos euros cada domingo, uno para echar en la bandeja de la iglesia y el otro para sus caprichos.
Un domingo camino de la iglesia se le cayó un euro a la alcantarilla y mirando al cielo exclamó: Dios mío, hoy te has quedado sin el tuyo.
Tomado de P, Félix Jiménez
POEMA
“Al rey, la hacienda y la vida se ha de dar;
pero el honor es patrimonio del alma
y el alma sólo es de Dios”.
Calderón de la Barca
PERO TENDRÁS QUE SERVIR A ALGUIEN
Puede que seas embajador
en Inglaterra o Francia
Puede que te guste apostar
Puede que te guste bailar
Puede que seas el
campeón mundial
de peso pesado
Puede que seas una persona de la alta sociedad
Con un largo collar de perlas
Pero tendrás que servir a alguien
Sí, de hecho, tendrás que servir a alguien
Bueno, puede que sea el Diablo
O puede que sea el Señor
Pero tendrás que servir a alguien…
NADA TE TURBE
Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,
Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,
quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta.
Santa Teresa de Avila
ORACIÓN
«Señor mío y Dios mío, quítame todo lo que me aleja de ti. Señor mío y Dios mío, dame todo lo que me acerca a ti. Señor mío y Dios mío, despójame de mi mismo para darme todo a ti»
(S. Nicolás de Flüe, oración).
MEDITACIÓN
La tarea fundamental del ser humano es solo una:
reflejar con nitidez la imagen de Dios.
A medida que vaya desprendiéndome de mi falso yo,
irá apareciendo el verdadero Ser.
Fray Marcos
CANTO
Jesús Adrián Romero – El Brillo De Mis Ojos
BROTES DE OLIVO: YO TE DOY LO QUE SOY
Te Daré Lo Mejor Jesus Adrian Romero