E Algo + no Domingo XXIII do Tempo Ordinario – Ciclo A

CITAS

“A los niños se les impone, a los jóvenes se les propone y a los mayores se les expone”

“Si perdonáis y compadecéis, habrá perdón y compasión en el mundo, y si no, no los habrá”…

«Aligérame, Señor, la mano en el castigo, y suavízamela en la caricia. Y que reprenda con amor para saber que he corregido amando».

Gabriela ·Mistral

«Más vale una franca palabra de reproche

que el amor que no quiere hablar».

Proverbios 27,15

San Ambrosio, “Si descubres algún defecto en el amigo, corrígele en secreto […] Las correcciones, en efecto, hacen bien y son de más provecho que una amistad muda. Si el amigo se siente ofendido, corrígelo igualmente; insiste sin temor, aunque el sabor amargo de la corrección le disguste. Está escrito en el libro de los Proverbios las heridas de un amigo son más tolerables que los besos de los aduladores (Pr 27, 6)”. De officiis ministrorum III, 125-135.

“Aprovecha más la corrección amiga que la acusación violenta; aquella inspira compunción, esta excita la indignación” Catena Aurea, VI.

San Agustín “Peor eres tú callando que él faltando”. Sermo 82, 7.

“debemos, pues, corregir por amor; no con deseos de hacer daño, sino con la cariñosa intención de lograr su enmienda. Si así lo hacemos, cumpliremos muy bien el precepto: «si tu hermano pecare contra ti, repréndelo estando a solas con él». ¿Por qué lo corriges? ¿Porque te ha molestado ser ofendido por él? No lo quiera Dios. Si lo haces por amor propio, nada haces. Si es el amor lo que te mueve, obras excelentemente”, Sermo 82, 4.

«Por consiguiente, cuando peca alguno contra nosotros, debemos tener gran cuidado de olvidar nuestra injuria, pero no el mal que se ha hecho a nuestro hermano, no por nosotros, porque es una gloria el olvidar las injurias. Corrijámosle, pues, a solas y no nos ocupemos más que de la corrección y de perdonarle su vergüenza porque podrá suceder que él, a causa de la vergüenza que tiene, trate de defender su pecado y que vosotros, queriéndole corregir, le hagáis peor».

San Juan Crisóstomo «Y no dice el Señor: acusad, reñid, pedid venganza, sino corregid; es decir, recordadle sus pecados; decidle lo que vosotros sufrís por causa de él, porque él está ebrio por la ira y la vergüenza y como sumergido en un sueño profundo, y vosotros que estáis sanos, debéis ir a aquel que está enfermo».

San Cirilo, “La reprensión, que hace mejorar a los humildes, suele parecer intolerable a los soberbios” Catena Aurea, vol. VI.

Séneca “el hombre bueno se alegra de ser corregido; el malvado soporta con impaciencia al consejero” (Admoneri bonus gaudet; pessimus quisque rectorem asperrime patitur) De ira, 3, 36, 4.

San Josemaría, “La práctica de la corrección fraterna –que tiene entraña evangélica– es una prueba de sobrenatural cariño y de confianza. Agradécela cuando la recibas, y no dejes de practicarla con quienes convives”. Forja, n. 566.

“La corrección fraterna, cuando debas hacerla, ha de estar llena de delicadeza —¡de caridad!— en la forma y en el fondo, pues en aquel momento eres instrumento de Dios”, Forja, n. 147.

Leonardo da Vinci     “Debes reprender en secreto a tu amigo y alabarlo en público.”

San Francisco de Sales  “Reprender a los demás es muy fácil, pero es muy difícil mirarse bien a sí mismo”

          “Más moscas se cazan con una cucharadita de miel, que con un barril de vinagre”

Cura de Ars Debo corregiros, aunque sepa que me mataréis cuando baje del púlpito.

San Juan Bosco  “La dulzura en el hablar, en el obrar y en reprender, lo gana todo y a todos”

Santa Teresita del niño Jesús: Cuando Santa Teresa del Niño Jesús cesó en su cargo de ayudante de la maestra de novicias, al ver alguna falta en las hermanas, decía: «pero ya no tengo yo que corregir».

Alessandro Pronzato Parece que ciertas personas religiosas tienen el arte de «asfixiar», en vez de liberar, ayudar, promover. (…). El pan del domingo ciclo a edit. Sigueme salamanca 1986.pág. 199 ss.

Papa Francisco, Las etapas en este itinerario indican el esfuerzo que el Señor pide a su comunidad para acompañar a quien se equivoca, para que no se pierda. Es necesario ante todo evitar el clamor de la crónica y los chismes en la comunidad. Esto es lo primero que hay que evitar.(S.S. Francisco, Ángelus del 7 de septiembre de 2014).

Rainiero Cantalamessa, Cuando por cualquier motivo no es posible corregir fraternamente, a solas, a la persona que ha errado, hay algo que absolutamente se debe evitar: la divulgación, sin necesidad, de la culpa del hermano, hablar mal de él o incluso calumniarle, dando por probado aquello que no lo es o exagerando la culpa. «No habléis mal unos de otros», dice la Escritura (St 4,11). El cotilleo no es menos malo o reprobable sólo porque ahora se le llame «gossip».

Pagola, Quizás lo que más cambia a muchas personas no son las grandes ideas ni los pensamientos hermosos, sino el haberse encontrado en la vida con alguien que ha sabido acercarse a ellas amistosamente y las ha ayudado a renovarse. Buenas noticias, Navarra 1985.pág. 107 s

Ch. Péguy: «Es necesario salvarse juntos. Es necesario llegar juntos al buen Dios, es necesario presentarse juntos; no podemos llegar a Dios los unos sin los otros. Debemos volver todos juntos a la casa del Padre. Es necesario pensar en los otros. Es necesario trabajar los unos por los otros. ¿Qué nos dirá si llegásemos, si volviésemos a la casa del Padre común los unos sin los otros? (Ch. Péguy Le mystère de la charitè de Jeanne d’ArcI Gallimard Paris 1943, p.39)

Fray Marcos, El fallo más letal de nuestro tiempo es la indiferencia. Martín Descalzo la llamó “la perfección del egoísmo”. Otra definición que me ha gustado es esta: “es un homicidio virtual”.

José Luis Sicre ¡QUÉ FÁCIL ES CRITICAR, QUÉ DIFÍCIL CORREGIR!

CONTOS

EL BARRO Y LA ROSA

Dice una fábula persa que un día, un caminante halló un trozo de barro tan aromático, que su perfume llenaba toda la casa.

 -¿Qué eres tú? – le preguntó el caminante-. ¿Eres alguna gema de Samarcanda, o algún nardo disfrazado o alguna mercancía preciosa?

-No. No soy más que un trozo de barro.

-Entonces, ¿cómo tienes este aroma tan maravilloso?

-Amigo, te voy a revelar un secreto: He estado viviendo junto a una rosa.

Tomado de Anthony de Mello

EL ALACRÁN

Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán le picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán le picó.

Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: “Perdone, ¡pero usted es terco!, ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua le picará?”.

El maestro respondió: “La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar”. Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro  sacó al animalito del agua y le salvó la vida.

No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma precauciones, como aquel maestro. Algunos persiguen la felicidad; otros, la crean. Cuando la vida te muestre mil razones para llorar, demuéstrale tú a ella que existen mil razones para sonreír.

Tomado de Alejandro Illescas, Los cuentos de mis homilías.

ANÉCDOTA

LA COMUNIDAD DE QUMRÁN

En el siglo II a.C., un grupo de judíos, descontentos del comportamiento del clero y de las autoridades de Jerusalén, se retiró al desierto de Judá y fundó junto al Mar Muerto una comunidad. Se ha discutido mucho sobre su influjo en Juan Bautista, en Jesús y en los primeros cristianos.

Los cuatro pasos en la Regla de la congregación

1) «Que se corrijan uno a otro con verdad, con tranquilidad y con amor lleno de buena voluntad y benevolencia para cada uno» (V, 23-24).

2 y 3) «Igualmente, que nadie acuse a otro en presencia de los «grandes» sin haberle avisado antes delante de dos testigos» (VI, 1).

4) «El que calumnia a los «grandes», que sea despedido y no vuelva más. Igualmente, que sea despedido y no vuelva nunca el que murmura contra la autoridad de la asamblea. (…) Todo el que después de haber permanecido diez años en el consejo de la comunidad se vuelva atrás, traicionando a la comunidad… que no vuelva al consejo de la comunidad. Los miembros de la comunidad que estén en contacto con él en materia de purificación y de bienes sin haber informado de esto a la comunidad serán tratados de igual manera. No se deje de expulsarlos» (VII,16-25).

Algunos castigos

«Si alguien habla a su prójimo con arrogancia o se dirige a él groseramente, hiriendo la dignidad del hermano, o se opone a las órdenes dadas por un colega superior a él, será castigado durante un año…»

«Si alguno habló con cólera a uno de los sacerdotes inscri­tos en el libro, que sea castigado durante un año. Durante ese tiempo no participará del baño de purificación con el resto de los gran­des.»

«El que calumnia injustamente a su prójimo, que sea castiga­do durante un año y apartado de la comunidad.»

«Si únicamente hablo de su prójimo con amargura o lo engañó conscientemente, su castigo durará seis meses.

«El que se despereza, cabecea o duerme en la reunión de los «grandes» será castigado treinta días».

J. L. Sicre, El cuadrante. Vol. II: La apuesta, cap. 15.

Una vez una mujer fue a confesarse con San Felipe Neri acusándose de haber hablado mal de algunas personas. El santo la absolvió, pero le puso una extraña penitencia. Le dijo que fuera a casa, tomara una gallina y volviera donde él desplumándola poco a poco a lo largo del camino. Cuando estuvo de nuevo ante él, le dijo: «Ahora vuelve a casa y recoge una por una las plumas que has dejado caer cuando venías hacia aquí». La mujer le mostró la imposibilidad: el viento las había dispersado. Ahí es donde quería llegar San Felipe. «Ya ves -le dijo- que es imposible recoger las plumas una vez que se las ha llevado el viento, igual que es imposible retirar murmuraciones y calumnias una vez que han salido de la boca».

Tomado de P. Rainiero Cantalamessa

Un día un hombre se acercó a San Francisco y le dijo: «Hermano Francisco, estoy en este dilema. Jesús dice que tenemos que reprender a los pecadores, pero veo gente pecando todo el tiempo y en todas partes. No siento que deba andar reprendiendo» a todos». San Francisco pensó y luego dijo: “Lo que debes hacer es vivir de tal manera que tu vida reprenda al pecador, tu forma de actuar llamará a otros al arrepentimiento”.

Tomado de P. Félix Jiménez

HERMANO

En el Nuevo Testamento leemos 223 veces la palabra “hermano” y casi siempre referida a los hermanos en la fe, no a los hermanos de sangre.

Tomado de P. Félix Jiménez

TRIBU BABEMBA

La tribu Babemba de Sudáfrica celebra el siguiente ritual para corregir la conducta criminal o antisocial de sus miembros.

Si un miembro de la comunidad actúa irresponsablemente se le coloca en la plaza del pueblo. El trabajo cesa, y todos los hombres, mujeres y niños forman un gran círculo alrededor del acusado. Y uno a uno, incluidos los niños van diciendo las virtudes y todas las cosas buenas que el acusado ha realizado.

N o se puede ni mentir ni exagerar ni inventarse nada. No se puede decir ninguna cosa negativa del acusado.

La ceremonia dura un par de días hasta que todos han tenido la oportunidad de contar sus bondades.

Al final el círculo se rompe, la fiesta comienza y la persona es acogida de nuevo en la comunidad. El acusado se siente fortalecido y animado a vivir de acuerdo con las normas e ideales de la comunidad.

Tomado de P. Félix Jiménez

CHISTE

Antes de decirle a tu vecina que, las sábanas que tiene colgadas, están sucias, asegúrate de que no sean los cristales de tu ventana los que están manchados”.

MI MUJER SE QUEDA SORDA

Un señor casado le decía a un amigo suyo médico:

– estoy preocupado por mi mujer. Cada día está más sorda y no quiere reconocerlo. ¿Cómo podría demostrarle que está perdiendo oído?

– Colócate a unos diez pasos de ella y hazle una pregunta -aconseja el amigo-. SI no te contesta te acercas un paso y vuelves a preguntarle. Si no te oye, otro paso…y así hasta que te conteste. Dentro de un mes, más o menos, repites la operación y así ya ves si pierde o no pierde oído.

Esa misma noche se puso manos a la obra. Colocado a unos diez metros de su mujer, preguntó:

-¿Qué tenemos para cenar?

Al no oir respuesta alguna fue avanzando paso a paso repitiendo la misma pregunta. Cuando pregunto por sexta vez, oyó que su mujer le decía:

-¡Tortilla de patatas!. Ya te lo he dicho cinco veces

Agustín Filgueiras en “Orar con una sonrisa diaria”

ORACIÓN

ORACIÓN DE LA MAESTRA

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.

Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.

Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé.

Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.

Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.

Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.

Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.

¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.

Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.

Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.

Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando!

Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas.

Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor.

Gabriela Mistral

MEDITACIÓN

LA IGLESIA PERFECTA

Una iglesia que es todo lo que debería ser;

¡Una iglesia cuyos miembros nunca se desvían

Más allá del camino recto y angosto!

Una iglesia que no tiene bancas vacías,

cuyo pastor nunca se siente triste,

una iglesia cuyos diáconos siempre buscan (buscan)

y ninguno es orgulloso, y todos son mansos;

Donde los chismosos nunca venden mentiras,

ni hacen quejas y critican;

Donde todos son siempre dulces y amables

Y ante las faltas de los demás están ciegos.

Puede que existan iglesias tan perfectas,

pero no conozco ninguna de ellas.

Pero aún así trabajaremos, oraremos y planearemos.

Para hacer nuestro lo mejor que podamos.

(Autor Anónimo)

Tomado de P. Félix Jiménez

EL AMOR MÁS GRANDE

El otro día un periodista me hizo una curiosa pregunta: ¿Incluso usted tiene que confesarse? Sí, le dije. Me confieso cada semana. Entonces Dios tiene que ser muy exigente, si hasta usted tiene que confesarse.

Seguro que su hijo a veces se equivoca, le dije. Y ¿qué ocurre cuando viene y le dice «papá, lo siento»?, ¿qué hace usted? Lo rodea con sus brazos y lo besa. ¿Por qué? Pues porque esa es su manera de decirle que lo ama.

Dios hace lo mismo. Nos ama tiernamente. Por lo tanto cuando pecamos o cometemos un error, lo que debemos hacer es servirnos de eso para acercarnos más a Dios. Digámosle humildemente: «Sé que no debería haber hecho esto, pero incluso esta falta te la ofrezco».

Si hemos pecado o cometido un error, digámosle: «¡Lo siento! Me arrepiento». Dios es un Padre que perdona. Su clemencia es mayor que nuestros pecados. Él nos perdonará.

Santa Teresa de Calcuta, El sacramento del perdón

CANTO

BANUEV – Himno JMJ CRACOVIA 2016 –

CON SOLO DOS O TRES MIGUELI

VIDEO

El Papa Francisco: la corrección fraterna, ayuda a sanar

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