CITAS
“Caminante no hay camino, se hace camino al AMAR”
“Para nadar y vivir, cuanto más ligeros de peso, mejor”
“La vida es como andar en bicicleta: si dejas de pedalear, te caes”
«Casi todos vienen a Mí para que les alivie la cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla».
(Mensaje de Jesús a san Pío de Pietrelcina)
«No se puede creer impunemente»
Paul Claudel.
San Agustín. «Cuida de tu cuerpo como si fueras a vivir por siempre. Cuida de tu alma como si fueras a morir mañana.»
Quijote, Sancho: – Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias. cap XI
Cirilo de Alejandría El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. O lo que es lo mismo: El que quisiera ser discípulo mío que emprenda denodadamente la misma carrera de sufrimientos que he seguido yo, recorra prácticamente el mismo camino y ámelo: ese tal hallará descanso en mi compañía y gozará de mi intimidad. Sobre la adoración en espíritu y en verdad: La Iglesia sigue a Cristo por doquier Lib. 5: PG 68, 391-395
San Bernardo, ¡Cuan pocos, Señor Jesús, los que quieren ir en pos de ti, aunque nadie hay que no desee llegar a ti, sabiendo todos que en tu diestra hay delicias sin fin! Todos quieren gozar de ti, mas no todos quieren imitarte; quieren reinar contigo, pero no quieren padecer contigo. (Obras Completas II, B.A.C., Madrid, 1955, 126 y ss.)
S. Juan de la Cruz, “Cuando se le ofreciere algún sinsabor y disgusto, acuérdese de Cristo crucificado y calle. Viva en fe y esperanza, aunque sea a oscuras, que en estas tinieblas ampara Dios el alma. Arroje el cuidado suyo en Dios.” (“A una carmelita”)
Tomás de Kempis Más los que aman a Jesús, por el mismo Jesús, y no por alguna propia consolación suya, lo bendicen en toda tribulación y angustia del corazón, tanto como en tiempo de consolación. Imitación de Cristo: Si desechas una cruz hallarás otra peor. Libro II, caps. 11-12
San Cesáreo de Arles, Si tú deseas seguir a Cristo, lleva su Cruz sin más demora y sobrelleva a los malvados sin dejarte vencer… Sermón: Quien quiera seguir de verdad a Cristo encontrará contradicciones Sermon 159 : CCL 104, 650.
Santa Teresa de Jesús nos habla de perseverancia en el camino a pesar de las dificultades y del cansancio: “Aunque me canse, aunque no pueda, aunque reviente, aunque me muera”.
S. Francisco de Sales, «Queremos no los consuelos, sino al Consolador; no la dulzura, sino al Salvador; no la ternura, sino a aquél que es la suavidad del cielo y de la tierra; entre esos afectos debemos desear permanecer firmes en el santo amor de Dios, aunque toda nuestra vida no experimentemos consuelo alguno, perseverando en la voluntad de decir sobre el Calvario lo mismo que sobre el Tabor: ¡Oh, Señor, qué bien se está aquí! ¡Contigo, en tu cruz o en tu gloria!» («Introducción a la vida devota»)
San [Padre] Pío de Pietrelcina A lo largo de tu vida Cristo no te pide que lleves con él toda su pesada cruz, sino tan sólo una pequeña parte aceptando tus sufrimientos. No tienes nada que temer. Por el contrario, tente por muy dichosa de haber sido juzgada digna de tener parte en los sufrimientos del Hombre-Dios. Por parte del Señor, no se trata de un abandono ni de un castigo; por el contrario, es un testimonio de su amor, de un gran amor para contigo. Debes dar gracias al Señor y resignarte a beber el cáliz de Getsemaní. FSP, 119; Ep 3, 441; CE, 21; Ep 3, 413
San Rafael Arnaiz Barón Sólo sé que tengo un tesoro que por nada ni por nadie cambiaría…, mí cruz…, la Cruz de Jesús. Esa Cruz que es mi único descanso…,¡cómo explicarlo! Quien esto no haya sentido…, ni remotamente podrá sospechar lo que es. Nada mejor que la Cruz de Cristo. Escritos espirituales (03-04-1938).
San Josemaría Escrivá Cuando nos abandonamos en las manos de Dios, es frecuente que Él permita que saboreemos el dolor, la soledad, las contradicciones, las calumnias, las difamaciones, las burlas, por dentro y por fuera: porque quiere conformarnos a su imagen y semejanza, y tolera también que nos llamen locos y que nos tomen por necios ().
San Juan Pablo II: «El evangelio no es la promesa de éxitos fáciles. No promete a nadie una vida cómoda. Es exigente- Y al mismo tiempo es una Gran Promesa: la promesa de la vida eterna para el hombre, sometido a la ley de la muerte; la promesa de la victoria, por medio de la fe, a ese hombre atemorizado por tantas derrotas». («Cruzando el umbral de la esperanza»)
Si a pesar de vuestro esfuerzo personal por seguir a Cristo, alguna vez sois débiles no viviendo conforme a su ley de amor, a sus mandamientos, ¡no os desaniméis! ¡Cristo os sigue esperando! Él, Jesús, es el Buen Pastor que carga con la oveja perdida sobre sus hombros y la cuida con cariño para que sane. Cristo es el amigo que nunca defrauda.
Jesús, que vino para cumplir la voluntad del Padre, permanece fiel a ella hasta sus últimas consecuencias, y así realiza la misión de salvación para cuantos creen en él y lo aman, no con palabras, sino de forma concreta. Si el amor es la condición para seguirlo, el sacrificio verifica la autenticidad de ese amor (cf. carta apostólica Salvifici doloris, 17-18).
Benedicto XVI, Antes del cristianismo no aparece esta virtud en el catálogo de las virtudes; es una virtud nueva, la virtud del seguimiento de Cristo. Pensemos en la Carta a los Filipenses, en el capítulo dos: Cristo, siendo de condición divina, se humilló, aceptando la condición de esclavo y haciéndose obediente hasta la cruz (cf. Flp 2, 6-8). Este es el camino de la humildad del Hijo que debemos imitar. Seguir a Cristo quiere decir entrar en este camino de la humildad. (Encuentro clero de Roma 23/2/2012)
Papa Francisco Pidamos a María que nos ayude también a nosotros a mantener la mirada bien fija en Jesús y a seguirle siempre, incluso cuando cuesta ().
C.S. Lewis, «¿Puedo rechazar el dolor? ¿Puedo, acaso, fijar una distancia del dolor, eliminarlo? El dolor le imprime a la vida su sentido efímero» Diario di un dolore, Milano 1990, p. 40.
W. Trilling, No es una renuncia con resignación, cansancio de vivir o con indiferencia, dado que en la propia vida ya no se encuentra ningún sentido, sino como libre acción dirigida hacia un objetivo, como renuncia de algo que tiene menos valor para lograr una cosa más elevada, tal como Jesús ha renunciado a sí mismo.
Jesús como verdadero hombre también tuvo que aprender de una manera humana y le tuvo que ser posible crecer en «sabiduría y estatura» (Le 2,52). ¿Quizás para él sólo más tarde ha resplandecido la cruz como «poder de Dios y sabiduría de Dios» (ICor 1,24)? El Nuevo Testamento y su Mensaje (Mt): El seguimiento de Cristo Herder (1980), Tomo II, pp. 106-111.
Jon Sobrino: «Sólo una Iglesia que baje de la cruz a los crucificados hará presente a Dios en medio del mundo».
C. S. Lewis en «Tierras de penumbra»: «El dolor de entonces es parte de la felicidad de ahora. El dolor de ahora es parte de la felicidad de entonces».
Teilhard-De-Chardin escribía a quien se le quejaba del peso de las cruces en su vida consagrada a Dios: «Quizá miras mal a la cruz y no ves en ella más que dos palos cruzados. Da la vuelta a la cruz y verás en ella a Jesús clavado por amor. Entonces todo cambiará de sentido y lo comprenderás todo».
Francisco Bartolome Gonzalez Anunciar la palabra de Dios, vivir en cristiano, lleva inevitablemente al sufrimiento, al dolor. No porque ser cristiano sea sufrir, sino porque ser cristiano verdadero contradice la mayoría de los «valores» de la sociedad en que vivimos. Si ahora el cristianismo no crea problemas en muchos ambientes injustos, es porque ha tergiversado el mensaje de Jesús, equiparándolo a la mentalidad que domina el mundo occidental, con la consiguiente pérdida de credibilidad en los ambientes que buscan el cambio.
Ser cristiano es una fiesta, un gozo maravilloso, pero sólo para los hombres que esperan y viven del amor, para los hombres libres y generosos, para los inconformistas con el mundo que padecemos. Acercamiento a Jesus de Nazaret – 3 Paulinas/Madrid 1985.Pág. 100
CONTOS
PARÁBOLA DEL MALETÍN Y EL JOYERO
No se conocían de nada, sólo les unió compartir dos asientos de primera clase. Ella colocó en el compartimento un elegante estuche con sus joyas. Él, un pesado maletín con su portátil y documentos de sumo interés. El pánico fue común al cabo de unas horas, cuando vieron arder uno de los motores y oyeron el aviso de prepararse para un aterrizaje de emergencia. Tras el terrible impacto contra el suelo, ella renunció a sus joyas y corrió hacia la salida. Él se retrasó intentando salvar sus documentos. El cadáver y el maletín los encontraron al día siguiente, cuando los bomberos consiguieron apagar el incendio. Extrañamente, ella recuperó intacto el estuche de sus joyas.
En tiempos de Jesús no había aviones, y él no pudo contar esta parábola. Pero le habría servido para explicar la enseñanza final de este evangelio. Para entender esta tercera parte conviene comenzar por el final, el momento en el que el Hijo del Hombre vendrá a pagar a cada uno según su conducta. En realidad, sólo hay dos conductas: seguir a Jesús (salvar la vida, renunciando al joyero) o seguirse a uno mismo (salvar el maletín a costa de la vida). Seguir a Jesús supone un gran sacrificio, incluso se puede tener la impresión de que uno pierde lo que más quiere. Seguirse a uno mismo resulta más importante, salvar la vida y el maletín. Pero el avión está ya ardiendo y no caben dilaciones. El que quiera salvar el maletín, perderá la vida. Paradójicamente, el que renuncia al joyero salva la vida y recupera las joyas.
Tomado de José Luis Sicre
ÉL CARGÓ CON LA PEOR PARTE.
Una pequeña, con Síndrome de Down, jugando un día con una pelota se manchó las manos de tierra. Luego, al frotarse la cara, cogió una fuerte infección en los ojos.
A pesar de la medicación, no acababa de mejorar. Un día, entrando en la iglesia de su pueblo, en la provincia de Santander, al pasar frente a un gran crucifijo que hay a la izquierda, un hermano suyo le dijo:
Pídele a Jesús que te cure. La pequeña se arrodilló delante del Cristo. Después de un rato, se levantó. Su hermano le preguntó si había pedido a Jesús que le curase los ojos.
¿Cómo se lo voy a pedir? – respondió la chiquilla. ¿No has visto como tiene Él los suyos?. Él tiene sus ojos mucho peor que los míos.
Tomado de Anecdonet
DONACIÓN TOTAL
Un cerdo y una gallina en su paseo matinal pasan delante de una iglesia donde se sirve un desayuno de huevos y beicon. ¿Qué te parece si entramos?, pregunta la gallina. El cerdo dice: No sé, creo que mejor no. Para ti es sólo una pequeña donación, pero para mí es una donación total.
La inmensa mayoría de los cristianos nos contentamos con una pequeña donación, la ofrenda de un poco tiempo el domingo, pocos son los que entregan su vida, toda su vida, donación total, como auténticos seguidores de Jesús.
Tomado de P. Félix Jiménez
CARGAR CON LA PROPIA CRUZ
Un joven sentía que no podía más con sus problemas.
Cayó entonces de rodillas rezando:
«Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada»
El Señor le contestó: «Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después escoge la cruz que tu quieras».
El joven suspiró aliviado: «Gracias Señor». Luego dio muchas vueltas por la habitación observando las cruces, había de todos los tamaños. Finalmente fijó sus ojos en una pequeña cruz apoyada junto a la puerta y susurró: «Señor, quisiera esa cruz».
El Señor le contestó:
«Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar»
Tomado de P. Diego Millán
ANÉCDOTAS
Al escuchar estas palabras, “¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?”, le supuso el comienzo de un nuevo camino, que le llevo a dejarlo todo. Abandonó el mundo de la producción textil, donde podía haber hecho un buen negocio, y se encaminó hacia el sacerdocio. A pesar de las dificultades. Porque escuchaba la Palabra como lo que es, Palabra del Dios vivo. Palabra eficaz. Escuchó esa Palabra que le decía “sígueme”. Se sintió elegido por el Señor. Como los Apóstoles.
Tomado de Ciudad redonda
PASCAL HABLA DE LA CRUZ.
Uno de los más grandes pensadores franceses, Pascal, emplea una expresión que desconcierta en el primer momento, pero en la cual se reconoce inmediatamente la verdad.
Pascal escribe lo siguiente: «Para un cristiano la enfermedad es un estado normal». Sin duda esta afirmación sería espantosa, si significara que el cristiano está obligado a buscar el sufrimiento con pasión y con fruición. Pero no es esto lo que quiere decir el gran filósofo. Quiere decir que la virtud del alma, inspirada por una manera de pensar verdaderamente cristiana, no se revela en ningún momento mejor y más hermosa que en el momento de la angustia. Cuando el mundo amenaza tragarnos, cuando nos sentimos abandonados, aislados, cuando el cielo se oscurece sobre nosotros, no nos quedan sino estas dos últimas alternativas: o cerrar los puños con el rostro desfigurado, maldiciendo el ciego destino, o bien, por la consideración de las verdades eternas, con las cuales nos elevamos, apaciguar con alma disciplinada el mar enfurecido.
(Salió, el Sembrador…, P. Juan Lehman V.D., Ed. Guadalupe, Buenos Aires, 1951, Pág. 239 y ss)
PERSECUCIONES
Las persecuciones contra la Iglesia naciente ya se habían desatado a la hora de la composición de los evangelios, y a estos nuevos “discípulos” apunta el evangelista.
Estas las sintetizaron en la cruz. Aunque la cruz era de uso penal romano, los judíos habían visto ya estos cortejos ir a la muerte. Al morir Herodes el Grande, Varo había hecho crucificar a 2.000 judíos. Y desde el tiempo del procurador Cuadrato hasta el asedio se citan numerosos casos de crucifixión. El mismo hecho de la crucifixión de Cristo con “dos ladrones” no era más que un episodio usual de estos procedimientos romanos. La entrega a Cristo en las persecuciones podía llegar a la muerte.
“¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?” “Alma,” conforme al uso semita, está por “vida.” La comparación era proverbial. Sobre el 90 (a.C), Simeón bar Schatach gozaba al oír en boca de los paganos: “Alabado sea el Dios de los judíos, más que ganarse el universo entero.”
Tomado de Biblia Nácar-Colunga Comentada
«SÍ, PERO NO SOY YO».
Se dice que San Agustín fue recibido un día en la calle por una antigua amante, tiempo después de haberse convertido al cristianismo. Cuando la vio, se dio vuelta y caminó en dirección contraria. Sorprendida, la mujer gritó: «Agustín, soy yo». Agustín, mientras seguía yendo en dirección contraria, le respondió: «Sí, pero no soy yo».
«Negarse a uno mismo, según William Barclay, significa en cada momento de la vida decir no a uno mismo y decir sí a Dios. Negarse a uno mismo significa de una vez por todas destronarse a sí mismo y entronizar a Dios. Negarse a uno mismo significa «borrar al yo como principio dominante en la vida, y hacer de Dios el principio gobernante, más aún, la pasión gobernante de la vida. La vida de constante abnegación es la vida de constante asentimiento a Dios».
Tomado de P. Félix Jiménez
CHISTE
José, ¿quieres a Cristina por esposa y prometes que le serás fiel en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías en las penas….?
Si, no…si, no,…si, no….respondíó él.
Pedro quería la gloria pero no la cruz.
Quería el triunfo pero no el sacrificio.
Quería la salvación pero no la sangre.
Quería a Jesús a su manera humana pero no la voluntad de Dios Padre.
ORACIÓN
Guíame, luz bondadosa,
en medio de las tinieblas
que me rodean,
guíame adelante.
La noche es oscura,
me encuentro lejos del hogar,
guíame adelante.
Protégeme al caminar,
no te pido ver en lontananza,
me basta asegurar el paso siguiente.
No siempre fue así.
En el pasado yo no rezaba para que tú me guiases por el camino.
Amaba elegir y ver mi sendero,
pero ahora guíame Tú.
Amaba el tiempo soberbio y vanidoso y, a pesar de temores,
el orgullo y rebelión dominaban mi voluntad: no recuerdes más los años pasados.
Durante tanto tiempo me ha bendecido tu poder que,
sin duda, me seguirá guiando adelante todavía.
Me guiará en medio del brezal
y del pantano.
Me guiará por encima del peñasco
y del raudal
hasta que pase la noche.
Al amanecer sonreirán aquellos rostros angélicos
que he amado desde hace tanto tiempo, y que por breve tiempo he perdido.
El Card. Newman expresaba esta conformidad con el actuar divino y este dejarse conducir por Dios de modo muy poético y profundo.
Tomado de Bastin-Pinckers
En esta tarde, Cristo del Calvario, vine a rogarte por mi carne enferma; pero, al verte, mis ojos van y vienen de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza. ¿Cómo quejarme de mis pies cansados, cuando veo los tuyos destrozados?. ¿Cómo mostrarte mis manos vacías, cuando las tuyas están llenas de heridas?. ¿Cómo explicarte a ti mi soledad, cuando en la cruz alzado y sólo estás?. ¿Cómo explicarte que no tengo amor, cuando tienes rasgado el corazón?. Ahora ya no me acuerdo de nada. Huyeron de mi todas mis dolencias. El ímpetu del ruego que traía se ahoga en mi boca pedigüeña. Y sólo pido no pedirte nada. Estar aquí, junto a tu imagen muerta, ir aprendiendo que el dolor es sólo la llave santa de tu santa puerta.
(Himno de vísperas, viernes de la I semana)
MEDITACIÓN
VIDA DE SAN FRANCISCO: LA CRUZ, UN ARDOR MARAVILLOSO
Dos años antes de entregar su espíritu a Dios… comenzó a experimentar en sí un mayor cúmulo de dones y gracias divinas… comprendió el varón lleno de Dios que como había imitado a Cristo en las acciones de su vida, así también debía configurarse con Él en las aflicciones y dolores de la pasión… no se intimidó en absoluto, sino que se sintió aún más fuertemente animado…y elevándose, pues, a Dios a impulsos del ardor seráfico de sus deseos y transformado por su tierna compasión en Aquel que a causa de su extremada caridad, quiso ser crucificado: cierta mañana de un día próximo a la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, mientras oraba en uno de los flancos del monte Alverne, vio bajar de lo más alto del cielo a un serafín que tenía seis alas tan ígneas como resplandecientes. En vuelo rapidísimo avanzó hacia el lugar donde se encontraba el varón de Dios, deteniéndose en el aire. Apareció entonces entre las alas la efigie de un hombre crucificado, cuyas manos y pies estaban extendidos a modo de cruz y clavados a ella.
Ante tal aparición quedó lleno de estupor el Santo y experimentó en su corazón un gozo mezclado de dolor. Se alegraba, en efecto, con aquella graciosa mirada con que se veía contemplado por Cristo bajo la imagen de un serafín; pero, al mismo tiempo, el verlo clavado a la cruz era como una espada de dolor compasivo que atravesaba su alma.
Estaba sumamente admirado ante una visión tan misteriosa, sabiendo que el dolor de la pasión de ningún modo podía avenirse con la dicha inmortal de un serafín. Por fin, el Señor le dio a entender que aquella visión le había sido presentada así por la divina Providencia, para que el amigo de Cristo supiera de antemano que había de ser transformado totalmente en la imagen de Cristo crucificado, no por el martirio de la carne, sino por el incendio de su espíritu. Así sucedió, porque al desaparecer la visión dejó en su corazón un ardor maravilloso, y no fue menos maravillosa la efigie de las señales que imprimió en su carne.
San Buenaventura, Leyenda mayor, cap.13.
Tomado de DeiVerbum
SI DESECHAS UNA CRUZ HALLARÁS OTRA PEOR.
Jesucristo tiene ahora muchos amadores de su reino celestial, mas muy pocos que lleven su cruz. Tiene muchos que desean la consolación, y muy pocos que quieran la tribulación. Encuentra muchos compañeros para la mesa, y pocos para la abstinencia. Todos quieren gozar con El, mas pocos quieren sufrir algo por El. Muchos siguen a Jesús hasta el partir del pan (Lc 24,35), más pocos hasta beber el cáliz de la pasión (Mt 20,22). Muchos honran sus milagros, mas pocos siguen el vituperio de la cruz. Muchos aman a Jesús, cuando no hay adversidades. Muchos le alaban y bendicen cuando reciben de El algunas consolaciones: mas si Jesús se escondiese y los dejase un poco, caerían en una profunda desesperación.
Más los que aman a Jesús, por el mismo Jesús, y no por alguna propia consolación suya, lo bendicen en toda tribulación y angustia del corazón, tanto como en tiempo de consolación. Y aunque nunca más les quisiese dar consolación, siempre le alabarían, y le querrían dar gracias. ¡Oh! ¡Cuánto puede el amor puro de Jesús sin mezcla del propio provecho o interés!
Si de buena voluntad llevas la cruz, ella te llevará, y guiará al fin deseado, adonde será el fin del padecer, aunque aquí no lo sea. Si contra tu voluntad la llevas, cargas y te la haces más pesada: y sin embargo conviene que sufras. Si desechas una cruz, sin duda hallarás otra, y puede ser que más grave.
¿Piensas tu escapar de lo que ninguno de los mortales pudo? ¿Quién de los Santos fue en el mundo sin cruz y tribulación? Nuestro Señor Jesucristo por cierto, en cuanto vivió en este mundo, no estuvo una hora sin dolor de pasión. Porque convenía, dice, que Cristo padeciese, y resucitase de los muertos, y así entrase en su gloria (Lc 24,46s). Pues ¿cómo buscas tú otro camino sino este camino real, que es la vida de la santa cruz?
[…] Mas este tal así afligido de tantas maneras, no está sin el alivio de la consolación; porque siente el gran fruto que le crece con llevar su cruz. Porque cuando se sujeta a ella de su voluntad, toda la carga de la tribulación se convierte en confianza de la divina consolación. […] Esto no es virtud humana, sino gracia de Cristo, que tanto puede y hace en la carne flaca, que lo que naturalmente siempre aborrece y huye, lo acometa y acabe con fervor de espíritu. No es según la condición humana llevar la cruz, amar la cruz […]. Si miras a ti, no podrás por ti cosa alguna de éstas: mas si confías en Dios, El te enviará fortaleza del cielo, y hará que te estén sujetos el mundo y la carne. Y no temerás al diablo tu enemigo, si estuvieses armado de fe, y señalado con la cruz de Cristo.
Tomás de Kempis Imitación de Cristo: Si desechas una cruz
hallarás otra peor. Libro II, caps. 11-12
NADA MEJOR QUE LA CRUZ DE CRISTO
¡Cómo expresar lo que mi alma sintió, cuando de boca de tan santo Prelado, escuchó lo que ya es mi locura, lo que me hace ser absolutamente feliz en mi destierro… el amor a la Cruz! ¡Oh! ¡La Cruz de Cristo! ¿Qué más se puede decir? Yo no sé rezar… No sé lo que es ser bueno… No tengo espíritu religioso, pues estoy lleno de mundo… Sólo sé una cosa, una cosa que llena mi alma de alegría a pesar de verme tan pobre en virtudes y tan rico en miserias… Sólo sé que tengo un tesoro que por nada ni por nadie cambiaría…, mí cruz…, la Cruz de Jesús. Esa Cruz que es mi único descanso…,¡cómo explicarlo! Quien esto no haya sentido…, ni remotamente podrá sospechar lo que es.
Ojalá los hombres todos amaran la Cruz de Cristo… ¡Oh! si el mundo supiera lo que es abrazarse de lleno, de veras, sin reservas, con locura de amor a la Cruz de Cristo…! Cuánto tiempo perdido en pláticas, devociones y ejercicios que son santos y buenos…, pero no son la Cruz de Jesús, no son lo mejor…
Pobre hombre que para nada vales ni para nada sirves, qué loca pretensión la tuya. Pobre oblato que arrastras tu vida siguiendo como puedes las austeridades de la Regla, conténtate con guardar en silencio tus ardores; ama con locura lo que el mundo desprecia porque no conoce; adora en silencio esa Cruz que es tu tesoro sin que nadie se entere. Medita en silencio a sus pies, las grandezas de Dios, las maravillas de María, las miserias del hombre del que nada debes esperar… Sigue tu vida siempre en silencio, amando, adorando y uniéndote a la Cruz…, ¿qué más quieres?
Saborea la Cruz…, como dijo esta mañana el señor Obispo de Tuy. Saborear la Cruz…
San Rafael Arnaiz Barón Escritos: Nada mejor que la Cruz de Cristo.
Escritos espirituales (03-04-1938).
POEMA
Vengo a Tí para que me acaricies antes de comenzar el día.
Que tus ojos se posen un momento sobre mis ojos. Que acuda a mí trabajo sabiendo que me acompañas, Amigo mío. ¡Pon tu música en mí mientras atravieso el desierto del ruido!
Que el destello de tu Amor bese las cumbres de mis pensamientos y se detenga en el valle de la vida, donde madura la cosecha.
Rabindranath Tagore
«Hazme una Cruz sencilla,
carpintero…
Sin añadidos ni ornamentos…
que se vean desnudos
los maderos,
desnudos
y decididamente rectos:
los brazos en abrazo hacia la tierra,
el mástil disparándose a los cielos.
Que no haya un solo adorno
que distraiga este gesto:
este equilibrio humano
de los dos mandamientos…
sencilla, sencilla,
hazme una Cruz sencilla, carpintero.»
(León Felipe, «Oh, este viejo y roto violín»)
CANTO
Me has seducido, Señor – Kairoi
Quien pierde su vida la encuentra HERMANA GLENDA