E Algo + no Domingo da Ascensión

CITA

Lumen gentium del Concilio Vaticano II: «La Madre de Jesús, de la misma manera que ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma es la imagen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada en el futuro siglo, así en esta tierra, hasta que llegue el día del Señor, antecede con su luz al Pueblo de Dios peregrinante como signo de esperanza y de consuelo».

S. Juán Pablo II, “En el marco de la Revelación sabemos que el «cielo» o la «bienaventuranza» en la que nos encontraremos no es una abstracción, ni tampoco un lugar físico entre las nubes, sino una relación viva y personal con la santísima Trinidad”. AUDIENCIA GENERAL, 21 de julio de 1999

Dante Alighieri:

Donna, se’ tanto grande e tanto vali,

che qual vuol grazia e a te non ricorre,

sua disianza vuol volar sanz’ali.

[Mujer, eres tan grande y tanto vales,

que quien desea una gracia y no recurre a ti

quiere que su deseo vuele sin alas.]

DITO POPULAR

El verano es de Virgen a Virgen (de la Virgen del Carmen a la Asunción).

El dicho popular: «Bendita sea la madre que te parió» tiene en el ambiente de Jesús una formulación más completa: «Bendito sea el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron».

CONTO María se levantó y se puso en camino de prisa”

un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en el ni marcas ni rasguños. Sí, coincidieron todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto, al verse admirado el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar.

De pronto un anciano se acercó y dijo: “¿Porqué dices eso, si tu corazón no es ni aproximadamente, tan hermoso como el mío? Sorprendidos la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos habían sido reemplazados por otros que no encajaban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos. La mirada de la gente se sobrecogió, ¿cómo puede él decir que su corazón es más hermoso?, pensaron… El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír. “Debes estar bromeando,” dijo. “Compara tu corazón con el mío… El mío es perfecto. En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor.”

“Es cierto, dijo el anciano, tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo… Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido. Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos – dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día -tal vez- regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón.” “¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?” El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes. El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.

ORACION

María, a ti me encomiendo, tu que eres mi espacio celestial interior:

Deshaz en mí todo aquello que necesite ser deshecho.

Corrige mi esperanza de ser enmendado.

Úsame. Saca de mí cada ápice de creatividad. Ayúdame a vivir una vida radicalmente extraordinaria, forjando siempre un camino jamás-antes-transitado en el bosque.

Enséñame cómo amar con más profundidad, como nunca antes creí que fuera posible.

Cualquier cosa de la que siga huyendo, síguemela mostrando con absoluta evidencia.

Cualquier cosa con la que siga en conflicto, ayúdame a suavizarme en ella, a relajarme en ella, a abrazarla completamente.

En donde mi corazón continúe cerrado, muéstrame la forma de abrirlo sin recurrir a la violencia.

Todo aquello a lo que me siga aferrando, ayúdame a dejarlo ir.

Regálame desafíos, luchas y obstáculos aparentemente insuperables, si crees que eso me ayude a tener una más profunda humildad y confianza en la vida, que está en las Manos de Dios.

Ayúdame a reírme de mi propia seriedad.

Permíteme encontrar el humor en los lugares más oscuros.

Muéstrame un profundo sentido de descanso en medio de cada tormenta.

No me libres de la verdad. Nunca.

Deja que la gratitud sea mi guía.

Deja que el perdón sea mi mantra.

Deja que este momento sea mi eterna compañía.

Permíteme ver tu rostro en cada rostro.

Permíteme sentir tu cálida presencia en mi propia presencia.

Sostenme cuando tropiece.

Respírame cuando yo no pueda respirar.

Permíteme morir viviendo, no vivir muriendo.

Santa María, Asunta a los cielos, en ti confiamos y nos abandonamos, tu que siempre y en toda circunstancia, nos muestras a Jesús, el fruto bendito de tu vientre.

Amén.

                                                                                                                                               (Inspirada en Jeff Foster)

CANTO

llena de gracia música católica – Verónica Sanfilippo

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