E Algo + no Domingo XV do Tempo Ordinario – Ciclo A

CITA

No son las malas hierbas las que ahogan la buena semilla, sino la negligencia del campesino.

Confucio

Las palabras mueven, los ejemplos arrastran”

san Jerónimo afirma con vigor: Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo mismo.

San Agutstín, Estírpense las espinas, prepárese el campo, siémbrese la semilla, llegue la hora de la recolección, suspírese por llegar al granero y desaparezca el temor al fuego.(Sermón 101,3)

-¡Oh Dios! Mi corazón está preparado- (Sal 56, 8) para dar el treinta, el sesenta, el ciento, el mil por uno. Sea más, sea menos, pero siempre es trigo”. Sermón 101,3

San Atanasio de Alejandría, Al hombre le toca sembrar; a Dios, dar el crecimiento Homilía [atribuida] sobre la sementera, 2.3.4: PG 28, 146-150)

Thomas Carlyle Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, sólo será cuestión de tiempo recoger sus frutos.

Robert Louis Stevenson No juzgues cada día por la cosecha que recoges, sino por las semillas que plantas.

San Josemaría Escrivá, Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de Jesucristo (Camino, n. 2).

Papa Pablo VI, se necesita una nueva evangelización “a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros días, para gran número de personas que recibieron el bautismo, pero viven al margen de toda vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen una cierta fe, pero conocen poco los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten necesidad de conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la enseñanza que recibieron en su infancia, y para otros muchos” (Evangelii nuntiandi, 52).

San Juan Pablo II, La semilla de la Palabra de Dios sigue cayendo en vuestros corazones. ¿Cómo lograr hoy que esta semilla siga encontrando una “tierra buena” que produzca el ciento por uno? Hay que disponerse, pues, para emprender una nueva evangelización que salve los valores recibidos del pasado y que los sepa insertar, adaptándolos, con fidelidad y generosidad, a las nuevas circunstancias. Homilía, en Paraguay, 18-05-1988

Benedicto XVI, Meditad a menudo la palabra de Dios, y dejad que el Espíritu Santo sea vuestro maestro. Descubriréis entonces que el pensar de Dios no es el de los hombres; seréis llevados a contemplar al Dios verdadero y a leer los acontecimientos de la Historia con sus ojos; gustaréis en plenitud la alegría que nace de la verdad

SS. Francisco, Por favor, dejen que Cristo y su Palabra entren en su vida, dejen entrar la simiente de la Palabra de Dios, dejen que germine, dejen que crezca. Dios hace todo pero ustedes déjenlo hacer, dejen que Él trabaje en ese crecimiento. Discurso a los jóvenes, 27-07-2013

“Hacerla fructificar depende de nosotros, depende de la acogida que reservamos a esta semilla. A menudo estamos distraídos por demasiados intereses, por demasiados reclamos, y es difícil distinguir, entre tantas voces y tantas palabras, la del Señor, la única que hace libre. Ángelus del Papa, 12 de julio de 2020

Chesterton dice: “Creo en la predicación a los convertidos; porque generalmente he encontrado que los convertidos no entienden su propia religión”

José Antonio Pagola, Arturo Asensio Moruno, «La voz de Dios comenzamos a escucharla cuando escuchamos hasta el fondo nuestra verdad». El camino abierto por Jesús. Juan

Richard Whately Enseñar a quien no quiere aprender es como sembrar un campo sin ararlo.

Pablo Neruda Sembremos la llanura antes de arar la loma.

Alejandro Casona Llorar, sí; pero llorar de pie, trabajando; vale más sembrar una cosecha que llorar por lo que se perdió.

G. Bernard Shaw,. Todo progreso viene de los hombres insensatos. Los sensatos se adaptan al mundo, los insensatos tratan de adaptar el mundo a sus particularidades.

CONTO

CANASTO DEL CARBÓN

Cuenta la historia de un anciano que vivía en una granja en las montañas con su joven nieto. Cada mañana, el abuelo y su nieto se sentaban a la mesa de la cocina para leer la vieja y estropeada Biblia.

Un día el nieto le preguntó: – abuelo, yo intento leer la Biblia, me gusta mucho pero no la entiendo y lo poco que logro entender se me olvida enseguida.
¿Por qué necesitamos leer la Biblia? ¿Qué tiene de bueno?

El abuelo que escuchaba, mientras echaba carbón en la estufa, respondió: – Querido hijo, toma el canasto de carbón ve al río y tráemelo lleno de agua.

El nieto obedeció a su abuelo, aunque toda el agua se perdió antes de que él pudiera volver a la casa.

El abuelo se rió y dijo: – Tendrás que caminar más rápido y lo envió nuevamente al río con el canasto del carbón para hacer un nuevo intento. Esta vez el niño corrió todo lo que pudo, pero de nuevo el canasto estaba vacío antes de que llegara a la casa.

Casi sin respiración, le dijo a su abuelo. – Llevar agua en un canasto de carbón es imposible, nunca lo lograré. Si tú quieres que traiga agua iré con otro tipo de recipiente.
Pero el anciano dijo: – Es que yo no quiero un recipiente de agua, quiero un canasto de agua.

– Tú puedes lograrlo, trata de ir más rápido y lo conseguirás.
El anciano salió, para ver lo que hacía su nieto. El niño sabía que era imposible, pero quería demostrar a su abuelo que aún cuando corriese tan rápido como podía, el agua se saldría antes de que llegase a la casa.

Al llegar de nuevo con el canasto vacío, dijo: – ¡Mira abuelo, es inútil!

– ¿Por qué piensas que es inútil? Le preguntó el anciano. Mira dentro del canasto, ¿no ves algo diferente? El niño miró el canasto y no vio nada especial, pero de pronto se dio cuenta de que en lugar de estar sucio y lleno de restos de carbón, estaba muy limpio.

-Hijo, le dijo el abuelo, esto es lo que pasa cuando tu lees la Biblia, tal vez no puedes entender o recordarlo todo, pero a medida que la vas leyendo te limpia por dentro.

Tomado de Alejandro Illescas, Los cuentos de mis homilías.

«TÚ NO MATASTE LA PLANTA».

Érase una madre que tenía tres hijos. Cuando se fueron a la universidad les regaló una planta para que alegrara sus habitaciones. Al final del curso fue a ayudarles a recoger sus cosas. En la habitación del hijo mayor, la maceta sin planta estaba en un rincón. La tierra estaba cubierta de chicles. ¿Qué le ha pasado a la planta?, le preguntó la madre. Me olvidé de sacarla de la caja y cuando lo hice ya estaba muerta.

Cuando fue a recoger al segundo hijo, la planta estaba en una estantería. Sólo había dos palitos secos clavados en la tierra. ¿Eso es todo lo que queda de la planta?, le preguntó la madre. Oh, no quería que lo vieras. La planta estuvo muy hermosa hasta el día de Acción de Gracias. Después vinieron los trabajos, las fiestas y me olvidé de regarla.

Finalmente fue a ver a su tercer hijo. Y, oh sorpresa, la planta estaba verde y hermosa.

Tú no mataste la planta, dijo la madre.

Claro que no. La planta me recordaba tu amor y yo sabía que tú quieres que la riegue y la cuide. La he regado todos los días y como puedes ver ha crecido mucho.

Tomado de P. Félix Jiménez

LA TIENDA DE LAS SEMILLAS

Una mujer soñó que entraba a una tienda en el mercado y para su sorpresa encontró a Dios atendiéndole.

– ¿Qué vende aquí? –preguntó.

– ¡Todo lo que desea tu corazón!, contestó Dios. Apenas creyendo lo que escuchaba, la señora decidió pedir lo mejor que podía desear un ser humano.

– Quiero una mente tranquila, amor, felicidad, sabiduría y ser libre del temor, dijo. Y luego agregó: – No sólo para mí, sino para todas las personas del mundo.

Dios sonrió, diciendo: – Creo que no me has entendido, mujer, aquí no vendemos los frutos, aquí sólo vendemos las semillas.

Tomado de P. Diego Millán

ANÉCDOTA

«EL REINO DE LOS CIELOS SE PARECE…»

Estamos acostumbrados a esta traducción literal. Pero detrás de esta fórmula hay un arraigado modismo rabínico, que siempre expresa con una forma abreviada la comparaci6n entre dos cosas y siempre quiere decir: «en el reino de los cielos ocurre como en…»

Tomado deW. Trilling – Las parábolas (Mt 13,1-52)

Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la vida, métanse en ella, Jesús no se quedó en el balcón, se metió; no balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús. Sin embargo, queda una pregunta: ¿Por dónde empezamos? ¿A quién le pedimos que empiece esto? ¿Por dónde empezamos? Una vez, le preguntaron a la Madre Teresa qué era lo que había que cambiar en la Iglesia, para empezar: por qué pared de la Iglesia empezamos. ¿Por dónde – dijeron –, Madre, hay de empezar? Por vos y por mí, contestó ella. ¡Tenía garra esta mujer! Sabía por dónde había que empezar. Yo también hoy le robo la palabra a la madre Teresa, y te digo: ¿Empezamos? ¿Por dónde? Por vos y por mí. Cada uno, en silencio otra vez, pregúntese si tengo que empezar por mí, por dónde empiezo. Cada uno abra su corazón para que Jesús les diga por dónde empiezo.

Tomado de Papa Francisco,

Discurso a los jóvenes, 27-07-2013

Hace años un buen predicador me decía:

Para subir al púlpito hacen falta 3 cosas:

1º. Tengo algo que decir?

2º. Decirlo lo mejor posible.

3º- Bajarse del púlpito cuanto antes.

Tomado de D. Juan Figueiras

CHISTE

En un pueblo de Sudamérica, un joven, acabados sus estudios de ingeniero agrónomo, quería poner en práctica sus conocimientos, pero antes quiso consultar con un campesino.

Le pregunta:

Don Antonio, ¿cree usted que este campito puede producir trigo?

Ah señorito, este campito, trigo no; a lo más una frutita y poco más.

¿Y cebada don Antonio?

Señorito este campito nunca dio cebada, a lo más una frutita y una hierbita.

-¿ Y máiz don Antonio, podría dar maíz este campito?

Señorito este campito nunca dio maíz.

Pues don Antonio, este año voy a plantar maíz en este campito.

Ah Señorito, si se siembra, eso es otra cosa.

Tomado de D. Juan Figueiras

LEPERO GRITANDO Y CORRIENDO

¿Qué hace un lepero corriendo y gritando de madrugada por el campo?

– Sembrando el pánico.

Tomado de 1000 chistes

ORACIÓN

Conscientes de la timidez del alma humana para acoger la palabra de Dios, dirijamos al Espíritu esta ardiente plegaria litúrgica:

Veni, Creator Spiritus,

mentes tuorum visita,

imple superna gratia

quae tu creasti pectora.

Ven, Espíritu creador,

visita la mente de tus fieles,

llena con tu gracia

los corazones que has creado.

Tomado de San Juan Pablo II

Homilía, París, 23-08-1997

CANTO

No Volverá Vacía RUAH

JESÚS ADRIÁN ROMERO – Olvidé Cuidar Mi Huerto

VIDEO

Parábola de El Sembrador – Valivan

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