E Algo + no Domingo XIII

CITA

Jerónimo Que Jesús nos toque también a nosotros y andaremos inmediatamente. Aunque seamos paralíticos, aunque nuestras obras sean malas y no podamos andar, aunque estemos acostados en el lecho de nuestros pecados…, si Jesús nos toca, inmediatamente quedaremos curados. Sobre el Evangelio de san Marcos: Contacto que salva

S. Juan Pablo II No tengáis miedo a las exigencias del amor de Cristo. Temed, por el contrario, la pusilanimidad, la ligereza, la comodidad, el egoísmo; todo aquello que quiera acallar la voz de Cristo que, dirigiéndose a cada una, a cada uno, repite: «Contigo hablo, levántate» ( Mc 5, 41). A los jóvenes durante el Viaje Apostólico a Chile, nn. 2-9

Papa Francisco:

“Levántate” significa también “sueña”, “arriesga”, “comprométete para cambiar el mundo”, enciende de nuevo tus deseos, contempla el cielo, las estrellas, el mundo a tu alrededor. “Levántate y sé lo que eres”. Gracias a este mensaje, muchos rostros apagados de jóvenes que están a nuestro alrededor se animarán y serán más hermosos que cualquier realidad virtual. Roma, San Juan de Letrán, 11 de febrero de 2020

Rainiero Cantalamessa “No existe sólo la muerte del cuerpo, también está la muerte del corazón. La muerte del corazón existe cuando se vive en la angustia, en el desaliento o en una tristeza crónica. Las palabras de Jesús: Talitá kum, ¡muchacha, levántate!, no se dirigen por tanto sólo a chicos y chicas muertos, sino también a chicos y chicas que viven.
Qué triste es ver a los jóvenes… tristes. Y hay muchísimos a nuestro alrededor. La tristeza, el pesimismo, el no deseo de vivir, son siempre cosas malas, pero cuando se ven o se las oye expresar a jóvenes oprimen el corazón todavía más.”

CONTO

Un sacerdote fue al hospital a visitar a uno de sus feligreses que estaba enfermo de sida.

La enfermera le aconsejó se pusiera los guantes de látex antes de entrar. Así lo hizo.

El enfermo se alegró muchísimo al ver a su párroco y extendió los brazos para darle la bienvenida. Pero cuando el párroco extendió sus manos lo único que vio fueron los guantes. El sentimiento de alegría y consuelo inicial se transformó en la cara de ambos en un momento de indecisión y molestia. El párroco se disculpó y en las siguientes visitas no se puso los guantes.

-«Experimenté que no podía ser el representante de Cristo en esa situación a no ser que hubiera contacto directo», confesó más tarde el sacerdote.

ANÉCDOTA

Le preguntaron un día a Paul Claudel, célebre escritor y encarnizado lector, que había perdido la vista, cuál era el sentido de la vida. Respondió: «Ya no tengo nada, pero me quedan las rodillas para orar». En los momentos en que la vida se nos escapa de las manos, porque la desgracia nos cae encima e intenta triturarnos, o incluso sólo cuando la alegría deja de cantarnos por dentro y entramos en el túnel del desánimo, entonces es cuando debemos prolongar el tiempo con las rodillas dobladas y dirigirnos al Señor de la vida. Se ha dicho que la vida bella es un ideal de juventud realizado en la madurez. Debemos conservar el ideal e intentar realizarlo día tras días.

CANTO

Me Sanaste Con Tu Bien – Marco Barrientos

https://youtu.be/zeHz7oCXtmE instrumental

ORACIÓN

DAME FE, SEÑOR

DAME FE, SEÑORY que no me desangre por las cosas estériles e inútiles que no merecen la pena.

DAME FE, SEÑORY que sienta el brotar de una nueva vida cuando te palpo por la oración y la Eucaristía.

DAME FE, SEÑORY elévame cuando, postrado en mil problemas, tengo la sensación de que se impondrán a mis posibilidades de hacerles frente.

DAME FE, SEÑORY que me levante, para siempre escucharte, y que me levante, para nunca perderte.

DAME FE, SEÑOR Para que, siendo débil como soy, pueda ser enérgico como Tú quieres que yo lo sea.

DAME FE, SEÑORY cura y venda mis heridas por las que, en hemorragia continua, siento que se malogra o se pierde mi vida.

DAME FE, SEÑORY, cuando pases a mi lado en situaciones distintas yo sepa reconocerte y, con mi mano, tocar y aprovechar la salud que irradia tu manto.

DAME FE, SEÑOR Porque la fe, es ver lleno el vacío. Porque la fe, es confiar en lo prometido. Porque la fe, es levantarse aún a riesgo de volver a caer. Porque la fe, es poner a Dios en el lugar que le corresponde. Porque la fe, es atisbar luz donde algunos se empeñan en clavar sombras.

DAME FE, SEÑORY, cuando algunos me den por muerto o vencido grítame a lo más hondo de mi conciencia: ¡A ti te lo digo! ¡Levántate! Para que, de esa manera, vean que tu presencia invisible, es más poderosa que los eternamente visibles, tu voz es autoridad y sana calmando las heridas tu paso no deja indiferente al que te mira con amor y te acaricia con fe ¡Gracias, amigo y Señor de la vida!

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