E Algo + no Domingo XI do Tempo Ordinario – Ciclo A

CITA

San Agustín, Se apacientan a sí mismos, no a las ovejas  Sermón 46,21

Tom Black solía decir que la iglesia debía ser un hospital para los pecadores, no un santuario para los santos. Félix Jiménez

Virginia Woolf, dijo que “Los ojos de los demás son nuestras cárceles, sus pensamientos nuestras jaulas”

Fray Marcos ¿Por qué tenemos miedo? Anhelamos lo que no podemos conseguir y surge en nosotros el miedo de no alcanzarlo. No estamos seguros de poder conservar lo que tenemos y surge el temor de perderlo. El miedo racional es la consecuencia de nuestros apegos. Creemos ser lo que no somos y quedamos enganchados a ese falso “yo”. No hemos descubierto lo que realmente somos y por eso nos apegamos a una quimera inconsistente. Jesús dijo: “La verdad os hará libres”. Los miedos, que no son fruto del instinto, son causados por la ignorancia. Si conociéramos nuestro verdadero ser, no habría lugar para esos miedos.

R. Cantalamessa, Hay una ventaja en los sacerdotes «revestidos de debilidad»: están más preparados para compadecer a los demás, para no sorprenderse de ningún pecado ni miseria, para ser, en resumen, misericordiosos, que es tal vez la cualidad más bella en un sacerdote. A lo mejor precisamente por esto Jesús puso al frente de los apóstoles a Simón Pedro, quien le había negado tres veces: para que aprendiera a perdonar «setenta veces siete».

Alexis Carrel, “Este género humano, al que llevan al hombro unos pocos valientes”. La frase es de un poeta y médico francés del siglo pasado.

Madre Teresa: «Debemos amar la oración. La oración dilata el corazón hasta el punto de hacerlo capaz de contener el don que Dios nos hace de sí mismo».

Papa Francisco ¿Qué misión tiene el pueblo de Dios? La de llevar al mundo la esperanza y la salvación de Dios: ser signo del amor de Dios que llama a todos a la amistad con Él; ser levadura que hace fermentar toda la masa, sal que da sabor y preserva de la corrupción, ser una luz que ilumina. En nuestro entorno, basta con abrir un periódico , vemos que la presencia del mal existe, que el Diablo actúa. Pero quisiera decir en voz alta: ¡Dios es más fuerte! Porque Él es el Señor, el único Señor. Y desearía añadir que la realidad a veces oscura, marcada por el mal, puede cambiar si nosotros, los primeros, llevamos a ella la luz del Evangelio, sobre con nuestra vida ().

CONTO

DIOS TE NECESITA A TI

Un hombre que paseaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro.

Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. El comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios y se dijo a sí mismo: «Voy también yo a quedarme en un rincón, confiando plenamente en el Señor, y éste me dará cuanto necesito».

Así lo hizo durante muchos días; pero no sucedía nada y. el pobre hombre estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una Voz que le decía: «¡Oh, tú, que te hallas en la senda del error, abre tus ojos a la Verdad! Sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado».

Tomado de P, Diego Millán

ANÉCDOTA

         Cuando a Plinio el Joven, gobernador de Bitinia, le denunciaban a alguno como cristiano, le preguntaba tres veces si lo era, amenazándolo con castigarlo en caso de serlo. Según los momentos y las regiones, el castigo podía ir de la pérdida de los bienes a la cárcel, incluso la muerte. Para animar en ese difícil instante, el argumento que usa Jesús no es el del temor a Dios, sino el de su posible reacción “ante mi Padre del cielo”: me comportaré con él igual que él se porte conmigo. Recuerda la máxima: “La medida que uséis, la usarán con vosotros” (Mt 7,2).   

         Tomado de P, José Luis Sicre

         LA SIEGA

         El antiguo pueblo de Israel estaba habituado al trabajo de la siega. A mitad del mes de abril comenzaba la siega de la cebada. A principios de junio concluía la siega del trigo.

Veían en la siega un símbolo del final de los tiempos. Tenía tintes trágicos. Concebían el fin del mundo como «una siega» con su correspondiente trilla y separación del grano de la paja. Es como si dijeran: cuando llegue el fin del mundo, Dios separará las realidades positivas de las negativas, la bondad de la maldad que andan mezcladas en el tiempo en el que vivimos. La visión de Jesús era más positiva. Para el nuevo tiempo que vendrá se precisa del trabajo solidario de los creyentes. Por ello hay que rogar al Señor que envíe segadores a su mies.

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Tomado de tiempo interior

LA MUERTE MÍSTICA

         La muerte mística es la muerte del yo, y ese yo es el que las personas no quieren soltar. En occidente nos hemos identificado de tal manera con nuestro yo que lo equiparamos a la vida y deseamos perpetuarlo; en eso parece consistir el pecado original: haber creído poder ser «como Dios» con este yo. Ese yo no es más que el punto de cruce de nuestras fuerzas psíquicas que se nos presenta como independencia. Es una ilusión sin más y se trata simplemente de desprenderse de ella.

         El yo no es más que un pequeño disco que flota sobre nuestra consciencia; un órgano de ella, pero se comporta como si fuera el soberano y, por ello, se encuentra en una lucha constante con la profundidad de nuestro ser. La actividad de este yo aparentemente autónomo y el egocentrismo resultante constituye la verdadera enfermedad de nuestro tiempo, sobre todo en occidente; se la denomina «egoneurosis».

         Quien no es capaz de desprenderse de su yo, de morir y de mirar la muerte cara a cara, tampoco podrá vivir. Son pocas las personas que emprenden el camino de la muerte del yo o el camino místico y, menos aún, las que van por él hacia el final. Porque antes del morir está el miedo.

         Willigis Jäger

Tomado de tiempo interiorSobrado 2020

CHISTE

LENGUA “INVERNÁCULA”

         Al explicar que antes del Concilio, las misas eran en latín, preguntó el Profesor:

         ¿Y ahora en que idioma son?

Muchos dijeron que en castellano pero Jorge, indicaba con el dedo que no.

Al pedirle su respuesta contestó muy ufano:

Así que  ya sabe, “mies” y muchas otras palabras que utilizamos en la Iglesia pertenecen a la lengua “invernácula”

Tomado de Ángel Calvo, En otras palabras

POEMA

NO ESTAR PREOCUPADOS POR NADA:

         Como el cínico Diógenes, que habitaba en un tonel, y que no tenía más bienes que una capa, un bastón y una bolsa de pan. Una vez en que estaba sentado tomando el sol delante de su tonel, le visitó Alejandro Magno, el cual se colocó delante del sabio y le dijo que, si deseaba alguna cosa, él se la daría. Diógenes contestó: “Sí, que te apartes un poco y no me tapes el sol”.

Francisco de Quevedo calificó de esta manera todos los hechos mencionados:

Las leyes con que juzgas, ¡oh Batino!,

menos bien las estudias que las vendes;

lo que te compran solamente entiendes;

más que Jasón te agrada el Vellocino.

El humano derecho y el divino,

cuando los interpretas, los ofendes,

y al compás que la encoges o la extiendes,

tu mano para el fallo se previno.

No sabes escuchar ruegos baratos,

y sólo quien te da te quita dudas;

no te gobiernan textos, sino tratos.

Pues que de intento y de interés no mudas,

o lávate las manos con Pilatos,

o, con la bolsa, ahórcate con Judas.

 Tomado de Vicente Martínez

ORACIÓN

¡QUIERO! ¡LO INTENTARÉ, SEÑOR!

Te escuché y me dije:

el Señor sólo me quiere a mí

Te seguí y pensé:

Jesús sólo pretende que camine yo con El

Te amé y grité:

¡Cristo, con mi amor, le basta y sobra!

Te miré y sonreí:

el crucificado tan sólo busca la luz de mis ojos

Ayudé al Señor y me enorgullecí:

¡nadie como yo puede hacerlo igual!

Conocí al Señor y concluí:

no es necesario que, los demás, lleguen hasta El

Dejé muchas cosas por Jesús y reflexioné:

con lo mío es más que suficiente

Encontré a Jesús en mi soledad, y recapacité:

lo quiero exclusivamente para mí.

Escuché su llamada, y soñé:

soy único e irrepetible,

no hace falta nadie más

Hasta que un día, no me acuerdo cuando fue,

me acerqué a la cruz y escuché la voz del Señor:

¿Qué has hecho por mí?

¿Por qué me quieres sólo para ti?

¿No hay lugar en tus caminos para los demás?

¿Qué has hecho con el amor que yo te he dado?

¿Por qué no me has visto en tus hermanos?

Desde aquella hora, mi reloj se quedó parado,

aprendí a no quedarme con Dios

y a ofrecerlo a los demás.

A no encerrar en mis caminos a Jesús,

y a recorrerlo y encontrarlo junto con los demás

A no retenerlo con mis propias fuerzas,

y anunciarlo desde la unión con los demás.

Mi oración, desde entonces, es la siguiente:

¡Te quiero, Señor! ¡Por Ti lo intentaré todo, Señor!

Javier Leoz

MEDITACIÓN

         “El miedo encarcela, la fe libera; el miedo paraliza, la fe vigoriza; el miedo acobarda, la fe se atreve; el miedo enferma, la fe sana; el miedo inutiliza, la fe sirve; y además el miedo siembra la desesperanza en el corazón de la vida mientras que la fe se regocija en su Dios”.

Félix Jiménez

CANTO

Marcos Witt – Somos El Pueblo De Dios

Envíame a mi – Jesus Adrian Romero

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