E Algo + no Domingo da Santísima Trinidade

CITA

Entiendes la Trinidad, si vives en el amor

San Agustín

S. Cesáreo de Arlés,«Fides omnium christianorum in Trinitate consistit» («La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad») (symb.).

San Agustín «Señor entra en mi alma y ajústala a Ti. Para poder hablar contigo con palabras del alma y clamor de la mente. No con palabras y voces de carne. Yo por fuera te buscaba y Tú estabas dentro de mí».

         «Dios es más íntimo a mí que yo mismo»

San Juan Crisóstomo Vivid en la unión y la paz, y Dios estará ciertamente con vosotros, pues Dios es un Dios de amor y de paz, y ahí pone sus delicias. Su amor producirá vuestra paz y todos los males serán desterrados de vuestra Iglesia ().

Pablo VI, El misterio de la unidad de Dios en la Trinidad de Personas es un océano sin orillas. Ángelus(21-05-1978)

San Juan Pablo II El Dios de nuestra fe no es un ser lejano, sino un Dios muy próximo, cuyas delicias son estar con los hijos de los hombres ().

         Nuestro Dios, en su misterio más íntimo, no es una soledad, sino una familia, puesto que lleva en sí mismo paternidad, filiación y la esencia de la familia, que es el amor

San Josemaría Escrivá No estamos destinados a una felicidad cualquiera, porque hemos sido llamados a penetrar en la intimidad divina, a conocer y a amar a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo y, en la Trinidad y en la Unidad de Dios, a todos los ángeles y a todos los hombres().

Benedicto XVI, El Dios de la Biblia no es una especie de mónada encerrada en sí misma y satisfecha de su propia autosuficiencia, sino que es vida que quiere comunicarse, es apertura, relación. Homilía(18-05-2008)

SS. Francisco,La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos humanos; es el rostro con el que Dios mismo se ha revelado, no desde lo alto de una cátedra, sino caminando con la humanidad.

         La Trinidad es el fin último hacia el cual está orientada nuestra peregrinación terrenal. El camino de la vida cristiana es un camino esencialmente trinitario. Todo, en la vida cristiana, gira alrededor del misterio trinitario y se cumple en orden a este misterio infinito. Intentemos, por tanto, mantener siempre elevado el tono de nuestra vida, recordándonos para qué fin, para qué gloria existimos, trabajamos, luchamos, sufrimos. Y a qué inmenso premio estamos llamados… Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano

         La Trinidad es comunión de Personas divinas, las cuales son una con la otra, una para la otra y una en la otra: esta comunión es la vida de Dios, el misterio de amor del Dios vivo: Y Jesús nos reveló este misterio. Él nos habló de Dios como Padre; nos habló del Espíritu, y nos habló de sí mismo como Hijo de Dios. No estamos llamados a vivir los unos sin los otros, por encima o contra los demás, sino los unos con los otros, por los otros y en los otros

Rainiero Cantalamessa, En todo amor hay siempre tres realidades o sujetos: uno que ama, uno que es amado y el amor que les une.

Karl Jung: «Nacemos originales y morimos copias».

Antonio Pagola, Arturo Asensio Moruno, «Para encontrarnos con Él no tenemos que salir del mundo, sino acercarnos a Jesús. Para conocerlo no hay que estudiar teología, sino sintonizar con Jesús, comulgar con Él»  El camino abierto por Jesús. Juan

Trisagio angélico Tibi laus, Tibi gloria, Tibi gratiarum actio… A Ti la alabanza, a Ti la gloria, a Ti hemos de dar gracias por los siglos de los siglos, ¡oh Trinidad Beatísima!

Dostoievski, “No tenéis ternura, sólo tenéis justicia, por eso sois injustos”

CONTO

         EL ELEFANTE

         Un príncipe oriental, para dar una lección a sus súbditos sobre la búsqueda de Dios, hizo reunir un día a muchos ciegos. Después ordenó que se les mostrase el mayor de los elefantes sin decirles qué animal tenían delante. Cada ciego se acercó al elefante y le tocaron en diversas partes del cuerpo. Al final el príncipe preguntó qué había palpado cada uno.

         El que había tocado las piernas dijo que era un tronco arrugado de un árbol. El que había tocado la trompa, una gruesa rama nudosa. El que había tocado la cola, una serpiente desconocida. Un muro, dijo el que había tocado el vientre. Una pequeña colina, el que había tocado el lomo.

         Como no se ponían de acuerdo entre ellos, comenzaron a discutir. El príncipe interrumpió la discusión:

         – Esta pequeña muestra os hace ver cómo de las grandes cosas conocemos muy poco, y de Dios casi nada, porque es un Misterio tan grande y tan profundo que nunca podremos abarcarlo todo.

Tomado de Padre Diego Millan García

         Un buen día, un padre, se levantó con las primeras luces del alba. Llamando a sus dos hijos que estaban descansando, inició el traslado desde un inmenso granero de 100 sacos de trigo. Uno a uno, con la ayuda de sus hijos, los fue colocando encima de un carro tirado por una yunta de tres bueyes. Llegado un momento, y en una gran cuesta, fue necesario el auxilio de los tres (padre e hijos) para que la carga no se desparramase y llegase hasta su destino.

         Pues bien, la Santísima Trinidad, lejos de ser una especie de yunta de bueyes, si que son tres personas desvelándose y velando en común. Con un mismo pensamiento. Con idéntica naturaleza. Los tres, Padre, Hijo y Espíritu, tienen los ojos puestos en el mismo horizonte y, sobre todo, valoran y cuidan su íntima comunión.

Tomado de Javier Leoz

NOSOTROS SOMOS TRES, TU ERES TRES

Cuando el barco del obispo se detuvo durante un día en una isla remota, decidió emplear la jornada del modo más provechoso posible. Deambulaba por la playa cuando se encontró con tres pescadores que estaban reparando sus redes y que, tratando de hacerse entender, le explicaron cómo habían sido evangelizados siglos atrás por los misioneros.

Cuando el barco del obispo se detuvo durante un día en una isla remota, decidió emplear la jornada del modo más provechoso posible. Deambulaba por la playa cuando se encontró con tres pescadores que estaban reparando sus redes y que, tratando de hacerse entender, le explicaron cómo habían sido evangelizados siglos atrás por los misioneros.

– “Nosotros ser cristianos” le dijeron, señalándose orgullosamente a sí mismos.

El obispo quedó impresionado. Al preguntarles si conocían la Oración del Señor, le respondieron que jamás la habían oído. El obispo sintió una auténtica conmoción.

¿Cómo podían llamarse cristianos si no sabían algo tan elemental como el Padrenuestro?

– Entonces, ¿qué decís cuando rezáis?

– Nosotros levantar los ojos al cielo. Nosotros decir: “Nosotros somos tres, Tú eres tres, ten piedad de nosotros.”

Al obispo le horrorizó el carácter primitivo y hasta herético de su oración. De manera que empleó el resto del día en enseñarles el Padrenuestro. Los pescadores tardaban en aprender, pero pusieron todo su empeño y, antes de que el obispo zarpara al día siguiente, tuvo la satisfacción de oír de sus labios toda la oración sin un solo fallo.

Meses más tarde el barco del obispo acertó a pasar por aquellas islas y, mientras el obispo paseaba por la cubierta rezando sus oraciones vespertinas, recordó con agrado que en aquella isla remota había tres hombres que, gracias a pacientes esfuerzos, podían ahora rezar como era debido. Mientras pensaba esto, sucedió que levantó los ojos y divisó un punto de luz en el este. La luz se acercaba al barco y, para su asombro, vio tres figuras que caminaban hacia él sobre el agua. El capitán detuvo el barco y todos los marineros se asomaron por la borda a observar aquel asombroso espectáculo.

Cuando se hallaban a una distancia desde donde podían hablar, el obispo reconoció a sus tres amigos, los pescadores.

– ¡Obispo! – exclamaron- nosotros alegrarnos de verte. Nosotros oír tu barco pasar cerca de la isla y correr a verte.

– ¿Qué deseáis?, les preguntó el obispo con cierto recelo.

– Obispo -le dijeron- nosotros tristes. Nosotros olvidar bonita oración. Nosotros decir: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino…”. Después olvidar. Por favor, decirnos otra vez toda la oración.

El obispo se sintió humillado.

– Volved a vuestras casas, mis buenos amigos -les dijo- y cuando recéis, decid: Nosotros somos tres, Tú eres tres, ten piedad de nosotros.

Anthony de Mello: El canto del pájaro.

(Basado en el relato “Los Tres Staretzi” de León Tolstói)

ANÉCDOTA

Una vez aquí en Betania escribí yo que la Trinidad sería parecida a una nave de investigación espacial en la que el módulo principal se queda en órbita, otro, el de investigación, baja al planeta a hacer su labor y que hay un contacto entre ambos mediante un sistema de transmisión de datos que une ambos y los comunica. El módulo “de arriba” sería el Padre, la cápsula que aterriza sería el Hijo y el fluido constante de relación e información (amor) sería el Espíritu. Esta definición le llamó mucho la atención al Padre Leoz –ya hace años—que me parece que la utilizó en algún lugar. ¿Pero hace falta esa comparación? No lo sé. La cuestión es que, como decía antes, si no limitamos las posibilidades de Dios todo es posible.

         La fiesta de la Santísima Trinidad entra en el calendario romano en 1331. Pero la devoción a la Trinidad comenzó a incrementarse de manera notable en el siglo X

Tomado de Ángel Gómez Escorial

Cierta vez, se paseaba San Agustín, cerca de una playa, meditando sobre la Santísima Trinidad y cómo era posible que hubiera 3 Personas en un mismo y único Dios.

En esto, se encuentra con un pequeño que, sentado en la arena, intentaba llenar un baldecito con arena.

El santo le pregunta:

– Qué estás haciendo?

A lo que el niño le responde:

– Quiero poner toda la arena de esta playa en este baldecito.

– Pero no! Eso no es posible!

Entonces, nuestro Buen Niño le responde:

– Asi mismo…tampoco es posible que el misterio tan grande de la Santísima Trinidad sea comprendido por la mente humana!

Dicho esto, el Niño desapareció.

Tomado de Anecdonet

la Iglesia confesó en el año 325 en el primer concilio ecuménico de Nicea que el Hijo es «consubstancial» al Padre, es decir, un solo Dios con él. El segundo concilio ecuménico, reunido en Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del Credo de Nicea y confesó «al Hijo Unico de Dios, engendrado del Padre antes de todos los siglos, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre» (DS 150).

Tomado de MSC

¿QUÉ ES EL MISTERIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD?

Así respondió el Padre Pío de Pietrelcina a esta pregunta:

«El padre, con sencillas palabras, comenzó a disipar las dudas: «Hija, ¿quién puede comprender y explicar los misterios de Dios? Se llaman misterios precisamente porque no pueden ser comprendidos por nuestra pequeña inteligencia. Podemos formarnos alguna idea con ejemplos. ¿Has visto alguna vez preparar la masa para hacer el pan? ¿qué hace el panadero? Toma la harina, la levadura y el agua. Son tres elementos distintos: la harina no es la levadura ni el agua; la levadura no es la harina ni el agua y el agua no es la harina ni la levadura. Se mezclan los tres elementos y se forma una sola sustancia. Por lo tanto, tres elementos distintos forman unidos una sola sustancia. Con esta masa se hacen tres panes que tienen la misma sustancia pero distintos en la forma el uno del otro. Eso es, tres panes distintos el uno del otro pero una única sustancia.

Así se dice de Dios: Él es uno en la naturaleza, Trino en las personas iguales y distintas la una de la otra. El Padre no es el Hijo ni el Espíritu Santo; el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. Son tres personas iguales pero distintas. Sin embargo, son un solo Dios porque única e idéntica es la naturaleza de Dios».

Tomado de MSC

Entre los Padres griegos, San Atanasio dice que las tres divinas personas están en nosotros. San Basilio declara que el Espíritu Santo, por su presencia, nos hace cada vez más espirituales y conformes a la imagen del Unigénito. San Cirilo de Alejandría trata igualmente de esta íntima unión del justo con el Espíritu Santo. Entre los Padres latinos, San Ambrosio enseña que lo hemos recibido con el bautismo y más aún con la confirmación. San Agustín prueba que, según el testimonio de los Padres más antiguos no es sólo la gracia lo que se nos da, sino Dios mismo, el Espíritu Santo y sus siete dones.

Esta doctrina revelada nos es inculcada, en fin, por la enseñanza oficial de la Iglesia. En el símbolo de San Epifanio, que recitaban los adultos antes de recibir el bautismo, se dice: «Spiritus Sanctus qui… in apostolis locutus est et in sanctis habitat» (“El Espíritu Santo, que habló por los apóstoles y habita en los justos”).

El Concilio de Trento dice a su vez: «La causa eficiente de nuestra justificación es Dios, quien en su misericordia, nos purifica gratuitamente y nos santifica, ungiéndonos y marcándonos con el sello del Espíritu Santo, que nos fue prometido y es la prenda de nuestra herencia».

Pero esa enseñanza oficial de la Iglesia, sobre esta materia, se nos da hoy de una manera más precisa todavía en la Encíclica de León XIII, Divinum illud munus (9 de mayo 1897), sobre el Espíritu Santo, en la que se nos describe así la permanencia de la Santísima Trinidad en el alma de los justos: «Conviene recordar las explicaciones dadas por los Doctores según las enseñanzas de las Santas Escrituras: Dios está presente en todas las cosas por su poder, en cuanto que todo le está sometido; por su presencia, en cuanto que todo está patente a sus ojos; por su esencia, en cuanto que está íntimamente en todos los seres como causa de su existencia (cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, q. 8, a. 3).

Tomado de MSC

CHISTE

         LA NIÑITA QUE ESTABA DIBUJANDO A DIOS

         Una maestra de escuela estaba con el grupo de niños de 6 años en la clase de dibujo. En el fondo del aula se sentaba una niña que tenía mucha facilidad para distraerse. En la hora de dibujo, sin embargo, estaba prestando toda su atención. Durante más de 20 minutos, la niña había estado dibujando sobre el papel, completamente absorta. A la maestra, la situación le parecía fascinante. Al final, se le acercó y le preguntó qué estaba dibujando. Sin siquiera mirarla, la niña dijo: «Estoy haciendo el retrato de Dios.» Sorprendida, la maestra comentó: «Pero nadie sabe cómo es Dios». La niña replico: «En cinco minutos lo sabrán.»

Tomado de D. Juan Figueiras

POEMA

Como amado en el amante

uno en otro residía

Tres personas y un amado

entre todas tres había,

y un amor en todas ellas,

que un amante les hacía

y el amante es el amado

en que cada cual vivía…

Por lo cual era infinito

el amor que las unía,

un mismo amor tres tienen

que su esencia se decía,

que el amor cuanto más uno

tanto más amor se hacía

San Juan de la Cruz

ORACIÓN

         ORACIÓN CRISTIANA ECUMÉNICA

Dios nuestro, Trinidad de amor,

desde la fuerza comunitaria de tu intimidad divina

derrama en nosotros el río del amor fraterno.

Danos ese amor que se reflejaba en los gestos de Jesús,

en su familia de Nazaret y en la primera comunidad cristiana.

Concede a los cristianos que vivamos el Evangelio

y podamos reconocer a Cristo en cada ser humano,

para verlo crucificado en las angustias de los abandonados

y olvidados de este mundo

y resucitado en cada hermano que se levanta.

Ven, Espíritu Santo, muéstranos tu hermosura

reflejada en todos los pueblos de la tierra,

para descubrir que todos son importantes,

que todos son necesarios, que son rostros diferentes

de la misma humanidad que amas.

Papa Francisco

         Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora

(Oración de la Beata Isabel de la Trinidad).

CANTO

TU MISERICORDIA MARCOS WITT

VIDEO

LA SANTÍSIMA TRINIDAD CATOLIKIDS OFICIAL🙏

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