CITA
Un místico sufí pedía a Deus: dálle aos demais o bo que teñas
reservado pra min.
Lactancio Entre nosotros no existen esclavos ni amos. No hacemos diferencias entre nosotros, y todos nos llamamos hermanos.
Silvano de Monte Athos “Cuando amamos a nuestro hermano el amor de Dios viene a nosotros. El amor de Dios es de una gran dulzura; es un don del Espíritu, y no se le conoce plenamente si no es por el Espíritu Santo”. Escritos: Amar o sufrir
Agustín de Hipona «Da quod iubes et iube quod vis», «dame lo que mandas y manda lo que quieras» (Conf., X, 29, 40).
«Todos pueden signarse con la señal de la cruz de Cristo; todos pueden responder amén; todos pueden cantar aleluya; todos pueden hacerse bautizar, entrar en las iglesias, construir los muros de las basílicas. Pero los hijos de Dios no se distinguen de los hijos del diablo sino por la caridad. Los que practican la caridad son nacidos de Dios; los que no la practican no son nacidos de Dios. ¡Señal importante, diferencia esencial! Ten lo que quieras, si te falta esto sólo, todo lo demás no sirve para nada; y si te falta todo y no tienes más que esto, ¡has cumplido la ley!» ( Agustín, In Epistolam Ioannis ad Parthos 5,7).
“Este es el amor que nos renueva, y nos hace ser hombres nuevos, herederos del nuevo Testamento, intérpretes de un cántico nuevo. Este amor nos lo otorga el mismo que dijo: Como yo os he amado, amaos también entre vosotros”. Tratado 65, 1-3: CCL 36, 490-492
Tomás de Aquino: «La nueva ley es la misma gracia del Espíritu Santo» (S. Theol., I-II, q. 106, a. 1)
Francisco de Sales “Para demostrar que amamos al prójimo, tenemos que procurarle todo el bien que podamos, tanto para el alma como para el cuerpo, rezando por él y sirviéndole cordialmente cuando la ocasión se presente: porque amistad que sólo consiste en bellas palabras no es gran cosa, y eso no es amarse como nuestro Señor nos ha amado, ya que no se contentó con asegurarnos que nos amaba sino que fue más lejos, haciendo todo lo que hizo para demostrarnos su amor…
CONC. VAT. II. La Iglesia… sólo llegará a su perfección en la gloria del cielo…cuando llegue el tiempo de la restauración universal y cuando, con la humanidad, también el universo entero, que está íntimamente unido al hombre y que alcanza su meta a través del hombre, quede perfectamente renovado en Cristo (LG 48)
San Juan Pablo II: Sentíos siempre al servicio de los hermanos que caminan con nosotros por el sendero polvoriento y fatigoso de la vida. ¡Cuánto hay que amar hoy! ¡Cuánta necesidad de amor se palpa en toda clase de personas! Tenéis una tarea maravillosa que cumplir, pues podéis amar, ayudar, aliviar, consolar e iluminar con la “gracia” divina que os acompaña siempre.
Joseph Ratzinger “No, la verdadera novedad del mandamiento nuevo no puede consistir en la elevación de la exigencia moral. Lo esencial también en estas palabras no es precisamente la llamada a una exigencia suprema, sino al nuevo fundamento del ser que se nos ha dado.
La novedad solamente puede venir del don de la comunión con Cristo, del vivir en Él.
Para S. Agustín en lugar de una pretendida exigencia superior, aparece cada vez más claramente la disposición del corazón (cf. De serm. Dom. in monte, I, 19, 59)
La inserción de nuestro yo en el suyo —«vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí» (Ga2, 20)— es lo que verdaderamente cuenta.
El «mandamiento nuevo» no es simplemente una exigencia nueva y superior. Está unido a la novedad de Jesucristo, al sumergirse progresivamente en Él.
Tomás de Aquino pudo decir: «La nueva ley es la misma gracia del Espíritu Santo» (S. Theol., I-II, q. 106, a. 1)
Agustín pudo resumir al final esta experiencia espiritual de la verdadera novedad en el cristianismo en la famosa fórmula: «Da quod iubes et iube quod vis», «dame lo qe mandas y manda lo que quieras» (Conf., X, 29, 40).
Benedicto XVI, El amor es la esencia del cristianismo; hace que el creyente y la comunidad cristiana sean fermento de esperanza y de paz en todas partes, prestando atención en especial a las necesidades de los pobres y los desamparados. Ésta es nuestra misión común: ser fermento de esperanza y de paz porque creemos en el amor. El amor hace vivir a la Iglesia, y puesto que es eterno, la hace vivir siempre, hasta el final de los tiempos (Homilía 23.IX.2007).
Teresa de Calcuta “Yo digo siempre que el amor comienza en la propia casa. Primero está vuestra familia, luego vuestra ciudad. Es fácil pretender amar a la gente que está muy lejos, pero mucho menos fácil, amar a los que conviven con nosotros muy estrechamente. Desconfío de los grandes proyectos impersonales, porque lo que cuenta realmente es cada persona. Para llegar a amar a alguien de verdad, uno se tiene que acercar de veras. Todo el mundo tiene necesidad de amor. Cada uno de nosotros necesita saber que significa algo para los demás y que tiene un valor inestimable a los ojos de Dios”. Un Camino Simple: El amor no está lejos
ORACIÓN
MAESTROS DEL AMOR
Tú nos quieres hacer, Señor, maestros del amor.
Dices que en eso se notará que somos tu gente, en que amamos intensamente,
en que somos tolerantes y comprensivos,
en que no tenemos rencor ni resentimientos,
en que sabemos encontrar lo mejor del otro,
en que nos brotan los detalles de ternura,
en que nos es fácil comprender,
en que sentimos empatía por las personas,
en que no nos cae mal nadie,
en que nos entendemos también con los enemigos,
en que no somos vengativos ni violentos,
en que hablamos bien de los demás,
en que somos justos y honrados como ciudadanos,
en que cuidamos el medio ambiente y la ecología,
en que anteponemos el bien de todos al nuestro,
en que nuestra familia es más que los nuestros,
en que nada que le ocurre al otro nos deja indiferentes,
en que tratamos como hermanos a todos los humanos,
Así nos quieres Tú, Señor, haznos como Tú.
Impulsa en nosotros tu Amor para que vivamos como auténticos discípulos tuyos.
Mari Patxi Ayerra.
CONTO
Una vez un hombre preguntó: ¿Hay algo más hermoso en la vida que un muchacho y una muchacha cogidos de la mano y de corazón puro camino hacia el matrimonio?
Y una madre contestó: Sí, hay algo más hermoso. Es la visión de un hombre y una mujer ancianos haciendo su viaje final juntos. Sus manos débiles pero todavía unidas, sus caras arrugadas pero todavía radiantes, sus corazones cansados pero todavía amándose.
Sí, hay una cosa más hermosa que un amor joven. Un amor viejo, un amor de siempre.
¿ES USTED LA ESPOSA DE DIOS?
Un niño de unos 1z años, descalzo y tiritando de frío, miraba a través de un escaparate. Viéndole una señora se le acercó y le preguntó: ¿Qué estás mirando con tanto interés? A lo que el niño respondió: Le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos. La señora lo introdujo en la tienda, pidió agua y una toalla, lo lavó y le compró calcetines y zapatos. El niño se los puso radiante de felicidad. Al despedirse de la señora, tomó su mano, y mirándola con lágrimas en los ojos, le preguntó: ~¿Es usted la esposa de Dios?
iveargentina.org
Cuenta la leyenda que una madre, con su hijo en brazos, llegó a la montaña. El camino desembocaba en una cueva misteriosa, que estaba o había sido habitada. Una puerta giratoria cerraba el paso. A aquella hora estaba entreabierta. La madre empujó y vio que en el suelo había montones de monedas de oro que brillaban. Rápidamente dejó el niño en el suelo, se abalanzó sobre el oro y comenzó a llenar las manos, los bolsillos y la falda.
Una voz se dejaba sentir: «No olvides lo más precioso». Pero la madre no tenía tiempo para escuchar. Y teniendo miedo de que la puerta se cerrara salió cargada de oro. La misma voz se dejaba oír: « No olvides lo más precioso».
Luego volveré -pensó- cuando haya ocultado entre los árboles y malezas este tesoro. Cuando volvió, vio que la puerta estaba totalmente cerrada. Se abalanzó sobre ella, empujó, arañó. La puerta no se abría. Dentro lloraba el niño. Aquella mujer había perdido el mejor tesoro de una madre: el hijo. Pues bien; un día entramos nosotros por la puerta misteriosa de la vida. Ante nosotros brillan las vanidades de la tierra: ciencia, fama, dinero, fiestas, placeres… Y nos abalanzamos a coger lo que creemos que va a hacernos felices. Nos damos prisa porque la vida es breve. Pero Dios nos dice a todos: «No olvides lo más precioso».
TOMADO DE P. JUAN JÁUREGUI
ANÉCDOTA
La caridad de los primeros cristianos suscitó el asombro de los paganos, según el testimonio de Tertuliano. ¡Mirad como se aman!, decían muchos refiriéndose a los cristianos. Y, con su fogosidad característica, Tertuliano añadía: Ellos -los paganos- se detestan.
En el Guinness, el libro de los récords, se lee que el sermón más largo de la historia duró 60 horas y 31 minutos y fue predicado por un Reverendo de la Iglesia Unitaria. El sermón más corto duró unos segundos. El cura después de proclamar el evangelio de hoy dijo una sola palabra: Amor. Y se sentó.
TOMADO DE P. FÉLIX JIMÉNEZ
Un día Madre Teresa de Calcuta encontró un hombre caído en una alcantarilla muy próximo a la muerte. Estaba sucio, cubierto con unos pobres trapos y las moscas revoloteaban por su cara. La Madre Teresa inmediatamente cayó de rodillas, lo abrazó, le habló dulcemente y comenzó a quitarle la basura que le cubría. Un transeúnte al ver a Madre Teresa exclamó: “Yo no haría eso ni por un millón de dólares”. Madre Teresa le contestó: “Yo tampoco lo haría”. Y citando el evangelio de hoy dijo: “Tenemos que crecer en el amor y para hacer esto tenemos que amar y dar hasta que nos duela”.
TOMADO DE P. FÉLIX JIMÉNEZ
La historia de la Iglesia se puede definir por veinte siglos de caridad. Cuando en nuestros días se despliega la frágil bandera de la solidaridad, conviene volver sobre la Historia y advertir las huellas del Cristianismo en esa Europa medieval que inventó los hospitales y presenció el origen de la primera sociedad no-esclavista. Todo empezó a las puertas de la ciudad de Amiens (335 d.C), cuando un joven oficial romano rasgó su clámide blanca para arropar a un pobre medio desnudo. Las gentes que lo observaban rieron “al verle con aspecto ruin, con su vestido mutilado”, incapaces de imaginar que la espada de Martín de Tours acababa de cerrar una época y y abrir la brecha de la nueva civilización. En el cielo invernal de Amiens despuntó la nueva “Europa de la Caridad”, que levantó ciudades sobre las ruinas de un Imperio, recompuso la familia desmadejada del mundo antiguo, y soñó con una cultura de paz que transformarán alos guerreros en caballeros y abriría a la mujer espacios inéditos de acción política. Este precioso legado fue posible gracias a la acción de una Iglesia que no sólo enseñó a los hombres a rezar, sino que también a vivir.
TOMADO DE ANECDOTAS Y CATEQUESIS
CANTO
El amor lo arregla todo MIGUELI
Señor enséñame a amar – Canto Litúrgico | Lucas 6, 27 – 38