CITA
Chevrot, “la inquietud del que busca la verdad, y el dolor del que anhela la virtud, son oraciones que Dios escucha y a las que el día menos pensado dará la respuesta anhelada.” (“El pozo de Sicar”, p. 34)
Cirilo de Alejandría “Los que gozan de la presencia de Cristo, es lógico que estén tranquilos y serenos”. Sobre el evangelio de san Juan, Lib. 12, cap. 1: PG 74, 703-706
San Agustín, ¿A quiénes llamó dichosos, hermanos, sino a nosotros? Y no solamente a nosotros, sino a todos los que vengan después de nosotros. Sermón 88, 1-2: Edit Maurist t. 5 469-470
Gregorio Magno: “¿Tu fe se ve acechada por la duda? Mira a Pedro que llora amargamente su debilidad.”
“ sólo cree de verdad el que practica lo que cree” Homilías sobre los Evangelios, 26, 9.
San Bernardo «¿Dónde podrá encontrar nuestra debilidad un descanso seguro y tranquilo, sino en las llagas del Salvador?»
san Macario Egipciano «Cuando escuches decir que Cristo descendió a los infiernos y liberó a las almas, que estaban prisioneras en los sepulcros, no pienses que estas cosas están muy lejanas de las que se cumplen hoy. Créeme, tu corazón es el sepulcro».
Pablo VI, «La Iglesia se renovará de verdad cuando vuelva de verdad su mirada a Cristo». Ecclesiam suam
Yves Congar: «He tardado bastante en dar a Jesucristo el lugar central que ocupa hoy en mi pensamiento y en mi vida. Para mí Jesucristo lo es todo; es él quien me da el calor y la luz. Su Espíritu es el que me da movimiento, vitalidad. Cada día me interpela, me impide detenerme; el evangelio y su ejemplo me arrancan de la tendencia instintiva que me ata a mí mismo, a mis hábitos, a mi egoísmo».
monseñor Casaldáliga: «¡Feliz el que sabe que seguir a Jesucristo es vivir en comunidad, siempre unido al Padre y a los hermanos! No te engañes: quien se aleja de la comunidad, en busca de ventajas personales, se aleja de Dios; quien busca la comunidad se encuentra con Dios».
san Juan Pablo II: Cristo resucitado os da la paz y la reconciliación como su primer don. Dios, paz eterna, ha dado la paz al mundo a través de Cristo, Príncipe de la paz. La paz ha sido derramada en nuestros corazones y en ellos está esparcida más profundamente que todas las inquietudes de vuestras mentes, más que todos los tormentos de vuestros corazones. Que el Dios de la paz dirija vuestras mentes y vuestros corazones. Que Dios os dé su paz, no como una posesión para retener, sino como un tesoro que poseéis sólo cuando lo compartís con los demás. Mensaje para el día de la paz del año 1985,
Benedicto XVI “Aunque el cielo esté gris, en el corazón llevamos la alegría de la Pascua, la certeza de la Resurrección de Cristo, que triunfó definitivamente sobre la muerte.
Cristo resucitado necesita testigos que se hayan encontrado con Él, hombres que lo hayan conocido íntimamente a través de la fuerza del Espíritu Santo (Homilía, 7 de mayo).
FRANCISCO–Jesús nos invita a mirar sus llagas, nos invita a tocarlas, como a Tomás, para sanar nuestra incredulidad. Nos invita, sobre todo, a entrar en el misterio de sus llagas, que es el misterio de su amor misericordioso. 12 de marzo de 2015
Quien cree, ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso. (Lumen Fidei)
John Henry Newman Creer significa ser capaz de soportar la duda.
Autor desconocido Creo en Dios, como el ciego cree en el sol no porque lo vea sino porque lo siente.
G. K. Chesterton Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa.
Puedo creer lo imposible, pero no lo improbable.
Madre Teresa de Calcuta El que cree de verdad, predica sin predicar.
Swami Vivekananda Somos creyentes pero nuestra conducta es la de los ateos.
Patriarca Máximo IV en el Vaticano II «Yo tampoco creo en el dios en que los ateos no creen»,
Santa Faustina – “Quédate tranquila, Hija Mía, precisamente a través de tal miseria quiero mostrar el poder de Mi misericordia.” (Diario 133)
“Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera – la acción; la segunda – la palabra; la tercera – la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia.” (Diario 742)
William Shakespeare Nuestras dudas son traidoras, y nos hacen perder el bien que podríamos ganar, por temor a intentar.
José A. Pagola “Para los cristianos, es vital reconocer y confesar cada vez con más hondura el misterio de Jesús el Cristo. Si ignora a Cristo, la Iglesia vive ignorándose a sí misma. Si no le conoce, no puede conocer lo más esencial y decisivo de su tarea y misión. Pero para conocer y confesar a Jesucristo, no basta llenar nuestra boca con títulos cristológicos admirables. Es necesario seguirlo de cerca y colaborar con él día a día. Esta es la principal tarea que debemos promover en los grupos y comunidades cristianas”.
T. Merton El verdadero encuentro con Cristo libera algo en nosotros, un poder que no conocíamos y que teníamos, una esperanza, una aptitud para la vida, una capacidad de adaptación, una habilidad para recuperarnos cuando pensábamos estar completamente derrotados, una capacidad para crecer y cambiar, un poder de creativa transformación.
Eclesiastés 1, 8-10 Todas las cosas cansan y nadie es capaz de explicarlas. No se sacian los ojos de ver, ni se hartan los oídos de oír. Lo que pasó volverá a pasar; lo que ocurrió volverá a ocurrir: nada hay nuevo bajo el sol. De algunas cosas se dice: «Mira, esto es nuevo». Sin embargo, ya sucedió en otros tiempos, mucho antes de nosotros.
CHISTE
O párroco predicando en S.Santa: «porque lo azotaron, lo coronaron de espinas y le hicieron cargar con la cruz»(que anda que era pequena)
Salta un: «estívolle ben!»
O cura mándalle unha mirada letal e continúa…»lo crucificaron sin piedad clavándolo a la cruz»
Salta o de antes…»estívolle ben!!!»
O cura xa doente, continúa: «lo situaron entre dos ladrones tras liberar a Barrabás»
……-«e estívolle ben»
A punto de tirarlle un cirio á cabeza, continúa o cura…»lo humillaron diciéndole: «sálvate a ti mismo ya que eres hijo de dios mismo», mientras otros le decían cosas peores, le escupían……etc
E o amigo outra máis: «pois estívolle ben»
O cura interrompe o sermón e diríxese o tipo, notablemente borracho:
«Pero hombre, a que se debe lo que usted dice… hablamos de que se sacrificó por nosotros y así se lo agradece usted?
E dille o tipo
Joer! E que tódolos anos lle fan o mesmo e non escarmenta!!!
CORTESÍA DE EMI
ORACIÓN
Rabindranath Tagore cantó el episodio en el poema:
CAMINO DE EMAÚS
Soy como un jirón de una nube de otoño, que vaga inútilmente por el cielo.
¡Sol mío, glorioso eternamente; aún tu rayo no me ha evaporado, aún no me has hecho uno con tu luz! y paso mis meses y mis años alejado de ti.
Si éste es tu deseo y tu diversión, ten mi vanidad veleidosa, píntala de colores, dórala de oro, échala sobre el caprichoso viento, tiéndela en cambiadas maravillas.
Y cuando te guste dejar tu juego, con la noche, me derretiré, me desvaneceré en la oscuridad; o quizás, en una sonrisa de la mañana blanca, en una frescura de pureza transparente.
Me has hecho conocer a amigos que no conocía, me has hecho sentar en casas que no eran la mía. me has llevado cerca del lejano y convertido al extraño en un hermano.
Cuando uno te conoce ninguno es extranjero, ninguna puerta está cerrada.
Escucha mi oración: que nunca pierda la caricia del uno en el juego de los muchos.
Coronilla de la Divina Misericordia
Para recitar la Coronilla de la Divina Misericordia se usa un rosario normal y se sigue esta secuencia:
1. La señal de la Cruz: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
2. Padre Nuestro
3. Ave María
4. Credo (Símbolo de los Apóstoles)
5. En cada grano mayor del Rosario, cuando normalmente se dice el Padre Nuestro, diga:
Padre Eterno,
Te ofrezco
el Cuerpo, la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
como propiciación
de nuestros pecados
y los del mundo entero.
6. En cada grano menor del Rosario, cuando normalmente se dice el Ave María, diga:
Por Su dolorosa Pasión,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
7. Invocación: Al final de la corona, la siguiente oración se reza tres veces seguidas:
Santo Dios,
Santo Fuerte,
Santo Inmortal,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
8. Oración para concluir (opcional)
Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia mismos. Amén.
CONTO
EL FUEGO Y LAS BRASAS
“Un hombre, que regularmente asistía a Misa los domingos, sin ningún aviso dejó de participar en las celebraciones.
Después de algunas semanas, una noche muy fría el párroco de aquella comunidad decidió visitarlo.
Encontró al hombre en casa, solo, sentado frente a una chimenea donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita, el hombre dio la bienvenida al cura. Se hizo un gran silencio.
Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas de los troncos de leña que crepitaban en la chimenea.
Al cabo de algunos minutos el sacerdote, sin decir palabra, examinó las brasas que se formaban y seleccionó una de ellas. La más incandescente de todas, retirándola a un lado del brasero con unas tenazas. Volvió entonces a sentarse.
El feligrés prestaba atención a todo, fascinado pero inquieto. Al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y el fuego se apagó repentinamente.
En poco tiempo, lo que era una muestra de luz y de calor, no era más que un negro, frío y muerto pedazo de carbón.
Muy pocas palabras habían sido dichas desde el saludo.
El sacerdote, antes de prepararse para salir, con las tenazas regresó el carbón frío e inútil, colocándolo de nuevo en medio del fuego.
De inmediato, la brasa se volvió a encender, alimentada por la luz y el calor de los carbones ardientes en torno suyo.
Cuando el párroco alcanzó la puerta para irse, el anfitrión le dijo: Gracias por tu visita y por tu bellísima lección. Regresaré a la Misa en comunidad.
Adaptación del cuento popular
El faro de los marineros, es una luz débil encendida en el acantilado de la costa; alumbra el puerto, pero no el camino; el mar sigue tan negro, las nubes tan sombrías, las olas tan oscuras. Pero si el marino dijera: – Yo desprecio esa luz débil que no me da claridad para la ruta; yo quiero otra luz más potente que me alumbre sin tinieblas el camino, y se desviara del rayo salvador, conocería el naufragio, pero no conocería nunca la salvación.
La luz de la fe es luz de faro; es una luz débil encendida en el acantilado de la eternidad; alumbra el puerto, pero no alumbra el camino; la verdad sigue a oscuras, el misterio sombrío, la doctrina en sombras; pero el hombre que la sigue sabe que llegará a salvarse. Y si el hombre soberbio dice: – Yo quiero la luz clara de la razón, ésta me basta; conocerá el naufragio de la verdad, pero no la eterna salvación.
(ROMERO, F., Recursos Oratorios, Tomo II. Ed. Sal Terrae, Santander, 1959, p. 12)
Un trozo de cirio
Hace muchos años, en una casita humilde de una gran ciudad, vivían una pareja de ancianos, de piel arrugada, de ojos vivaces y de sonrisa fácil.
Ayer habían estado recordando sus tiempos pasados, como buenos abuelitos, y se contaban el uno al otro las cosas que habían hecho durante todos los años que fueron catequistas. Te acuerdas del día que empezamos? Y cuando aquel grupo nos dejo mudos sin saber que responder? Y así siguieron recordando tantas aventuras, alegrías, problemas y meteduras de pata. Recordaron a los curitas, a tantos y tantos papás y niños…
¿Te acuerdas de Carmen y Rafael? ¿Y de Pedro e Isabel? ¿Y de Juan y Maca que estaban separados y…? Oye, ¿te acuerdas de todo lo que sufrió Josefa? ¿Y de Claudia con su enfermedad y con tantos pequeños? ¿Y de lo mal que lo pasamos con todas las críticas? ¿Y de todo lo que tuvimos que hacer para que se pudiera operar Rosita?
Y así, se pasaron toda la tarde recordando y al final su rostro se fue llenando de silencio y de nostalgia, con un rasgo de tristeza. Los dos guardaron silencio, pues no querían preocupar al otro, pero en el adentro se preguntaban cada uno: ¿qué habrá sido de la vida de tantos papás y niños? ¿dónde estarán, qué harán, cómo será su vida? ¿Serán buenas personas y buenos cristianos? ¿Habrá servido de algo todo nuestro esfuerzo y privaciones, nuestra dedicación y entusiasmo, nuestro deseo de servir al Señor, de que conocieran su amor y fueran más felices?
Se hizo noche y esta vez se fueron a la cama con una arruga más en la frente y en el corazón.
A la mañana siguiente oyeron temprano el timbre de la puerta. Salió el abuelo y era el cartero que depositó en sus manos un pequeño paquete. Los ancianos, después de mirarlo unos minutos con asombro, se dispusieron a abrirlo con cuidado. Dentro había un trocito de cirio muy pequeño, viejo, amarillento y consumido, y una tarjeta del presidente de una importante empresa que decía: «Gracias. Esta luz ha iluminado siempre nuestra vida. Un abrazo, José y Juana».
(José Luis Fernández de V.) MSC
Érase una vez un sacerdote y un fabricante de jabón que estaban dando un paseo.
El fabricante de jabón le dijo: «Padre, ¿para qué sirve la religión? Mire la miseria y las guerras y el sufrimiento que hay en el mundo. Después de tantas oraciones, sermones y enseñanzas todo sigue igual. Si la religión es buena y verdadera, ¿por qué todo sigue igual?»
Siguieron caminando y se encontraron con un niño todo sucio.
El sacerdote le dijo al fabricante de jabón: «Mire ese niño. Usted dice que el jabón limpia, pero ese niño sigue estando sucio. ¿Para qué sirve el jabón?».
El fabricante de jabón le contestó: «Padre, el jabón no puede evitar la suciedad a no ser que sea usado todos los días.»
Exacto replicó el sacerdote, exacto.
Tomado de P. Félix Jiménez
ANÉCDOTA
¿Cómo los católicos y ortodoxos no celebran la Pascua en la misma fecha, sino que estos últimos la celebran, en general, uno o dos domingos después de nosotros? Lo explico de inmediato. El concilio de Nicea del año 325 fijó una fecha común para todos los cristianos, que estuvo en vigor hasta 1582. En este año, el papa Gregorio XIII reformó el antiguo calendario «Juliano», que, desde aquel tiempo, se llama, de hecho, calendario «gregoriano». Los griegos no aceptaron esta modificación, incluso, porque no habían sido consultados por el papa; y, así, la Pascua comenzó a ser celebrada en fechas diversas en Oriente y en Occidente. Hay un proyecto entre las distintas Iglesias cristianas para resolver desde la raíz este problema, estableciendo para la Pascua un Domingo fijo en el año, siempre el mismo, que evite las actuales oscilaciones entre «Pascua alta» y «Pascua baja» con las dificultades que se derivan.
El 21 de mayo de 1996, fueron muertos cruelmente en Tibhirina, en Argelia, siete monjes trapenses. Uno de ellos, el hermano Lucas, había puesto aparte desde hacía tiempo una cinta con una canción grabada, que deseaba fuese cantada en el día de su funeral. Algunas semanas antes del siniestro, con ocasión de su octogésimo cumpleaños, la había hecho oír a sus compañeros, a fin de que no se equivocasen. No era un canto de iglesia. Era la canción de Edith Piaf: le ne regrette rien
(Yo, no, no volveré nunca). Escuchemos una traducción castellana, porque creo que si uno puede hacer suyas las palabras de esta canción con el significado que ellas tuvieron para el hermano Lucas, éste puede llegar a decir que una vez en la vida ha vivido la Pascua.
«No, nada de nada, no añoro nada…
Ni el bien, que he recibido, ni el mal.
Todo me da igual.
Todo está apagado, arrojado fuera, olvidado.
Me río del pasado.
Con mis recuerdos he encendido un fuego.
Mis disgustos, mis placeres,
¡ya para nada más tengo necesidad de ellos!
Destruidos fuera los amores, con su «temblor».
Arrojados para siempre. Vuelvo a empezar de cero.
No, nada de nada, no añoro nada…
Mi vida, mis joyas, todo comienza hoy CONTIGO».
La única variación, en esta versión pascual de la canción, es que el «contigo» final está escrito con letras mayúsculas: es Cristo.
Tomado de Rainiero Cantalamessa
CANTO
Señor mio y Dios mio AIN KAREM
Jesús en vos confío – Canto a la Divina Misericordia
Coronilla de la Divina Misericordia – Por Kairy Marquez