« ¡Duda del que no duda!»
S. Son
« No hay miedo si El está en el medio»
S. Son
Proverbio Griego El que nada duda, nada sabe.
Aristóteles, La duda es principio de toda sabiduría.
San Justino «Nos reunimos todos el día del sol porque es el primer día [después del sábado judío, pero también el primer día], en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los muertos» (Apologia, 1,67).
San Ignacio de Antioquía: “Sólo cree de verdad el que practica lo que cree”.
San Juan Crisóstomo «No sería necesario recurrir tanto a la palabra, si nuestras obras diesen auténtico testimonio».
S. Agustín, «Quería creer con los dedos». (Sermón 145 A).
San Cirilo de Alejandría“Los que gozan de la presencia de Cristo, es lógico que estén tranquilos y serenos”. Sobre el evangelio de san Juan, Lib. 12, cap. 1: PG 74, 703-706
San Gregorio Magno, «Mucho más útil me ha sido la duda de Tomás que la fe inmediata de la Magdalena».
San Anselmo Yo no intento comprender para creer, sino que creo para comprender.
San Bernardo: «¿Dónde podrá encontrar nuestra debilidad un descanso seguro y tranquilo, sino en las llagas del Salvador?»
Santo Tomás de Aquino, «La fe es más semejante a una voz que a una luz»
San J.H. Newman Creer significa ser capaz de soportar la duda.
Santa Faustina “Quédate tranquila, Hija Mía, precisamente a través de tal miseria quiero mostrar el poder de Mi misericordia.” (Diario 133)
Santa Teresa de Calcuta El que cree de verdad, predica sin predicar.
Concilio Vaticano II: “Solamente con la luz de la fe y con la meditación de la palabra divina es posible reconocer siempre y en todo lugar a Dios, en quien nos movemos y existimos (Hech 17, 28); buscar su voluntad en todos los acontecimientos, contemplar a Cristo en todos los hombres, próximos o extraños, y juzgar con rectitud sobre el verdadero sentido y valor de las realidades temporales, tanto en sí mismas como en orden al fin del hombre” Decr. Apostolicam actuositatem, 4.
Catecismo, 643 Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su Maestro, anunciada por Él de antemano (cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, nos presentan a los discípulos abatidos («la cara sombría»: Lc 24, 17) y asustados (cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y «sus palabras les parecían como desatinos» (Lc 24, 11; cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua «les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto resucitado» (Mc 16, 14).
646 La Resurrección de Cristo no fue un retorno a la vida terrena como en el caso de las resurrecciones que él había realizado antes de Pascua: la hija de Jairo, el joven de Naím, Lázaro. Estos hechos eran acontecimientos milagrosos, pero las personas afectadas por el milagro volvían a tener, por el poder de Jesús, una vida terrena «ordinaria». En cierto momento, volverán a morir. La Resurrección de Cristo es esencialmente diferente. En su cuerpo resucitado, pasa del estado de muerte a otra vida más allá del tiempo y del espacio. En la Resurrección, el cuerpo de Jesús se llena del poder del Espíritu Santo; participa de la vida divina en el estado de su gloria, tanto que san Pablo puede decir de Cristo que es «el hombre celestial» (cf. 1 Co 15, 35-50).
Pablo VI, «La Iglesia se renovará de verdad cuando vuelva de verdad su mirada a Cristo». Ecclesiam suam
Benedicto XVI “Aunque el cielo esté gris, en el corazón llevamos la alegría de la Pascua, la certeza de la Resurrección de Cristo, que triunfó definitivamente sobre la muerte.
Papa Francisco, Jesús nos invita a mirar sus llagas, nos invita a tocarlas, como a Tomás, para sanar nuestra incredulidad. Nos invita, sobre todo, a entrar en el misterio de sus llagas, que es el misterio de su amor misericordioso. 12 de marzo de 2015
Quien cree, ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino, porque llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso. (Lumen Fidei)
Autor desconocido Creo en Dios, como el ciego cree en el sol no porque lo vea sino porque lo siente.
G. K. Chesterton Cuando se deja de creer en Dios, enseguida se cree en cualquier cosa.
Puedo creer lo imposible, pero no lo improbable.
Tomás Muro, En una Iglesia en la que Cristo está presente hay paz, alegría y aliento vital.
Enrique Martínez Lozano, Así como el miedo nace de la ignorancia, la paz es fruto de la comprensión.
Krishnamurti Sólo cuando está libre del miedo existe un sentimiento intenso de ser bueno, de pensar con mucha claridad, de mirar las estrellas, las nubes, de mirar a las caras con una sonrisa ()
William Shakespeare Nuestras dudas son traidoras, y nos hacen perder el bien que podríamos ganar, por temor a intentar.
CONTO
EL SALTO DE LA FE
Érase una vez una familia feliz que vivía en una casita de los suburbios.
Pero una noche se declaró un incendio en la cocina de la casa, un terrible incendio. Mientras las llamas se extendían, padres e hijos salieron corriendo a la calle. Entonces se llevaron un susto aún mayor: se dieron cuenta de que faltaba el más pequeño, un niño de cinco años. Al momento de salir, asustado por el crepitar de las llamas y por el acre olor del humo, había dado marcha atrás y había subido al piso de arriba.
¿Qué hacer?. El padre y la madre se miraron desesperados, las dos hermanas se pusieron a gritar. Aventurarse en aquel horno, todo llamas y humo, era ya imposible…Y los bomberos tardaban.
Pero de pronto, arriba de todo, se abrió la ventana de la buhardilla y el niño
se asomó gritando de desesperación:
– ¡Papá! ¡Papá
El padre corrió y gritó:
– ¡Salta! ¡Tírate!
Mirando abajo, el niño sólo veía fuego y humo negro, pero sintió la voz y respondió:
– Papá, no te veo
– Te veo yo, y basta. ¡Tírate!
El niño saltó y se encontró sano y salvo en los brazos robustos de su padre, que le cogió al vuelo. Y todos se sintieron felices.
Tomado de P. Diego Millán
EL JAPONÉS QUE QUERÍA CREER
Reflexión sobre cómo apreciamos lo que creemos… da qué pensar…
Ocurrió en un pueblecito turístico de España, alrededor de los años setenta. Era sábado por la tarde y en la ermita del pueblo, un monaguillo preparaba la Sta. Misa. De pronto, apareció por allí un turista oriental, cámara en ristre y con el aire un poco despistado que es típico en estos visitantes. Se quedó durante un rato observando las hermosas pinturas románicas de la iglesia, sacó un par de fotos y, al cabo de un rato, reparó en el monaguillo. Le llamó especialmente la atención como, cada vez que pasaba delante del altar, el pequeño hacía una genuflexión.
-¿Por qué haces eso? – preguntó al fin.
-¿Por qué hago, el qué? –preguntó el chaval, sin saber a lo que se refería el turista…
-Pues… porque, cada vez que pasas por aquí, te arrodillas.
-Ah… ¡Hombre, pues porque ahí-señalando al Sagrario- está Dios…!-contestó el monaguillo, como la cosa más evidente del mundo.
-¿Dios…? El turista se quedó pensando por un momento, mirando el Tabernáculo con los ojos entrecerrados.
Al fin, dijo:
-Si yo creyese que mi Dios está ahí, no solamente me arrodillaría al pasar delante de él, sino que entraría de rodillas en la iglesia, sin levantar la cara del suelo.
Y nunca más volvería a salir de aquí.
Tomado de Anecdonet
ANÉCDOTA
PHOTISMOS
«La vida [de Jesús] es la luz de los hombres» (Jn 1,4): no solamente el bautismo, si no también los demás sacramentos pueden ser llamados (como en la Iglesia antigua) photismos, iluminación. Dispensar vida y dar luz a una existencia oscura, es en la Iglesia una misma y única acción.
Hans Urs von Balthasar
LUZ DE LA PALABRA Comentarios a las lecturas dominicales A-B-C
“TRANCADAS” LAS PUERTAS
El evangelista alude a dos situaciones distintas: en primer lugar, al miedo de los discípulos, que se encuentran en una casa con las puertas cerradas, algo más que cerradas, atrancadas (en griego, kekleismenôn); en segundo lugar, a la presencia de Jesús en medio de ellos; el evangelista no se detiene en describir cómo entró el resucitado. Se limita a constatar que «entró, haciéndose presente en medio de ellos». De esta frase no podemos deducir el modo como entró: si por la puerta, una vez abierta por los discípulos, o a través de ella, estando cerrada, como se ha afirmado con frecuencia en la predicación. En todo caso, y mientras no se demuestre lo contrario, hemos de suponer lo primero.
Tomado de Jesús Peláez,
Laotra lectura de los evangelios II, Ciclo C, Ediciones El Almendro,
AQUELLA COMUNIDAD Y LAS NUESTRAS
Cuando se escribe el cuarto Evangelio, en torno al año 100, han cesado las «apariciones pascuales». Y la fe no podía depender de una experiencia como aquellas, que por otro lado, no muchos tuvieron. Aquella comunidad, inmersa en una cultura filosófica griega que exigía comprobaciones, razonamientos, pruebas y evidencias no podía simplemente invitar a «creer» porque otros lo dijeran. Eso podría más bien llamarse «credulidad», o lo que antes se llamaba «la fe del carbonero».
Aquella situación no es muy diferente de la nuestra: No es suficiente «creer» porque nos lo digan otros o nos lo cuenten los evangelios. Pero tampoco podemos aportar pruebas concluyentes sobre aquel acontecimiento de la Resurrección de Jesús. ¿Entonces?
Por una parte hace falta una mínima «confianza» en la veracidad de lo que la Comunidad cristiana nos cuenta (su testimonio). Y por otra parte, necesitamos una experiencia personalde que el Resucitado está vivo y afecta a mi vida. ¿Cómo es esto?
Si la desconfianza y la incredulidad o el rechazo son mi punto de partida… es muy improbable llegar a la fe. Algunas pocas veces ha ocurrido en nuestra historia. Por eso se vuelve indispensable más que las palabras, el testimonio de vida de los actuales seguidores de Jesús, cómo viven, transformados por la presencia del Señor Resucitado. Las lecturas de hoy nos ofrecen claves importantes sobre cómo ha de ser la Comunidad del Resucitado:
§ La cercanía a los «heridos» y crucificados de hoy, «tocar sus llagas» en los sufrientes y crucificados de hoy. Eso que el Papa llama una Iglesia «hospital de campaña», una «Iglesia samaritana», una Iglesia que se va a buscar a los descartados.
§ Una Iglesia comunidad de hermanos que comparten y reparten lo que tienen, y se aman entre sí. El libro de los Hechos de los Apóstoles lo explica suficientemente.
§ Una Iglesia «misericordiosa», que quiere, procura y sabe reconciliar y perdonar; que pone la compasión y la misericordia por encima de las leyes, y al servicio de las personas.
§ Una Iglesia instrumento de Paz (Francisco de Asís), que sabe dialogar, acoger, comprender, acompañar, hacerse presente en los conflictos para tender puentes.
§ Una Iglesia que no se encierra en sí misma, que sale a las periferias, que pone en el centro al Señor, y no a sí misma; que huye del clericalismo para ser Pueblo de Dios, comunidad fraterna y de servicio mutuo. Una Iglesia valiente, en la que no faltan los mártires.
Tomado de Quique Martínez de la Lama-Noriega, cmf
TOMÁS
Parece ser que no formaba parte del grupo de pescadores. Debió tener otro oficio. El nombre de Tomás es arameo, pero siempre se cita con su traducción griega, «Dídimo» (Mellizo). Este dato nos indica que probablemente poseía una formación griega, lo que le haría más dado a reflexionar desde la lógica y el racionalismo que caracterizó al pensamiento helenístico. Por las veces que aparece en el evangelio de Juan, gozaba de un cierto prestigio en el grupo de discípulos por su actitud realista y por la cautela en no aceptar sin más las afirmaciones.
Jesús le tenía en gran estima, puesto que le dedica una aparición en exclusiva a él, mostrándolo como símbolo de lo que podía ocurrir con muchos cristianos de épocas posteriores.
Es muy interesante la expresión que dice Tomás para reconocer a Jesús como Señor Resucitado: «¡Señor mío y Dios mío!» Esta expresión nos ha llegado cargada de resonancias religiosas. Es fácil entender que, tras introducir los dedos en las llagas de las manos y en las heridas del costado, Tomás se convence de que Jesús en persona ha resucitado. Sin embargo esta expresión cumple también una segunda misión: la de afirmar que el único Señor es Jesús. Y esto es así porque la frase puesta en labios de Tomás, es la misma frase con la que exigía ser saludado y reconocido Domiciano, emperador de Roma, atribuyéndose rasgos divinos. Los primeros cristianos, al poner esta frase están reivindicando que el único Señor es Jesús resucitado… y no el emperador. A fin de cuantas los gobernantes -tanto los de antes como los de ahora- siguen siendo hombres y mujeres limitados, aunque los actuales se endiosen manejando los medios de comunicación y las redes sociales. La tradición dice que este apóstol extendió el evangelio en Oriente, concretamente en Madrás (India), donde ya existían comunidades cristianas hacia el siglo II.
La redacción del evangelio trasciende la fi gura histórica de Tomás… Tomás está ahí para que el evangelista subraye una «bienaventuranza» dicha para el futuro: «Dichosos los que crean sin haber visto». Esta frase es una nueva «bienaventuranza» para todos aquellos cristianos que no habían conocido Jesús de Nazareth, y sin embargo creían en él. Unas palabras que tienen honda resonancia en nosotros que hemos creído en Jesús sin haberle conocido físicamente.
Tomado de Tiempo Interior
«DOMINGO II DE PASCUA O DE LA DIVINA MISERICORDIA».
La tercera edición oficial del Misal Romano (año 2002) le da a este domingo el nombre de «Domingo II de Pascua o de la divina misericordia». Lo cual no significa ninguna fiesta nueva, ni ningún cambio en los textos del domingo. Es antigua tradición en diversas liturgias (como en la hispánica) distinguir los domingos con un título que alude a sus contenidos: «el domingo de Lázaro», o «de la samaritana», o «del Buen Pastor». A este mismo domingo otros le llaman «domingo de Tomás». Desde muy antiguo, se le ha llamado también «dominica in albis», porque en Roma, durante toda esta octava, los neófitos conservaban el vestido blanco que habían recibido en el Bautismo de la Noche pascual, y el domingo de la octava se despojaban de él: por eso se llamaba a este domingo «in albis», o sea, «in albis deponendis», «el domingo en que se despojan ya de los vestidos blancos». Por influencia de una santa polaca, Faustina Kowalska, se ha generalizado en Polonia, y después en otras partes, esta «devoción a la divina misericordia». Pero el decreto con que se estableció el nuevo nombre de este domingo, el año 2000, indica claramente que seguimos celebrando la Pascua del Señor, precisamente en su día octavo, y que no cambian los textos bíblicos ni las oraciones de este domingo.
La donación del Espíritu y la misión tienen un contenido muy importante: «a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados» (este es el motivo por el que desde la Iglesia de Polonia se ha pedido que este domingo se llame también «de la misericordia divina»).
Tomado de Aldazabal
A NIVEL DE USUARIO
La tecnología y la informática forman parte de nuestra vida: ordenadores, móviles, tabletas, aplicaciones, altavoces inteligentes… Nos hemos acostumbrado a todo eso y lo utilizamos, pero la gran mayoría de nosotros lo hacemos a nivel de usuario; si tuviéramos que explicar cómo funciona esa tecnología, no sabríamos y, aunque nos lo expliquen, tampoco lo acabamos de comprender. Sin embargo, esa falta de comprensión no significa que rechacemos la tecnología y la informática; al contrario, aunque no la comprendamos, la utilizamos con normalidad en nuestro día a día.
Tomado de ACG
MIRAR A JESÚS
Cierto día, el Cardenal Weisman discutía con un inglés utilitarista sobre la existencia de
Dios. A los argumentos del religioso, respondía el inglés con mucha flema: “No lo veo, no lo veo”.
Entonces, el Cardenal tuvo un rasgo ingenioso. Escribió en un papel la palabra “Dios” y
colocó sobre ella una moneda. Le preguntó:
– ¿Qué ves?
– Una moneda.
– ¿Nada más?
Muy tranquilo, el Cardenal quitó la moneda, y le preguntó de nuevo:
– Y ahora, ¿qué ves?
– Veo a Dios.
– Entonces, ¿qué es lo que te impide ver a Dios?
El inglés se calló como un muerto. El dinero, a veces, nos impide ver a Dios y a Jesús.
Tomado de Parábolas.org
CHISTE
ME LLAMO LIPE
¿Cómo te llamas? Preguntó el cura
- Lipe
¿Lipe de Felipe?
Si padre, Felipe era mi nombre pero me cansé de pedir a Dios hasta que perdí la Fe.
Ahora soy Lipe
POEMA
QUIERO CREER
Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ver
quiero creer.
Te vi, sí, cuando era niño
y en agua me bauticé
y, limpio de culpa vieja,
sin velos te pude ver.
Quiero creer.
Devuélveme aquellas puras
transparencias de aire fiel,
devuélveme aquellas niñas
de aquellos ojos de ayer.
Quiero creer.
Limpia mis ojos cansados,
deslumbrados del cimbel,
lastra de plomo mis párpados
y oscurécemelos bien.
Quiero creer.
Ya todo es sombra y olvido
y abandono de mi ser.
Ponme la venda en los ojos.
Ponme tus manos también.
Quiero creer.
Tú que pusiste en las flores
rocío, y debato miel.
filtra en mis secas pupilas
dos golas, frescas de fe.
Quiero crece
Porque, Señor, yo te he visto
y quiero volverte a ser,
creo en Ti y quiero creer.
Gerardo Diego
Tomado de Motivaciones.org
ORACIÓN
DAME DE TU PAZ, SEÑOR
Aquella que viene del cielo, que es azul y sólida
que me recuerda que es posible un orden nuevo
con unas metas y miras más altas.
DAME DE TU PAZ, SEÑOR
La que nace de un costado
que, traspasado por una lanza,
me enseña que –la paz- es consecuencia
de una vida entregada, con renuncias,
con valor y con un corazón regalándose
DAME DE TU PAZ, SEÑOR
La paz que, en manos traspasadas por clavos,
me insinúa que, la fraternidad,
sólo será posible cuando existan brazos abiertos
ojos que miren con mirada de hermanos
con pisadas que ayuden e indiquen el camino
a la gente que se encuentra perdida.
DAME DE TU PAZ, SEÑOR
No me des la paz que anuncia la televisión
No me des la paz que se confunde con una tregua
No me des la paz en la que siempre pierden los mismos
No me des la paz que orquesta el mundo.
Yo, Señor, quiero tu paz:
La paz que respeta a todos
La paz que nace desde lo más profundo del cielo
La paz que es consecuencia del amor
La paz que es fuente del calor del corazón
La paz que es alegría de tu ser resucitado
DAME DE TU PAZ, SEÑOR
Esa paz que, todavía, muchos no conocen
Esa paz que, algunos, no desean porque les viene grande
Esa paz que, por ser celestial, sólo la puedes ofrecer Tú
desde la cruz y por tu Resurrección
DAME DE TU PAZ, SEÑOR
Tan diferente de la que ofrecen los pacifistas
Tan gigante que deja diminuta a la de la tierra
Tan inalcanzable que sólo Tú la puedes ofrecer
Tan duradera que sólo Dios la puede firmar
Tan necesaria que, por nosotros mismos,
nunca la podremos conquistar
DAME DE TU PAZ, SEÑOR
Y, si no puedes dármela Señor,
reina en mis entrañas
Vive en mi corazón y….sé que entonces
yo seré artífice de tu paz.
Amén.
Javier Leoz
MEDITACIÓN
RAZONES PARA RESUCITAR
Sólo Dios puede crear,
pero nosotros podemos revalorizar lo creado
¡Aleluya!
Sólo Dios puede dar la vida,
pero nosotros podemos transmitirla
y defenderla
¡Aleluya!
Sólo Dios puede dar la fe,
pero nosotros podemos dar testimonio de ella.
¡Aleluya!
Sólo Dios puede infundirnos esperanza,
pero nosotros podemos devolverle confianza.
¡Aleluya!
Sólo Dios puede dar el amor,
pero nosotros podemos demostrárselo
a nuestros hermanos.
¡Aleluya!
Sólo Dios es plenamente alegre,
pero nosotros podemos sonreír.
¡Aleluya!
Sólo Dios puede otorgarnos la paz,
pero nosotros podemos vivir unidos
¡Aleluya!
Sólo Dios puede dar fortaleza,
pero nosotros podemos ser el apoyo y consuelo de muchos
¡Aleluya!
Sólo Dios es el camino,
pero nosotros podemos enseñárselo a otros.
¡Aleluya!
Sólo Dios es la luz,
pero nosotros podemos ser su lámpara
¡Aleluya!
Sólo Dios puede hacer milagros
pero nosotros podemos llevar los cinco panes y dos peces.
¡Aleluya!
Sólo Dios puede hacer lo imposible,
pero nosotros podemos hacer todo lo posible.
¡Aleluya!
Sólo Dios puede bastarse a sí mismo.
pero ha preferido necesitarnos a nosotros
¡Aleluya!
Tomado de Alforjas de Pastoral
CANTO
Aleluya pascual nicomontero
Cree en Mí P. Pedro Pablo Celis