CITA
Marco Aurelio “La ambición es un vicio, pero puede ser madre de la virtud”
Ch. Péguy: “Del mismo modo que los fieles en las procesiones se pasan de mano en mano el agua bendita, así debemos nosotros los fieles pasarnos de corazón a corazón la divina esperanza”.
R. Knox “Quizá hayamos tenido la experiencia de lo que es caminar en la noche y arrastrar los pies durante kilómetros, alargando ávidamente la vista hacia una luz en la lejanía que representa de alguna forma el hogar. ¡Qué difícil resulta apreciar en plena oscuridad las distancias! Lo mismo puede haber un par de kilómetros hasta el lugar de nuestro destino, que unos pocos cientos de metros. Sermón sobre el Adviento, 21-XII-1947.
San Bernardo , Hermanos a vosotros, como a los niños, Dios revela lo que ha ocultado a los sabios y entendidos: los auténticos caminos de la salvación. Meditad en ellos con suma atención. Profundizad en el sentido de este Adviento. Y, sobre todo, fijaos quién es el que viene, de dónde viene y a dónde viene; para qué, cuándo y por dónde viene. Tal curiosidad es buena. La Iglesia universal no celebraría con tanta devoción este Adviento si no contuviera algún gran misterio” Sermón sobre los seis aspectos del Adviento, 1.
San Gregorio Magno, Tened, por tanto, puesta vuestra atención, hermanos carísimos, en aquel día; enmendad la vida, cambiad las costumbres, venced las malas tentaciones resistiéndolas, y castigad con lágrimas los pecados cometidos, porque algún día veréis el advenimiento el eterno Juez tanto más seguros cuanto más prevenís con el temor su severidad. Sobre los Evangelios, Libro I, Homilía I, Ed. BAC, Madrid, 1968, pp. 537-541.
Bonhoeffer “Adviento es como estar sentado en la celda de la prisión. Uno no puede hacer nada. Sólo esperar y rezar porque la liberación tiene que venir de afuera”
Benedicto XVI: Os apremio a llevar una vida digna de nuestro Señor y de vosotros mismos. Hay muchas tentaciones que debéis afrontar cada día -droga, dinero, sexo, pornografía, alcohol- y que el mundo os dice que os darán felicidad, cuando, en verdad, estas cosas son destructivas y crean división. Sólo una cosa permanece: el amor personal de Jesús por cada uno de vosotros. Buscadlo, conocedlo y amadlo, y él os liberará de la esclavitud de la existencia deslumbrante, pero superficial, que propone frecuentemente la sociedad actual. Dejad de lado todo lo que es indigno y descubrid vuestra propia dignidad como hijos de Dios.
Las “obras buenas” son esenciales e inseparables de la oración, como recuerda la oración del primer domingo de Adviento, con la que pedimos al Padre celestial que suscite en nosotros “el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas obras”.
Teresa de Calcuta Dios se ha encarnado en Jesús de Nazaret y esto cambia la historia. También, Dios se encarna en cada uno de nosotros y eso cambia, para bien, nuestra vida: Dios nos libera de nuestro mal y nos capacita para el bien: De nuestra inhumanidad, indignidad e injusticia a la humanidad: honradez, bondad y servicio. Yo tengo que hacer presente a Dios con mi vida y mi palabra. Soy Belén para los demás. Soy adviento para ellos ¿Cómo? Con oración, fe, amor, servicio.
Papa Francisco Sólo el amor llena los vacíos, las vorágines negativas que el mal abre en el corazón y en la historia. Sólo el amor puede hacer esto, y ésta es la alegría de Dios. Jesús es todo misericordia, Jesús es todo amor: es Dios hecho hombre.
San Antonio de Padua “La esperanza es la aceptación de los bienes futuros.”
BENEDICTO XVI, CARTA ENCÍCLICA, SPE SALVI SOBRE LA ESPERANZA CRISTIANA EN LA QUE SE REFIERE A JOSEFINA BAKHITA
“nº 3. Pero ahora se plantea la pregunta: ¿en qué consiste esta esperanza que, en cuanto esperanza, es — redención –? Pues bien, el núcleo de la respuesta se da en el pasaje antes citado de la Carta a los Efesios: antes del encuentro con Cristo, los Efesios estaban sin esperanza, porque estaban en el mundo — sin Dios –. Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza. Para nosotros, que vivimos desde siempre con el concepto cristiano de Dios y nos hemos acostumbrado a él, el tener esperanza, que proviene del encuentro real con este Dios, resulta ya casi imperceptible. El ejemplo de una santa de nuestro tiempo puede en cierta medida ayudarnos a entender lo que significa encontrar por primera vez y realmente a este Dios. Me refiero a la africana Josefina Bakhita, canonizada por el Papa Juan Pablo II. Nació aproximadamente en 1869 –ni ella misma sabía la fecha exacta– en Darfur, Sudán. Cuando tenía nueve años fue secuestrada por traficantes de esclavos, golpeada y vendida cinco veces en los mercados de Sudán. Terminó como esclava al servicio de la madre y la mujer de un general, donde cada día era azotada hasta sangrar; como consecuencia de ello le quedaron 144 cicatrices para el resto de su vida. Por fin, en 1882 fue comprada por un mercader italiano para el cónsul italiano Callisto Legnani que, ante el avance de los mahdistas, volvió a Italia. Aquí, después de los terribles — dueños — de los que había sido propiedad hasta aquel momento, Bakhita llegó a conocer un — dueño — totalmente diferente –que llamó — paron — en el dialecto veneciano que ahora había aprendido–, al Dios vivo, el Dios de Jesucristo. Hasta aquel momento sólo había conocido dueños que la despreciaban y maltrataban o, en el mejor de los casos, la consideraban una esclava útil. Ahora, por el contrario, oía decir que había un — Paron — por encima de todos los dueños, el Señor de todos los señores, y que este Señor es bueno, la bondad en persona. Se enteró de que este Señor también la conocía, que la había creado también a ella; más aún, que la quería. También ella era amada, y precisamente por el « Paron » supremo, ante el cual todos los demás no son más que míseros siervos. Ella era conocida y amada, y era esperada. Incluso más: este Dueño había afrontado personalmente el destino de ser maltratado y ahora la esperaba — a la derecha de Dios Padre –. En este momento tuvo — esperanza –; no sólo la pequeña esperanza de encontrar dueños menos crueles, sino la gran esperanza: yo soy definitivamente amada, suceda lo que suceda; este gran Amor me espera. Por eso mi vida es hermosa. A través del conocimiento de esta esperanza ella fue — redimida », ya no se sentía esclava, sino hija libre de Dios. Entendió lo que Pablo quería decir cuando recordó a los Efesios que antes estaban en el mundo sin esperanza y sin Dios; sin esperanza porque estaban sin Dios. Así, cuando se quiso devolverla a Sudán, Bakhita se negó; no estaba dispuesta a que la separaran de nuevo de su — Paron –. El 9 de enero de 1890 recibió el Bautismo, la Confirmación y la primera Comunión de manos del Patriarca de Venecia. El 8 de diciembre de 1896 hizo los votos en Verona, en la Congregación de las hermanas Canosianas, y desde entonces –junto con sus labores en la sacristía y en la portería del claustro– intentó sobre todo, en varios viajes por Italia, exhortar a la misión: sentía el deber de extender la liberación que había recibido mediante el encuentro con el Dios de Jesucristo; que la debían recibir otros, el mayor número posible de personas. La esperanza que en ella había nacido y la había — redimido — no podía guardársela para sí sola; esta esperanza debía llegar a muchos, llegar a todos.”
CONTO
UN CONSEJO
El eremita, que se hallaba meditando en su cueva del Himalaya, abrió los ojos y descubrió, sentado frente a él, a un inesperado visitante: el abad de un célebre monasterio. ¿Qué deseas?, le preguntó el eremita.
El abad le contó una triste historia. En otro tiempo, su monasterio había sido famoso en todo el mundo occidental, sus celdas estaban llenas de jóvenes novicios y en su iglesia resonaba el armonioso canto de sus monjes. Pero habían llegado malos tiempos: la gente ya no acudía al monasterio a alimentar su espíritu, la avalancha de jóvenes candidatos había cesado y la iglesia se hallaba silenciosa. Sólo quedaban unos pocos monjes que cumplían triste y rutinariamente sus obligaciones.
Lo que el abad quería saber era lo siguiente: «¿Habían cometido algún pecado para que el monasterio se viera en esta situación?» «Sí» – respondió el eremita -, «un pecado de ignorancia».
«¿Y qué pecado puede ser ése?»
«Uno de ustedes es el Mesías disfrazado, y el resto no lo sabe». Y dicho esto, el eremita cerró los ojos y volvió a su meditación.
Durante el penoso viaje de regreso a su monasterio, el abad sentía cómo se desbocaba su corazón al pensar que el Mesías, el ¡mismísimo Mesías!, ya había vuelto a la tierra y había ido a parar justamente en su monasterio.
¿Cómo no había sido capaz de reconocerlo? ¿Y quién podría ser? ¿Acaso el hermano cocinero? ¿El hermano sacristán? ¿El hermano administrador? ¿O sería él, el hermano prior? ¡No, él no! Por desgracia, él tenía demasiados defectos…
Pero resulta que el eremita había hablado de un Mesías «disfrazado». ¿No serían aquellos defectos parte de su disfraz? Bien mirado, todos los monjes del monasterio tenían defectos… ¡Y uno de ellos tenía que ser el Mesías!
Cuando llegó, reunió a los monjes y les contó lo que había averiguado. Los monjes se miraban incrédulos unos a otros: ¿El Mesías, aquí? ¡Increíble! Claro que si estaba disfrazado, entonces, tal vez… ¿Podría ser Fulano? ¿O Mengano? ¿O…?
Una cosa era cierta: si el Mesías estaba allí disfrazado, no era probable que pudieran reconocerlo. De modo que empezaron todos a tratarse con respeto y consideración. «Nunca se sabe», pensaba cada cual para sí cuando trataba con otro monje, «tal vez es éste».
El resultado fue que el monasterio recobró su antiguo ambiente de gozo desbordante. Pronto volvieron a acudir docenas de candidatos pidiendo ser admitidos en la Orden, y en la iglesia volvió a escucharse el jubiloso canto de los monjes, radiantes del espíritu del amor.
«ESTÉN SIEMPRE DESPIERTOS»
San Enrique, hijo del duque de Baviera, había sido educado por San Wolfgango, obispo de Ratisbona. Después de su muerte el obispo le apareció en una visión y le hizo notar unas letras junto a su sepulcro: «Post sex», rezaba en latín, lo que quiere decir: «Después de seis». Creyó el príncipe que dentro de seis días moriría y se dispuso para la muerte. Transcurrieron los seis días, y creyó que el plazo sería de seis meses y continuó preparándose con el ejercicio de las virtudes. Pasados los seis meses, vio que se le alargaba la vida y le ocurrió pensar en un plazo de seis años y no cesó de ejercitarse en la caridad y en la piedad. Al cabo de seis años no le vino la muerte, como pensaba, sino la corona imperial siendo elegido como sucesor del emperador Otón.
El fin del mundo puede suceder en cualquier instante y cuando tengamos que enfrentarlo no será algo terrible sino una corona que nos la tiene preparada Dios. Seis horas, seis días, seis meses, seis años, no importa. Por lo menos no debería importarme. ¿Por qué los primeros cristianos habrán siempre rezado: Mara natha – ven pronto, Señor?
SAN DOMINGO SAVIO
Un grupo de amigos estaba reunido mirando como dosde ellos estaban jugando ajedrez. Uno de los jugadores era san Domingo Savio. Comenzaron a conversar acerca de lo que haría cada uno si supiera que dentro de una hora moriría. Uno dijo:»Me iría a la Iglesia para confesarme». 0tro dijo:»Yo me pondría a rezar». Otro dijo:»Iría rápidamente a mi casa para pedir perdón por mi comportamiento de ayer». Preguntaron a Domingo Savio:»¿Y qué harías tú?» Contestó él:»Seguiría jugando ajedrez.»
YEHUDI MENUHIN
UN gran violinista que tocaba maravillosamente. El mismo cuenta: «Si dejo de ensayar un día, yo mismo me doy cuenta que algo falta cuando toco en un concierto. Si dejo de ensayar dos días, se da cuenta mi mujer. Si dejo de ensayar tres días el público se da cuenta».
LA ESPOSA DEL ASTRONAUTA Y LA IGLESIA
Un día la NASA decidió una misión espacial fuera de los límites de nuestro sistema solar. Una empresa arriesgada y larga que encomendaron al comandante más experimentado que poseía. Cuando se despidió de su mujer y sus hijos, la familia pasó horas ante el televisor viendo como la nave se alejaba de la tierra.
Los niños, pequeños todos ellos, preguntaban continuamente: “¿Cuándo vuelve papá?” Y la madre les respondía: “Vuelve pronto, no os preocupéis”. Al cabo de unos meses, cansada de escuchar siempre la misma pregunta, decidió organizar una fiesta para celebrar la vuelta de papá. Fue la fiesta más grande que los niños recordaban. Tanto que la repitieron con frecuencia. La llamaban “la fiesta de la vuelta de papá”. Pero la inconsciencia de los niños creaba una sensación de angustia en la madre. ¿Cuándo volvería su marido? ¿El mes próximo? ¿Dentro de un año? “La fiesta de papá”, que podía celebrarse en cualquier día del mes y en cualquier mes del año, se le convirtió en una tortura. Hasta que se le ocurrió una idea: “En vez de celebrar la vuelta de papá ‒dijo a los niños‒ vamos a celebrar su cumpleaños. Sabéis qué día nació, así que no me preguntéis más cuándo vamos a celebrar su fiesta.
A la iglesia le ocurrió algo parecido. Al principio hablaba de la pronta vuelta de Jesús, la que menciona el evangelio de este domingo. Pero esa esperanza no se cumplía, y la iglesia pasó de celebrar su última venida a celebrar la primera, el nacimiento. Sin embargo, no ha querido olvidar la estrecha relación entre ambas venidas, y así se explica que encontremos textos tan distintos.
¿DE QUÉ SIRVE TENER OJOS ABIERTOS SI EL CORAZÓN ESTÁ CIEGO?
Érase un príncipe que vivía muy lejos de la casa de su padre y lo echaba mucho, mucho de menos.
Un día recibió una carta de su padre, se alegró muchísimo y la guardó como un tesoro. Pero la alegría y la dicha que la carta le proporcionó no hicieron más que aumentar su deseo de reunirse con él y se decía: Oh, si sólo pudiera tocar su mano! Oh, si extendiera su mano hacia mí, cómo la abrazaría! Besaría sus dedos con devoción, mi padre, mi maestro, mi luz.
Mientras se decía estas cosas un pensamiento iluminó su mente: ¿Acaso no tengo la carta de mi padre escrita de su puño y letra? ¿Acaso no es la letra del rey comparable a su mano?
Y una gran alegría invadió su corazón.
La religión judía y la religión cristiana es la religión de la historia y del tiempo. Dios habló y sigue hablándonos a través de los acontecimientos. Y en la Biblia nosotros podemos oír la voz de Dios.
Escuchar el yo de los hombres es importante, pero escuchar el YO de Dios es indispensable.
Nosotros somos esos hijos de Dios que hemos recibido su carta y que quiere que la leamos porque ilumina no sólo nuestro presente sino también el futuro, el gran final del hombre y de la historia.
PARA PENSAR A. MELLO, un minuto..
«La Iluminación», dijo el Maestro cuando le preguntaron por ella, «es un despertar».
«Ahora mismo estáis dormidos y no lo sabéis».
Y les contó el caso de aquella mujer recién casada que se quejaba de que su marido bebía en exceso.
«Y si sabías que bebía, ¿por qué te casaste con él?», le preguntaron.
« ¡Yo no tenía ni idea de que bebía», dijo la mujer, «hasta que una noche llegó a casa sobrio!»
ANÉCDOTA
Karl Barth, teólogo protestante, tenía en su estudio un cuadro de la crucifixión de Matías Grünewald en el que Juan Bautista señala con su dedo a Jesucristo. Barth, señalando el cuadro, decía a sus visitantes: Yo quiero ser ese dedo. Yo quiero ser un signo que señale la victoria de Cristo.
MIRAR LA CARRETERA
Hay una bonita anécdota citada por Mons. Arthur Tonne aclarando el mensaje del Evangelio de hoy. Hace varios años, un conductor de autobús en Oklahoma alcanzó un récord inusual. En 23 años había conducido un autobús más de 900.000 millas sin un solo accidente. Cuando se le preguntó cómo lo había hecho, dio esta simple respuesta: Observe el camino.
ORACIÓN
Un nuevo Adviento llama a nuestra puerta,
un adviento que es portada
de un año surcado de recuerdos.
Adviento de un hombre que busca;
que ha desencantado muchas cosas,
pero que se siente internamente vacío;
que ha anunciado la muerte de Dios,
para crear nuevos dioses de mentira;
que se embota con objetos de oropel
y ha perdido el sabor de los sencillo…
Adviento de un Dios que nos busca
y sale siempre a nuestro encuentro;
que sigue creyendo en los hombres
a pesar de nuestros olvidos y rechazos;
que hace nacer nuevas esperanzas
de nuestras cenizas y desilusiones;
que siempre empuja a los hombres
a crear justicia y derecho en la tierra.
En un nuevo adviento más,
cargado de recuerdos y memorias,
Dios llama a nuestro corazón;
«Levantaos, alzad la cabeza»;
no oteéis mares desconocidos;
mirad a vuestro interior;
allí hay una riqueza mayor
que la que cargaban las naves de Indias.
«Estad siempre despiertos»;
porque hay una brújula y una estela
que lleva a puertos de esperanza
a pesar de nuestras quiebras y naufragios.
«Se acerca vuestra liberación»;
no buscada con espadas y corazas,
sino con una cruz salvadora
que hermana a hombres de toda raza.
Adviento que nos dice quedamente:
«Levantaos, alzad la cabeza»,
Dios sigue creyendo en el hombre;
el hombre puede navegar hacia Dios.
Timonel: endereza tu rumbo.
Alza la cabeza…
Alza el corazón ….
Javier Gafo
Bendito seas Señor Jesús,
tú que vives por siempre,
porque
durante tu corta ausencia
confías en nosotros.
Dejas en nuestras manos
la inmensa tarea
de un amor vigilante
que no se echa la siesta
cuando hay tanto que hacer.
Esperamos tu venida
con actitud alegre y activa,
sin ansiedad estéril
ni expectación angustiosa.
Ayúdanos a unir,
productivamente,
la esperanza y el esfuerzo
para acelerar el día gozoso
de la llegada de tu reino.
No permitas, Señor,
que se enfríe nuestro corazón,
para que al llegar
nos encuentres
con la manos
en la tarea de amasar
un mundo mejor
y el corazón
ocupado en amar.
Amén
AGRADECENDO O DON DA FE
Ás mulleres haitianas que xa non están, amigas, irmáns, nais, compañeiras, amantes.
Coa esperanza de que a nosa lembranza e os noso pensamentos as acompañen no seu tránsito a esa natureza que respectaron, coidaron e amaron, e en cuxa aperta se foron…
Que as súas savias se unan á terra para que o novo volva agromar…
Á mulleres haitianas que continúan alá, buscando e enterrando os seus mortos e mortas, aos seus fillos e fillas, aos seus compañeiros e compañeiras, aos seus amores, as súa nais e pais, as súas irmás e irmáns, Que a nosa solidariedade as apoie, para que poidan recuperar a harmonía e o equilibrio nas súas vidas…
Que as nosas enerxías cheguen a elas, unidas, cheguen ata elas para que as fortalezan na difícil tarefa de facer que a súa terra, os seus corpos e os seus corazóns, pechen as súas e renazan…
Que as nosas palabras de coraxe as axuden a superar a angustia polo futurodo seu país e se sintan acompañadas polas súas compañeiras feministas de todo o mundo…
A todas elas dicímoslles: Que poden contar co noso compromiso solidario de apoio as súas reivindicacións… para seguir construíndo… Que así sexa…
(Lilian Soto) Tomado de Remol, 1º advento 2021
CANTO
Ven Señor Jesús, Maranathá – Come Lord Jesus, Maranatha https://youtu.be/srCwBJ0-ZY0
Wait for the Lord J. Berthier
https://youtu.be/37k20ZZ9h-A coro
Ven Señor Jesús – HERMANA GLENDA OFICIAL- ( Ap 22,20)