CITA
« Consagrarás al Señor todos los primogénitos».»
(Exodo, 13,12:).
« Ellos sabían que te presentarías a la cita.
Y yo sé que volverás a hacerlo, a SU hora»
S.Son
San Ignacio de Antioquía: Mi nacimiento se acerca… Dejadme abrazar la luz pura. Cuando la habré alcanzado, seré hombre. Carta a los Romanos, 5-7.
Orígenes, Si tú quieres tener en tus brazos a Jesús y ser digno de salir de tu prisión, esfuérzate por dejarte conducir por el Espíritu Santo hasta llegar al templo de Dios. (Homilía 15 sobre el evangelio de San Lucas; PG 13, 1838-1839.).
Egeria, la fiesta de la epifanía, el 14 de febrero, se «celebraba con el mayor gozo, como si fuera la pascua misma»‘.
San Cirilo de Jerusalén, «Anunciamos la venida de Cristo, pero no una sola, sino también una segunda, mucho más majestuosa que la anterior. La primera llevaba consigo un significado de sufrimiento; esta otra, en cambio, llevará la diadema del reino divino» (Catecheses ad illuminandos 15,1-2).
S. Agustín, Mientras que no podías correr a casa del médico, el médico en persona vino a tu casa… Viene, quiere socorrerte, sabe lo que necesitas. (Comentario sobre el libro del profeta Isaías, Lib. 5, t. 5: PG 70, 1351-1358.).
San Sofronio «Ha llegado ya aquella luz verdadera que viniendo a este mundo alumbra a todo hombre. Dejemos, hermanos, que esta luz nos penetre y nos transforme. Ninguno de nosotros ponga obstáculos a esta luz. Imitemos la alegría de Simeón y, como él, cantemos un himno de acción de gracias»
San Elredo de Rievaulx, Es el mejor lugar para el encuentro del Verbo con el alma: se le busca por todas partes, se le reconoce en el templo… «He encontrado al Amado de mi alma» (Ct 3,4). (Sermones inéditos p. 51-52).
San Juan de la Cruz «Cuanto a lo primero, es de saber que, si el alma busca a Dios, mucho más la busca su Amado a ella» (LB 3,28).
Concilio Vaticano II: «él no está lejos de quienes buscan, entre sombras e imágenes, al Dios desconocido, puesto que todos reciben de él la vida, la inspiración y todas las cosas, y el Salvador quiere que todos los hombres se salven» (Lumen gentium 16)
Catecismo, 529 La Presentación de Jesús en el Templo (cf. Lc 2, 22-39) lo muestra como el Primogénito que pertenece al Señor (cf. Ex 13,2.12-13). Con Simeón y Ana, toda la expectación de Israel es la que viene al Encuentro de su Salvador (la tradición bizantina llama así a este acontecimiento). Jesús es reconocido como el Mesías tan esperado, «luz de las naciones» y «gloria de Israel», pero también «signo de contradicción». La espada de dolor predicha a María anuncia otra oblación, perfecta y única, la de la Cruz que dará la salvación que Dios ha preparado «ante todos los pueblos».
San Juan Pablo II Esta fiesta es una gran anticipación de la Pascua. (Roma, 2-2-1994)
Papa Francisco: al Dios de la vida hay que encontrarlo cada día de nuestra existencia (02/02/19)
En este Niño nacido para todos se encuentran el pasado, hecho de memoria y de promesa, y el futuro, lleno de esperanza».( 2 de febrero de 2016).
J. Aragonés Parece que Dios no tiene prisa por venir. Debemos creer y esperar, porque, a pesar de todo, el Señor vendrá y pondrá las cosas en su sitio ().
CONTO
LA SANTIDAD DE LO COTIDIANO
Un campesino muy inculto, de edad avanzada, llegó a las puertas de un monasterio. Cuando le abrieron, se explicó así:
– Amigos monjes, soy un hombre con mucha fe, quiero recibir enseñanzas.
Los monjes hablaron entre sí, al margen del recién llegado. Al comprobar su incultura, pensaron que no estaba capacitado para recibir enseñanzas y, mucho menos, métodos de auto desarrollo, pero como les parecía un hombre de de, le dijeron:
– Mira, buen hombre, te vas a hacer cargo de barrer todos los días el monasterio. Puedes quedarte aquí y tendrás sustento y alojamiento.
Meses después, los monjes comenzaron a ver que cada día el campesino se encontraba más tranquilo, con una sonrisa siempre dibujada en sus labios y un brillo especial en sus ojos. Transmitía verdadero sosiego y se le veía muy contento y equilibrado. Tanto es así que los monjes, extrañados, le preguntaron:
– Buen hombre, parece que en estos meses has sufrido una gran evolución espiritual. ¿Estás practicando algún método especial? Y el hombre les contestó:
– Hermanos, lo único que hago con mucha atención, lucidez y amor, es barrer el monasterio. Pongo toda mi vigilancia y precisión en ello. Pienso que al barrer la basura estoy barriendo de mí los rencores, los engaños, la codicia y el odio. Y pienso además que barriendo estoy más cerca de Dios. Y así cada día soy más feliz.
Tomado de P. Diego Millán
ANÉCDOTA
FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
Llamada Hypapante por los griegos: cuarenta días después de Navidad, Jesús fue llevado al Templo por María y José, y lo que pudo aparecer como cumplimiento de la ley mosaica se convirtió, en realidad, en su encuentro con el pueblo creyente y gozoso. Se manifestó, así, como luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo, Israel (elog. Del Martirologio Romano).
Tomado de Calendario litúrgico
EL BELÉN
En algunos lugares se mantiene la costumbre de tener montado el Belén hasta el día de hoy, y en anteriores domingos hemos dicho que la verdadera Navidad no acaba, porque hemos celebrado al “Dios-con-nosotros”, y la fiesta de hoy nos invita a mantener esa continuidad de la Navidad.
Tomado de ACG
LA FIESTA DE LA CANDELARIA.
Es una fiesta muy antigua, ya atestiguada por aquella monja peregrina, Egeria -probablemente abadesa de un monasterio de Galicia- que acudió en el siglo IV a Tierra Santa y nos describe así la celebración: «El día 4O después de Navidad se celebra aquí con una gran fiesta. Tiene lugar una procesión hasta la iglesia de la Resurrección y van todos con gran orden y alegría, como en la fiesta de Pascua». En la Iglesia oriental la fiesta será llamada «la fiesta del Encuentro», mientras que en occidente será preferentemente una fiesta mariana, la de la Purificación. Pero tanto en oriente como en occidente, es la fiesta en que se bendicen las candelas y se realiza una procesión al amanecer con las luces encendidas. Es la fiesta de la luz, en la que se proclama ese bello himno del anciano Simeón: los cristianos dan gracias a Dios porque «mis ojos han visto a mi Salvador», al que es «luz para alumbrar a las naciones».
Es bonito el viejo nombre de esta fiesta en la Iglesia oriental: la fiesta del Encuentro.
Javier Gafo
Dios A La Vista. Homilías ciclo C.
Madris 1994.Pág. 207 ss
.Tomado de Mercaba
SIMEÓN Y ANA
Simeón aparece como un hombre conducido por el Espíritu Santo (vv. 25.26.27) y, por eso, sus palabras son especialmente reveladoras (vv. 29-32): Jesús es reconocido como el Mesías esperado, «gloria de Israel», pero también «luz y salvación» para todos los hombres. Sin embargo, en el plan de Dios será «ruina y resurrección de Israel», y su misión salvadora, «signo de contradicción» en el que algunos tropezarán. De esta manera se incoan el dolor y el gozo que están presentes y mezclados en toda la vida del Señor. Finalmente, «la espada de dolor predicha a María anuncia otra oblación, perfecta y única, la de la Cruz que dará la salvación que Dios ha preparado “ante todos los pueblos”» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 529). Por el hecho de dirigirse a María, entendemos la participación de la Virgen en el sacrificio de Cristo: «El anuncio de Simeón parece como un segundo anuncio a María, dado que le indica la concreta dimensión histórica en la cual el Hijo cumplirá su misión, es decir en la incomprensión y en el dolor. Si por un lado, este anuncio confirma su fe en el cumplimiento de las promesas divinas de la salvación, por otro, le revela también que deberá vivir en el sufrimiento su obediencia de fe al lado del Salvador que sufre, y que su maternidad será oscura y dolorosa» (Juan Pablo II, Redemptoris Mater, n. 16). La Virgen y San José se admiraban (v. 33) al descubrir nuevos aspectos del misterio de su Hijo. Comprenden más claramente que Jesús no sólo es la gloria de su pueblo, sino la salvación de toda la humanidad.
El testimonio de Ana (vv. 36-38) es muy parecido al de Simeón. Si Simeón esperaba la consolación de Israel (v. 25), Ana esperaba la redención de Jerusalén (v. 38). De esto resulta que el nacimiento de Cristo ha sido manifestado por tres clases de testigos y de tres modos distintos: primero, por los ángeles que lo anuncian; segundo, por los pastores tras la aparición de los ángeles; y, en tercer lugar, por Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo. Así pues, quien como Simeón y Ana persevera en la piedad y en el servicio a Dios se convierte en instrumento apto del Espíritu Santo para dar a conocer a Cristo a los demás.
En tiempos de Jesús se mantenía una tradición (cfr Flavio Josefo, Antiquitates iudaicae 2,9,6; 5,4,10; Filón, De vita Mosis 5,10,4) que afirmaba de algunos personajes, como Moisés o Samuel, una inteligencia asombrosa ya en su niñez. El evangelista afirma aquí las dotes de Jesús, aunque enseguida (cfr 2,49) hará ver que Jesús es mucho más grande que esos personajes. San Beda explicaba así este texto: «Nuestro señor Jesucristo en cuanto niño, es decir, revestido de la fragilidad de la naturaleza humana, debía crecer y robustecerse; pero en cuanto Verbo eterno de Dios no necesitaba fortalecerse ni crecer. De donde muy bien se le describe lleno de sabiduría y de gracia» (In Lucae Evangelium, ad loc.).
Tomado de Biblia de Navarra
Tal día como hoy del año del año 962, en Roma, el papa Juan XII coronó a Otón I como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
La coronación del emperador Otón I en Roma por el papa Juan XII fue el principio de una de las etapas más importantes de la historia de Occidente: la estrecha unión del Imperio y del Papado. En el año 960, ante la amenaza que representaba Berengario de Ivrea y su hijo Adalberto, cuyas tropas avanzaban por la Península Itálica, el papa Juan XII y los príncipes italianos llamaron en su socorro a Otón I de Alemania, que ha pasado a la historia con el calificativo de Grande. El rey alemán, sintiéndose como un nuevo Carlomagno, se dirigió a Italia para ayudar al Papa. Venció a Berengario y entró victorioso en Roma. En la Ciudad Eterna, juntamente con su esposa Adelaida, recibió la corona imperial que, desde entonces ceñirían siempre en sus frentes los reyes alemanes. De este modo quedó restaurado el imperio de Carlomagno, el Santo Imperio Romano, como se le llamaría en el siglo XIII, antes de adoptar en el XIV su nombre definitivo de Sacro Imperio Romano Germánico.
Tomado de Anécdotas y catequesis
CHISTE
DAÑO AL CAER
Una vez el Papa Juan Pablo I relató un cuento sobre un albañil irlandés. Como muchos cuentos de Irlanda, empieza con tragedia pero termina con humor. La tragedia es que el albañil se cae de un andamio y se rompe las piernas. Conducido al hospital, una enfermera religiosa le dice, «Pobrecito. Te has hecho daño al caer.
El albañil responde, «No, Madre, no ha sido al caer, ha sido al llegar a la tierra cuando me he hecho daño.»
Tomado de Padre Felipe Bloom
POEMA
CUANDO NO HAY MÁS QUE AMOR,
Cuando no hay más que amor,
como único pan,
como único afán,
como única flor.
Cuando no hay más que amor
para hacer estallar
y llenar de alegría
cada hora y cada día.
Cuando no hay más que amor
para cumplir promesas,
sin tener más riqueza
que esperar con valor.
Cuando no hay más que amor
para ser centinela
de las calles más feas
y vestirlas de sol.
Cuando no hay más que amor,
como única sed,
como único don…
Cuando no hay más que amor
para cubrir mañana
vagabundos y pobres
con un traje de gala.
Cuando no hay más que amor
para abrir el camino
y forzar el destino
en cualquier ocasión.
Así
habrá que forjar
nuestro mundo y luchar
sin tener nada más
que la fuerza de amar.
Nacha-Guevara
Tomado de Mercaba
MEDITACIÓN
RESPIRACIÓN ASIDUA DE SIMEÓN Y ANA.
Simeón y Ana, de sábado en sábado, como todos los judíos, se iban apropiando de la Torah, con el sentido original de “agarrar” (cf. Nm 13; Sal 37), ya que la escucha de la Palabra de Dios no era pasiva. Suponía abrir la ventana de la vida, escuchar atentos la abundancia de mensajes en todos los ritos y celebraciones, aspirar el perfume que de Dios traía el Shabbat1, apropiárselos, y así durante los tres primeros días de la semana volver a “recordar” este aroma, que evocaba a Dios, y durante los tres días siguientes “aspirar” el perfume que se acerca, porque pronto de nuevo llegaba el Shabbat. De este modo, el Shabbat proporcionaba una respiración diferente para toda la semana, que incidía en la relación con los demás. Esta era la respiración asidua de Simeón y Ana.
Tomado de Vida religiosa
CANTO
Carlos Seoane TIENES QUE ENCENDER UNA LUZ
Christe lux mundi Taizé