CITA
Cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo
Confucio
« Del “¡Venid!” al “Id”»
S.Son
San Agustín: “Él no abandonó el cielo al bajar hasta nosotros, ni tampoco se alejó de nosotros cuando de nuevo subió al cielo” (Raniero Cantalamessa, La Palabra y la Vida-Ciclo B , Ed. Claretiana, Bs. As., 1994, Pág. 124-127).
«Aquí la esperanza, allí la realidad».
«Cumplimos lo que nos mandaste, danos lo que nos
San Gregorio de Nisa «El que por nosotros se hizo hombre, siendo el Hijo único, quiere hacernos hermanos suyos y, para ello, hace llegar hasta el Padre verdadero su propia humanidad, llevando en ella consigo a todos los de su misma raza»
Doroteo de Gaza, Los santos, cuanto más se aproximan a Dios, tanto más pecadores se sienten.
Isaac de Nínive: La humildad es el adorno de Dios.
Juan Taulero, Aunque todos los maestros hayan muerto y todos los libros quemados, encontraremos siempre, en su vida santa, una enseñanza suficiente, porque él mismo es el camino y no otro (Jn 14,6). Sigámoslo pues. (Sermón 20, 3º para la Ascensión )
San Juan de la Cruz, «para alcanzar las peticiones que tenemos en nuestro corazón, no hay mejor medio que poner la fuerza de nuestra oración en aquella cosa que es más gusto de Dios; porque entonces no sólo dará lo que le pedimos, que es la salvación, sino aun lo que él ve que nos conviene y nos es bueno, aunque no se lo pidamos» (Subida del Monte Carmelo Libro III, cap. 44, 2, Roma 1991, 335).
San J. Escrivá De Balaguer, Hay que difundir las maravillas del Señor. Es necesario que llegue a todas partes la verdad de Dios: con la prensa y con otras publicaciones, con el cine, la radio y la televisión… Y esto es una labor vuestra ().
Concilio Vaticano II: «La Iglesia peregrinante es, por naturaleza, misionera, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu Santo, según el propósito de Dios Padre» (Ad gentes, 2).
«El Evangelio es, en todos los tiempos, el principio de toda su vida para la Iglesia». (G. S., nº. 16).
Catecismo, 659 «Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al Cielo y se sentó a la diestra de Dios» (Mc 16, 19). El Cuerpo de Cristo fue glorificado desde el instante de su Resurrección como lo prueban las propiedades nuevas y sobrenaturales, de las que desde entonces su cuerpo disfruta para siempre (cf. Lc 24, 31; Jn 20, 19. 26). Pero durante los cuarenta días en los que él come y bebe familiarmente con sus discípulos (cf. Hch 10, 41) y les instruye sobre el Reino (cf. Hch 1, 3), su gloria aún queda velada bajo los rasgos de una humanidad ordinaria (cf. Mc 16,12; Lc 24, 15; Jn 20, 14-15; 21, 4). La última aparición de Jesús termina con la entrada irreversible de su humanidad en la gloria divina simbolizada por la nube (cf. Hch 1, 9; cf. también Lc 9, 34-35; Ex 13, 22) y por el cielo (cf. Lc 24, 51) donde él se sienta para siempre a la derecha de Dios (cf. Mc 16, 19; Hch 2, 33; 7, 56; cf. también Sal 110, 1). Sólo de manera completamente excepcional y única, se muestra a Pablo «como un abortivo» (1 Co 15, 8) en una última aparición que constituye a éste en apóstol (cf. 1 Co 9, 1; Ga 1, 16).
663 Cristo, desde entonces, está sentado a la derecha del Padre: «Por derecha del Padre entendemos la gloria y el honor de la divinidad, donde el que existía como Hijo de Dios antes de todos los siglos como Dios y consubstancial al Padre, está sentado corporalmente después de que se encarnó y de que su carne fue glorificada» (San Juan Damasceno, Expositio fidei, 75 [De fide orthodoxa, 4, 2]: PG 94, 1104).
Pablo VI «El hombre actual escucha a los que dan testimonio más gustosamente que a los maestros, o si escucha a los maestros es porque dan testimonio» (Pablo VI, discurso a los miembros del Consilium de Laicis, 2 de octubre de 1974; AAS 66, 1974, pág. 568; cf. Evangelii nuntiandi, 41; AAS 68, 1976, pág. 31).
San Juan Pablo II Porque somos el Cuerpo de Cristo, tenemos parte en la vida celestial de nuestra cabeza. La Ascensión de Jesús es el triunfo de la humanidad, porque la humanidad está unida a Dios para siempre, y glorificada para siempre en la persona del Hijo de Dios. (Homilía, 3.VI.1984).
En la Ascensión, Jesucristo “sube” a fin de completar todas las cosas: el mundo entero, todas las criaturas, y la historia del hombre. (12-V-1991)
Anunciar y testimoniar a Cristo es la misión de todo bautizado. 4-06-2000
Benedecto XVI “El «cielo», la palabra cielo no indica un lugar sobre las estrellas, sino algo mucho más osado y sublime: indica a Cristo mismo, la Persona divina que acoge plenamente y para siempre a la humanidad, Aquel en quien Dios y el hombre están inseparablemente unidos para siempre. El estar el hombre en Dios es el cielo. Y nosotros nos acercamos al cielo, más aún, entramos en el cielo en la medida en que nos acercamos a Jesús y entramos en comunión con él. Por tanto, la solemnidad de la Ascensión nos invita a una comunión profunda con Jesús muerto y resucitado, invisiblemente presente en la vida de cada uno de nosotros”.
Papa Francisco
Hoy, en este “id” de Jesús, están presentes los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta nueva “salida” misionera. Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar esta llamada: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio. (EG 20)
K. Rahner la llamaba “la fiesta del porvenir del mundo”
Rumi Vacíate de la preocupación. ¿Por qué te quedas en prisión cuando la puerta es tan amplia? Muévete fuera de la maraña del miedo ()
“Estaba muerto, volví a la vida;
sólo lágrimas era, me troqué en risa,
me llegó la fortuna del amor,
y, por su gracia, me hice eterno”.
Máximo Décimo Meridio: «lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad». Película Gladiator
Sobrado, Dentro de unos años, cuando la crisis nos obligue a centrarnos solo en lo esencial, veremos con claridad que nada es más importante hoy para los seguidores de Jesús que volver al Evangelio, a leer, escuchar y compartir los relatos evangélicos. Lo primero es creer en la fuerza regeneradora del Evangelio. Los relatos evangélicos enseñan a vivir la fe, no por obligación sino por atracción. Hacen vivir la vida cristiana, no como deber sino como irradiación y contagio. (Sobrado 2018)
Pagola, El filósofo norteamericano Herbert Marcuse decía que «la esperanza solo se la merecen los que caminan». Yo diría que la esperanza cristiana solo la conocen los que caminan tras los pasos de Jesús. Son ellos quienes pueden «proclamar el evangelio a toda la creación».
Marcos Abollado «¿Es posible cambiar el futuro? Hace falta cierta valentía y alguien que empuje».
APOSTOLADO
El celo apostólico «viene del conocimiento de Jesucristo». SS. Francisco
La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado. Apostolicam actuositatem
No olvidemos nunca que es el Señor el que guía a la Iglesia y hace fecundo nuestro apostolado. SS. Francisco
CONTO
ELEFANTE ATADO
Un día un niño vio cómo un elefante del circo, después de la función, era amarrado con una cadena a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Se asombró de que tan corpulento animal no fuera capaz de liberarse de aquella pequeña estaca, y que de hecho no hiciera el más mínimo esfuerzo por conseguirlo.
Decidió preguntarle al hombre del circo, el cual le respondió: «Es muy sencillo, desde pequeño ha estado amarrado a una estaca como ésa, y como entonces no era capaz de liberarse, ahora no sabe que esa estaca es muy poca cosa para él. Lo único que recuerda es que no podía escaparse y por eso ni siquiera lo intenta».
Tomado de P, Diego Millán
EL CIELO Y EL CUERVO.
Un cuento del Bhagawat Purana:
Una vez volaba un cuervo por el cielo llevando en su pico un torzo de carne. Otros veinte cuervos se pusieron a perseguirle y le atacaron sin piedad.
El cuervo tuvo que acabar por soltar su presa. Entonces, los que le perseguían le dejaron en paz y corrieron, graznando, en pos del trozo de carne.
Y se dijo el cuervo: «¡Que tranquilidad…! Ahora todo el cielo me pertenece».
Decía un monje Zen:
«Cuando se incendió mi casa pude disfrutar por las noches de una visión sin obstáculos de la luna».
Anthony De Mello.
ANÉCDOTA
«FUE ELEVADO»?
El sentido de esta expresión no se comprende a partir de un solo texto, ni siquiera de un solo libro del Nuevo Testamento, sino en la escucha atenta de toda la Sagrada Escritura. En efecto, el uso del verbo «elevar» tiene su origen en el Antiguo Testamento, y se refiere a la toma de posesión de la realeza. Por tanto, la Ascensión de Cristo significa, en primer lugar, la toma de posesión del Hijo del hombre crucificado y resucitado de la realeza de Dios sobre el mundo.
Pero hay un sentido más profundo, que no se percibe en un primer momento. En la página de los Hechos de los Apóstoles se dice ante todo que Jesús «fue elevado» (Hch 1, 9), y luego se añade que «ha sido llevado» (Hch 1, 11). El acontecimiento no se describe como un viaje hacia lo alto, sino como una acción del poder de Dios, que introduce a Jesús en el espacio de la proximidad divina. La presencia de la nube que «lo ocultó a sus ojos» (Hch 1, 9) hace referencia a una antiquísima imagen de la teología del Antiguo Testamento, e inserta el relato de la Ascensión en la historia de Dios con Israel, desde la nube del Sinaí y sobre la tienda de la Alianza en el desierto, hasta la nube luminosa sobre el monte de la Transfiguración. Presentar al Señor envuelto en la nube evoca, en definitiva, el mismo misterio expresado por el simbolismo de «sentarse a la derecha de Dios».
En el Cristo elevado al cielo el ser humano ha entrado de modo inaudito y nuevo en la intimidad de Dios; el hombre encuentra, ya para siempre, espacio en Dios. El «cielo», la palabra cielo no indica un lugar sobre las estrellas, sino algo mucho más osado y sublime: indica a Cristo mismo, la Persona divina que acoge plenamente y para siempre a la humanidad, Aquel en quien Dios y el hombre están inseparablemente unidos para siempre. El estar el hombre en Dios es el cielo. Y nosotros nos acercamos al cielo, más aún, entramos en el cielo en la medida en que nos acercamos a Jesús y entramos en comunión con él. Por tanto, la solemnidad de la Ascensión nos invita a una comunión profunda con Jesús muerto y resucitado, invisiblemente presente en la vida de cada uno de nosotros.
Tomado de Benedicto XVI, Homilía, 24-05-2009
CANCIONES DEL CIELO
Eric Clapton, en su canción Tears in Heaven, canta con un amor paternal enorme a su hijo fallecido: «¿Me tomarías de la mano si te viese en el cielo?/ Más allá de la puerta, hay paz, estoy seguro». Acá la experiencia del cielo hace conectarse al ser humano con aquella persona que lo hace sentirse vivo, pleno, completo.
Led Zeppelin en Stairway to Heaven, termina hablando del cielo en estas palabras: «y si escuchas muy atento,/ la melodía vendrá al fin a ti,/ cuando todos sean uno y uno sean todo».
Tomado de Pastoral sj
LOS CUARENTA DÍAS.
El evangelio de Lucas y los otros evangelistas no dice nada de este período de 40 días entre la resurrección y la ascensión. ¿Por qué lo introduce Lucas en el libro de los Hechos? ¿Qué quiere decirnos? El número 40 se usa en la Biblia para indicar plenitud, sobre todo cuando se refiere a un período de tiempo. El diluvio dura 40 días y 40 noches; la marcha de los israelitas por el desierto, 40 años; el ayuno de Jesús, 40 días… Se podrían citar otros muchos ejemplos. En este caso, lo que pretende decir Lucas es que los discípulos necesitaron más de un día para convencerse de la resurrección de Jesús, y que este se les hizo especialmente presente durante el tiempo que consideró necesario, para terminar también de instruirlos sobre el Reino de Dios.
Tomado de José Luis Sicre
EL QUE CREA SE SALVARÁ
El emperador Aureliano – 213-275 -, favorecía por sus méritos al oficial Mario. Era insigne ya, y de alta graduación. Pensaba ascenderle aún; pero uno de los émulos de Mario, reveló al emperador que Mario, era un cristiano acérrimo
Aureliano llamó al oficial, poniéndole esta disyuntiva: “O renuncias a tu cristianismo para ascenderte; o en caso contrario, morirás. Tienes dos días para elegir”. Mario quedó entre la espada y la pared.
Se presentó más que de prisa al obispo a pedir consejo; fue introducido en el templo. Arrodillado ante el ara. En el altar estaba el Evangelio y la espada del militar. Allí Mario había jurado fidelidad eterna a Dios, el día de su Bautismo.
El obispo le dijo: “Mario, eliges tú”. Sin titubear eligió el Evangelio, prefiriéndolo a la espada. Desde el templo se presentó al emperador; de este a la cárcel; y de aquí al glorioso martirio. Muchos recuerdan y honran a San Mario; al contrincante nadie le recuerda en el mundo
Cuántas veces nos pone la vida en la disyuntiva de Dios o el pecado. Nuestro proceder y obras dan testimonio de lo que somos: si cristianos o todo lo contrario.
(Rosalio Rey Garrido, Anécdotas y reflexiones , Ed. Don Bosco, Bs. As., 1962, n° 69)
TEXTOS CLÁSICOS SOBRE LA SUBIDA AL CIELO
A propósito de Hércules escribe Apolodoro en su Biblioteca Mitológica: “Hércules… se fue al monte Eta, que pertenece a los traquinios, y allí, luego de hacer una pira, subió y ordenó que la encendiesen (…) Mientras se consumía la pira cuenta que una nube se puso debajo, y tronando lo llevó al cielo. Desde entonces alcanzó la inmortalidad…” (II, 159-160).
Suetonio cuenta sobre Augusto: “No faltó tampoco en esta ocasión un antiguo pretor que declaró bajo juramento que había visto que la sombra de Augusto, después de la incineración, subía a los cielos” (Vida de los Doce Césares, Augusto, 100).
Drusila, hermana de Calígula, pero tomada por éste como esposa, murió hacia el año 40. Entonces Calígula consagró a su memoria una estatua de oro en el Foro; mandó que la adorasen con el nombre de Pantea y le tributasen los mismos honores que a Venus. El senador Livio Geminio, que afirmó haber presenciado la subida de Drusila al cielo, recibió en premio un millón de sestercios.
De Alejandro Magno escribe el Pseudo Calístenes: “Mientras decía estas y otras muchas cosas Alejandro, se extendió por el aire la tiniebla y apareció una gran estrella descendente del cielo hasta el mar acompañada por un águila, y la estatua de Babilonia, que llaman de Zeus, se movió. La estrella ascendió de nuevo al cielo y la acompañó el águila. Y al ocultarse la estrella en el cielo, en ese momento se durmió Alejandro en un sueño eterno” (Libro III, 33).
Con respecto a Apolonio de Tiana, cuenta Filóstrato que, según una tradición, fue encadenado en un templo por los guardianes. “Pero él, a medianoche se desató y, tras llamar a quienes lo habían atado, para que no quedara sin testigos su acción, echó a correr hacia las puertas del templo y éstas se abrieron y, al entrar él, las puertas volvieron a su sitio, como si las hubiesen cerrado, y que se oyó un griterío de muchachas que cantaban, y su canto era: Marcha de la tierra, marcha al cielo, marcha” (Vida de Apolonio de Tiana VIII, 30).
Sobre la nube véase también Dionisio de Halicarnaso, Historia antigua de Roma I,77,2: “Y después de decirle esto, [el dios] se envolvió en una nube y, elevándose de la tierra, fue transportado hacia arriba por el aire”.
José Luis Sicre
CHISTE
ID AL MUNDO ENTERO
Un padre que daba una misión en una pequeña parroquia. La congregación participaba con entusiasmo, especialmente un hombre en el primer banco. El primero habló en contra de todos los pecados sexuales: el adulterio, la fornicación, la pornografía. Y cada vez el hombre decía, «Bien dicho, padre.» Luego predicó en contra de ellos que van a los casinos para malgastar el dinero familiar en juegos. Otra vez, «bien dicho, padre.» Finalmente el sacerdote habló de los peligros de alcohol, como destruye a muchas personas y les abre a todos los otros pecados. El hombre se calló. Finalmente se paró y gritó, «Basta, padre. Ahora está imponiendo.»
Tomado de Padre Felipe Bloom
POEMA
LA ODA A LA ASCENSIÓN
“¿Y dejas, Pastor santo,
tu grey en este valle hondo, escuro,
con soledad y llanto;
y tú, rompiendo el puro
aire, ¿te vas al inmortal seguro?
Los antes bienhadados,
y los agora tristes y afligidos,
a tus pechos criados,
de ti desposeídos,
¿a dó convertirán ya sus sentidos?
¿Qué mirarán los ojos
que vieron de tu rostro la hermosura,
que no les sea enojos?
Quien oyó tu dulzura,
¿qué no tendrá por sordo y desventura?
Aqueste mar turbado,
¿quién le pondrá ya freno? ¿Quién concierto
al viento fiero, airado?
Estando tú encubierto,
¿qué norte guiará la nave al puerto?
¡Ay!, nube, envidiosa
aun deste breve gozo, ¿qué te aquejas?
¿Dó vuelas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!”
Fray Luis de León, Oda XVIII
ORACIÓN
FELICITACIÓN
Enhorabuena, Señor, por tu triunfo.
Has ascendido y eres lo más alto que existe.
Has batido el record absoluto
de amor a la humanidad.
También a mí me gusta el triunfo,
el hacer carrera y el éxito,
pero soy muy diferente a Ti.
Cuando yo gano, otros pierden.
Cuando ganas Tú, ganamos todos.
Lo mío suele ser un éxito
frente a otros hombres.
Lo tuyo es una victoria para todos los hombres.
Enséñame, Señor, a no subir a costa de los demás.
Enséñame a servir a todos deportivamente.
Mercaba
ID AL MUNDO ENTERO
En aquel momento éramos once.
Porque el Señor
siempre nos dejó la posibilidad de no creer.
De equivocarnos.
De irnos a otra parte.
Sin Él.
Pero los que quedamos
comenzamos a sentir mucha alegría,
como si todo se llenase de una luz nueva.
Como cuando el sol da de lleno en las fachadas
y llena de destellos el mar y el río.
La vida parecía tener otro sentido,
en cualquier parte el mismo:
reconocerlo a Él, darlo a conocer.
Bautizar.
Con agua y con palabras,
con lo mismo que habíamos sido bautizados
y seguíamos siendo bautizados cada día.
Lo que parecía que toda la vida
estaría gritando y royendo por dentro
de repente se callaba,
enmudecía,
se sometía a algo más poderoso que él.
A veces
nos poníamos a hablar
y no podíamos reconocernos.
Ni siquiera hacía falta pensarlo mucho,
sencillamente pasaba:
una nueva palabra,
menos quejosa, con más vida.
Ya no chirriábamos.
Podíamos mirar de frente nuestros miedos,
detener su deriva incontrolable.
Veíamos cómo se hacían cada vez más pequeños,
se deshinchaban hasta poderlos mirar con ternura,
desprovistos de su dinamita.
Ahora, vivir era más fácil,
más ligero.
Él llevaba la mayor parte de la carga
y nosotros, liberados, liberábamos.
Carlos Maza, SJ
MEDITACIÓN
Hoy nos fijamos en la meta a la que Jesús llegó,
que es, al mismo tiempo, el punto del que partió.
Todos hemos salido del Padre
y hemos llegado al mundo.
Todos tenemos que dejar el mundo y volver al Padre.
Ese Padre está en lo más hondo de nuestro ser.
Si me empeño en buscarlo en otra parte,
encontraré al ídolo.
Fray Marcos
CANTO
Alma Misionera (En Vivo) – Verónica Sanfilippo, Agustina Baro
https://youtu.be/sNYI9ksztC0 Athenas