Algo + no 6º Dom de Pascua

CITA

S. Juan Pablo II Muchos se encierran en sí mismos porque piensan que Cristo es una amenaza para su propia libertad, un estorbo en la ansiosa búsqueda de la felicidad; nosotros sabemos, en cambio, que el único camino para ser verdaderamente libres y plenamente felices, ahora y toda la eternidad, es abrir las puertas del corazón a Cristo

Rainiero Cantalamessa “Enseña a un niño un juguete y le verás lanzarse para agarrarlo. ¿Qué le empuja? Nadie; es atraído por el objeto de su deseo. Enseña un Bien a un alma sedienta de verdad y se lanzará hacia él. ¿Quién la empuja? Nadie; es atraída por su deseo”.Homilía 21-05-2006

ANÉCDOTA

Cuenta John Jewell que su médico, un judío, se divierte haciendo bromas sobre sus respectivas religiones. En una de sus visitas le preguntó: ¿Sabe cuál es el pecado imperdonable?

Según algunas interpretaciones, le dijo, es la blasfemia contra el Espíritu Santo.

No. El pecado imperdonable es amar a todos.

Eso no me parece un pecado, le contestó John.

Lo es, insistió. Si un judío ama a un árabe, para muchos judíos eso es imperdonable, si un comunista ama a un capitalista es imperdonable… No, en la mayoría de los sitios y para la mayoría de las personas no está bien visto ni es aceptable amar a todos.

Hace algunos años, en las olimpíadas para personas con discapacidad de Seattle, también llamadas Olimpíadas especiales, nueve participantes, todos con deficiencia mental, se alinearon para la salida de la carrera de los cien metros planos.

A la señal, todos partieron, no exactamente disparados, pero con deseos de dar lo mejor de sí, terminar la carrera y ganar el premio. Todos, excepto un muchacho, que tropezó en el piso, cayó y rodando comenzó a llorar…Los otros ocho escucharon el llanto, disminuyeron el paso y miraron hacia atrás. Vieron al muchacho en el suelo, se detuvieron y regresaron… ¡Todos!

Una de las muchachas, con síndrome de Down, se arrodilló, le dio un beso y le dijo: «Listo, ahora vas a ganar». Y todos, los nueve competidores entrelazaron los brazos y caminaron juntos hasta la línea de llegada.

El estadio entero se puso de pie y en ese momento no había un solo par de ojos secos. Los aplausos duraron largos minutos, las personas que estaban allí aquel día, repiten y repiten esa historia hasta hoy.

Juan Camilo López

CANTO

TU ME HACES TAN FELIZ Marcos Witt

Nacimos para amarnos EROS RAMAZOTTI

Amarte a ti Señor CRISTOBAL FONES

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